𝙏𝙊𝙆𝙔𝙊 𝙍𝙀𝙑𝙀𝙉𝙂𝙀𝙍𝙎 - ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱ

𝙰𝚔𝚊𝚜𝚑𝚒 𝙷𝚊𝚛𝚞𝚌𝚑𝚒𝚢𝚘-𝙷𝚊𝚒𝚝𝚊𝚗𝚒 𝚁𝚊𝚗-𝙷𝚊𝚒𝚝𝚊𝚗𝚒 𝚁𝚒𝚗𝚍ō

·Bella y sensual - Romeo Santos ft. Nicky Jam & Daddy Yankee·
Parte 1/2
En este OS, rayito mantendrá una relación abierta, si no estás de acuerdo con esta práctica, no estás obligad@ leer. No admito comentarios ofensivos
Male Reader

—Gracias, Ran —sonreí y tomé la taza que me ofrecía.

Era bastante temprano, aunque yo llevaba horas despierto.
Ran había llegado a mi casa hace unos minutos y se ofreció a hacerme un té.

Él se sentó en el sofá a mi lado y acarició mi brazo lentamente.

—No es nada, quería saber cómo estabas.

Se echó hacia atrás y pude observar mejor su cuerpo. Incluso a través de su camiseta se notaban sus músculos y gracias a su camisa de cuello ancho, podía ver su tatuaje en el cuello. El mismo que yo tenía en la cintura. El tatuaje que todos en Bonten tenían.

—Estoy bien, ya me acostumbré a romper con Sanzu... Nuestra relación no es muy estable.

—Aún así, necesitas que alguien te cuide —sonrió y su pendiente brilló por las primeras luces que entraban por la ventana.

Desvié la mirada, sonrojado. Él acarició mi mejilla y, agarrando mi barbilla, hizo que le mirara.
Su rostro se acercaba cada vez más al mío. El corazón se me fue acelerando y quise acabar ya con esa distancia. 

Nuestros labios se fundieron en un beso lento, sin prisa. Sus manos acariciaban mi piel y me hacía suspirar.
Tras unos minutos de intensidad, se separó con una pequeña sonrisa.

—Ya que sé que estás bien, puedo irme —dejó un corto beso en mis labios y se levantó—. Te veo esta noche —sonrió y desapareció por la puerta, dejándome sin palabras.

Decidí no darle muchas vueltas al tema, ya había roto con Sanzu y, aunque sabía que pronto querría volver, solo fue un beso.

A la noche, me vestí bien para la fiesta que reuniría a los ejecutivos de Bonten. Teníamos un reservado en una discoteca famosa del centro de la ciudad y, siendo sincero, necesitaba despejarme un poco.

Al llegar, me encontré a Rindō en nuestra zona reservada, sentado en uno de los sofás, hablando con Koko.

Koko se levantó a penas me senté, excusándose para traer algo de beber.

—¿Cómo estás, [Tn]? —dijo con una pequeña sonrisa.

Sentí su mano sobre mi muslo y lo acarició, acercándose un poco.

—Sé lo qué mi hermano te hizo esta mañana —susurró a mi oído.

—S-solo fue un beso —dije, nervioso.

—Aún así... pienso que es injusto... Que él te tenga entero para él solo —desvió su mirada a mis labios—. Tengo lo que te hace falta para hacerte enloquecer.

Se acercó y dejó un beso salvaje sobre mis labios. Le seguí el ritmo como pude, ya que estaba hambriento de mis labios y no quiso separarse para tomar aire. 

Se alejó unos segundos antes de que Koko volviera, con una copa en cada mano.

Charlé un rato con ellos, sintiendo cómo Rindō me devoraba con la mirada, hasta que noté una mano sobre mi muñeca. Antes de que lo pudiera evitar, estaba caminando y veía una ancha espalda tapada con una camisa morada. Sanzu me arrastraba por la discoteca hasta salir de ella, sintiendo el aire frío de la noche.

El callejón que había tras el edificio estaba vacío y no me gustaba estar allí, así que miré a Sanzu con las cejas fruncidas.

—¿Qué pasa?

