𝙷𝚊𝚒𝚝𝚊𝚗𝚒 𝚁𝚒𝚗𝚍ō

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Female Reader

Era triste ver a una niña pequeña esperando en la puerta de un burdel a que su padre saliera para llevarla a casa. Pero era aún más triste ser esa niña.

Una vez a la semana debía pasar un día con mi padre por la custodia que sentenció el juez después del divorcio de mis padres.
Él no quería pasar tiempo conmigo y lo respetaba, yo tampoco quería pasar tiempo con él.

Algunos días veía por allí a un niño de mi edad y bastante alto. Escuchando algunas de sus conversaciones descubrí que había sido criado en el burdel.

Lo vi como un ejemplo a seguir. Era fuerte, no le importaba lo que los demás pensaran y por lo que vi, podría decir que sabía cuidar muy bien de sus amigos.

Así que poco a poco asemejé mi personalidad a la suya. Eso incluía el aspecto.
Obviamente no me rapé la cabeza ni me la tatué como él, pero si vestía algo más holgado y me comportaba algo distinto.

Eso no le gustó mucho a mi madre. Siempre decía que me comportarse como una mujer.
Conforme crecía, aguantaba las ganas de decirle "chúpame esta" e irme.

Mi círculo de amigos también cambió. Prefería a alguien que me aceptara tal cual era y eso me llevó a este momento.

Un amigo iba a entrar a una pandilla y, como yo también quería, estaba cambiando un poco mi aspecto para parecer un chico. Por lo que sabía, no aceptaban chicas en la pandilla.

Vendé mi pecho para ocultarlo y até mi cabello en una cola.
Un par de retoques y mi disfraz parecía convincente.

Sin embargo, la pandilla resultó ser una mierda.
Perdieron en su primer enfrentamiento contra una pandilla emergente llamada Tenjiku.

Ahora estaba en esa pelea, luchando contra un chico enorme, con las manos tatuadas y su flequillo tintado.

—Oi, oi. ¿No te rindes, enano?

—Nunca lo haría —dije con una sonrisa, pasando mis dedos por mi labio, descubriendo que sangraba.

Prácticamente quedábamos él y yo. Algunos de su pandilla estaban mirando, pero el resto de la mía estaban tirados en el suelo o habían huido.

Aguanté casi media hora más contra ese monstruo hasta que me caí e intenté levantarme para seguir, pero otro chico de Tenjiku se metió entre ambos y me tendió la mano. Sus gafas, su pequeña sonrisa y todo en él me daba mala espina.

—Tienes futuro en Tenjiku —me levanté, aún desconfiando un poco—. Soy Kisaki Tetta y con mi ayuda puedes entrar a la pandilla.

En ese momento, un impulso me empujaba a aceptar.

—Por favor, quiero entrar —dije al fin.

Poco después ya me encontraba en la pandilla.
Tenía un miembro que manejaba mucho dinero, así que los uniformes eran caros y nos reuníamos en sitios bastante decentes.

Cómo me habían conocido como un chico, no quería revelar mi identidad. Necesitaba sentirme integrada en un grupo.

Me hice cercana a todos altos cargos, excepto del presidente.
Aunque epecialmente de los hermanos Haitani. Sentía que encajaba con ellos, pero no me atrevía a contarles mi secreto.

Un día fue inevitable.
Tras una pelea, me colé en un callejón para recolocar las vendas de mi pecho y ellos me pillaron.

Nos miramos sin decir nada unos segundos hasta que se dieron la vuelta y esperaron a que saliera del callejón.

—Así que...

—Mentí, me llamo Yamato [Tn] y como habréis notado, soy una mujer.

—Ni me había fijado —bromeó el mayor.

𝙏𝙊𝙆𝙔𝙊 𝙍𝙀𝙑𝙀𝙉𝙂𝙀𝙍𝙎 - ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora