𝙏𝙊𝙆𝙔𝙊 𝙍𝙀𝙑𝙀𝙉𝙂𝙀𝙍𝙎 - ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱ

𝚂𝚑𝚒𝚋𝚊 𝚈𝚞𝚣𝚞𝚑𝚊

Male Reader

Por fin iba a tener mi primer tatuaje.
Había estado esperando desde que tenía quince años, pero mi madre nunca me dejó. Ahora que recién cumplí los dieciocho podía hacerlo.

Fui a un estudio de tatuajes que mis amigos me recomendaron. Apenas entré vi a un chico en el mostrador.
Pedí una cita para que me tatuaran y entonces llegó ella.

—Hola, Yuzuha —saludó el chico, ella le devolvió el saludo con un movimiento de su cabeza.

Yo me quedé sin palabras, era la chica más bonita que había visto.
Tenía en los brazos pequeños tatuajes minimalistas, también sus dedos tenían un par de tatuajes y algunos piercings decoraban sus orejas.

—¿Quieres un tatuaje o un piercing? —me preguntó.

—U-un tatuaje.

Ella agarró el papel que tenía en mis manos, donde estaba el diseño que quería.

—Es genial —sonrió.

—Lo dibujé yo...

—Vaya, tienes talento —su sonrisa no desaparecía, eso me ponía nervioso—. Mañana tengo la tarde libre, ¿te viene bien? —yo asentí—. Perfecto.

Se fue, dejándome aún la sensación de aturdimiento que me había provocado.
Acordé la hora con el chico de recepción y me fui a casa.
Las horas se pasaron muy lentas mientras pensaba que mañana volvería a verla.

Como siempre me pasaba al estar nervioso, salí muy temprano de casa. Aproveché para dar un paseo, solo caminando y escuchando música en mis auriculares, eso me calmó un poco y llegué a tiempo al estudio de tatuajes.

—Hola, Yuzuha vendrá ya mismo, puedes pasar a la sala de atrás.

Asentí y obedecí al chico de recepción.
Había dos salas, pero una estaba vacía así que entré en la otra.
En esa habitación había demasiadas cosas. Las paredes estaban forradas con bocetos de tatuajes y posters. Las mesas estaban ordenadas, pero llenas de sus herramientas.

Me senté en la camilla y ella llegó a los pocos segundos.

—Perdona, llego un poco tarde —se quitó su chaqueta, quedándose en camiseta corta—. ¿Me das tu boceto?

Se lo di y ella salió de nuevo. Llegó unos minutos después con otro papel, algo más claro. Me dio mi boceto y el otro papel lo dejó sobre su mesa.

—¿Dónde lo quieres?

—En el pecho.

—Bien, quítate la camiseta y te pondré esto. Esta tinta se puede quitar, así que si no te gusta dónde lo pongo podemos cambiarlo.

Unos minutos más tarde, ya estaba preparada para comenzar a tatuar. Yo estaba boca arriba sobre la camilla negra y ella estaba al lado, en una silla.

—Soy Yuzuha, por cierto.

—Yo soy [Tn].

—¿Puedo preguntar la historia de tu tatuaje, [Tn]?

—Bueno...

Comencé contando un poco de mi infancia, dónde mi mejor amigo tuvo protagonismo. Siempre estábamos juntos porque nuestros padres también eran amigos. 
Ir al parque era nuestra actividad favorita, pero los días de lluvia nos quedábamos en su casa, dónde jugábamos con sus dragones de juguete. Le encantaban los dragones.

Cuando entramos en secundaria, a él le diagnosticaron cáncer. Yo iba a visitarle al hospital todos los días después de clase.
Hoy en día sigue en el hospital, sigo visitándole cada vez que puedo y le llevo algunos regalos.
Me tatuaré un dragón en su honor, ya quería ver su cara cuando lo viera.

Como yo sabía dibujar bastante bien, dediqué unos años en hacer el dragón perfecto para mi tatuaje.

—Vaya... Es una historia muy bonita.

—Lo es...

—Me aseguraré de que quede perfecto—ella sonrió.

Apoyé mi cabeza en la camilla, intentando calmarme. Haber contado la historia me trajo muchos recuerdos. Al final no pude reprimir algunas lágrimas.

Un poco después, ella sacó otro tema de conversación.

—¿Y estudias algo?

—Voy a entrar a la Facultad de Medicina.

—No me lo esperaba —rio.

—Es lo que mi madre quiere...

—¿Y tú qué quieres?

—Me gustaría dedicarme a algo que se me dé bien... como dibujar.

Unos segundos de silencio antes de que ella me propusiera algo que difícilmente podía rechazar.

—¿Y si trabajas conmigo?

—¿Qué?

—Puedes trabajar aquí haciendo tatuajes.

—No sé tatuar.

—Lo sé, pero hay clientes que vienen sin bocetos. Tú podrías hacerlos.

—No lo sé...

—Piénsatelo. Tampoco es algo fijo, si antes de entrar a la facultad prefieres dejarlo no hay problema.

Yo sí quería aceptar el trabajo, pero mi madre nunca lo permitiría.

—¿Te está doliendo?

—Para nada —contesté.

Una media hora después ya había terminado. Miré el resultado en un espejo que ella me dio.

—Te ha quedado genial —dije.

Ella sonrió mientras se quitaba los guantes.

—Piénsate lo del trabajo, por favor. Me encantaría tenerte por aquí todos los días.

Me sonrojé un poco ante su comentario.
Salí de la tienda, con una nueva idea rondando mi cabeza...

Fui directo a enseñarle el tatuaje a mi amigo en el hospital, él derramó un par de lágrimas mientras me preguntaba si me había dolido.

Pasaron unos días y decidí aceptar su oferta. Trabajar allí me hizo realmente feliz. Por ello, justo cuando iba a empezar la carrera de medicina, me eché para atrás. Me costó una pelea con mi madre, pero decidí estudiar dibujo artístico mientras seguía trabajando con ella.

Ya casi había pasado un año desde que la conocí, habíamos forjado una bonita amistad, pero no podía evitar los sentimientos que sentí por ella desde el minuto uno.
Quise invitarla a salir, así que con la ayuda de Ryū, el chico del mostrador, ideé la cita perfecta para que ella disfrutara. Solo faltaba que ella aceptara.
Sin embargo, en el último momento, me acobardé. Me asustaba estropear nuestra amistad y desistí de mi plan.

Por suerte, Yuzuha se lanzó unos días después, invitándome a cenar. Nunca había estado tan feliz como en aquel momento.