Me acorraló contra una pared y me besó profundamente. Su lengua se movía ágilmente sobre la mía y se separó unos segundos después, dejando pequeños besos en mi cuello.

—Perdóname —susurró y subió la mirada hacia la mía.

Sonreí y acaricié su nuca, agarrando su cabello.
Le besé de nuevo, perdiéndome en nuestro placer.

Pasaron unos meses en los que mi relación con Sanzu fue bien. 
Sin embargo, no pude alejarme de los Haitani. Ambos hermanos sabían que estaba con Sanzu y a la vez me veía con ellos, pero nunca dijeron nada. 

Rindō siempre intentaba llamar mi atención, impresionándome de cualquier forma. Ran me trataba bien, como si fuera tan delicado que tuviera miedo a romperme. Me sorprendió saber que era romántico en el fondo.
Con Sanzu todo fue bien, comenzó a se más sincero en la relación y apenas discutimos.

Este equilibrio solo duró un tiempo, hasta la siguiente fiesta de Bonten.
Esta vez fue en otra discoteca. Rindō me había llevado a una habitación detrás de la cabina del DJ. Había una pequeña cristalera cerca del techo que dejaba pasar las luces parpadeantes de afuera. La música apenas se escuchaba.
Ambos estábamos tumbados en uno de los sofás que había. Él, sobre mí, besaba mi cuello con fiereza.

Me levanté deprisa al ver la puerta abrirse, dejando paso a Sanzu y Ran.

—¿Qué pasa aquí, [Tn]?

Sanzu nos miraba con el ceño fruncido.

—Intenté detenerle —dijo Ran, llegando al sofá y sentándose junto a mí.

—¿Los tres...? ¿Qué significa esto?

Me acerqué a Sanzu y agarré su mano.

—Tenemos que hablar... pero no pierdas el control.

Se dirigió al sofá con una expresión fría y se sentó entre ambos hermanos, extendiendo sus brazos por el respaldo.

—Adelante, explícate.

Me senté en una silla frente a los tres. Al verles mirarme tan fijamente me temblaron las piernas.

—Veo que te cuesta, lindo —dijo Rindō—. Lo que [Tn] quiere decir, Sanzu, es que le gustamos los tres.

—Eso es imposible, él me quiere a mí. Es mi novio, él es mío.

—Tranquilo, eso sonó muy tóxico —advirtió Ran.

—¿Y vosotros os lo compartís? —dijo Sanzu, con un tono irónico.

—Si lo dices así, suena mal.

—Si —admitió Rindou—. Nos turnamos para follar con él, hoy me toca a mí, así que terminemos con esto rápido.

—¡¿Qué mierda dices?!

Yo solo miraba cómo los tres conversaban.

—Uno de nosotros se quedará con él, así que será [Tn] quien decida, ¿no? —dijo Ran, más calmado que los otros dos.

Con cualquiera, gano la lotería —pensé.

—Eso, [Tn]. Dile a este idiota que le dejas y prefieres estar conmigo —dijo Rindō.

—¿Con quién te vas, [Tn]?

Pensé unos segundos. Miré a cada uno a los ojos y apenas me pude contener, me calenté.

—¿Por qué decidir? —pregunté, para sorpresa de los tres hombres.

—¿Qué dijiste? —dijo Sanzu.

—Yo los quiero a los tres, ¿por qué tendría que decidir?

Me miraron confusos, Sanzu estaba algo enfadado.

—Tener una relación abierta es algo normal. Si salgo con los tres, no es necesario que interactuéis entre vosotros.

—¿Y tú podrás acostarte con ellos? —preguntó Sanzu, celoso.

—Si ellos están de acuerdo.

—Por supuesto —dijo Ran.

—No es algo que no hayamos hecho estas últimas semanas —dijo Rindō. recostándose en el sofá.

Sanzu miró receloso a ambos hermanos, pero acabó mirándome y suspirando.

—Mientras siga contigo, me parece bien.

Sonreí y miré a los tres hombres. Mordí mi labio inferior y me emocioné de solo pensar cómo sería una noche con ellos en la cama.