𝙏𝙊𝙆𝙔𝙊 𝙍𝙀𝙑𝙀𝙉𝙂𝙀𝙍𝙎 - ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱ

𝙼𝚒𝚗𝚊𝚖𝚒 𝚃𝚎𝚛𝚊𝚗𝚘

·Olha a explosão - Kevinho·
Female Reader

Después de haber salido de Brasil con la ayuda de South, le debía la vida. 

Cuando mi tío Dino se encargó de la madre de Terano, me dejó a cargo de ella, así cuidaría de mí mientras él enseñaba al pequeño Terano a sobrevivir en las favelas. 

Cuando la asesinaron, él volvió a Japón y me sacó de Brasil. El único inconveniente fue que me arrastró con él al correccional, pero cualquier cosa era mejor que seguir allí.

Hoy al fin saldríamos del reformatorio, aunque a mí me mandaron a uno femenino. Nos comunicábamos con cartas hasta llegar a este día.

Cuando le vi después de tantos años, había cambiado mucho.
Yo recordaba a un preadolescente con personalidad explosiva y rapado. Había crecido desde entonces y se veía más atractivo...

—Oi, tienes pelo —bromeé al verle en la puerta del correccional.

Él sonrió al verme y abrió los brazos para que le abrazara. Antes de eso, le pegué un pequeño puñetazo, algo que hacíamos de críos, encontrándome un abdomen duro y bien formado.

—Has aprovechado el gimnasio del reformatorio, ¿eh? —reí antes de abrazarle.

Me sentí reconfortada en su brazos. Me levantó y dio un par de vueltas en el aire.

—Vamos, tenemos cosas que hacer —dijo con una sonrisa mientras me arrastraba hasta una moto.

—¿De dónde la has sacado? ¿Es robada?

—La conseguí gracias a contactos que he hecho durante estos años, ¿te gusta? —sonreí y asentí.

Me senté tras él y aceleró. Sentí el aire fresco en mi cara, una buena sensación después de unos años encerrada.

Pasamos los siguientes días de un lado a otro, reuniendo gente para la pandilla que iba a formar.
Se avecinaba una nueva era en las pandillas de la zona, se notaba la tensión en las calles.

Por mucho que insistiera, él nunca me aceptaría en su pandilla. Quizá por pena o por miedo, pero no lo haría.

Pasaron unos meses desde nuestra salida y ya teníamos una vida normal, dentro de lo que cabe.

—Vamos, es mi cumple, ¿no me vas a llevar a algún sitio especial?

—No —dijo él con cara seria mientras conducía la moto por las calles de Roppongi.

—Por eso me llevas a un barrio conocido por sus clubes y fiestas, ¿no?

Vi una pequeña sonrisa en su rostro que desapareció cuando llegamos a la puerta de un club nocturno. Había una gran cola de gente esperando a entrar, pero South caminó con seguirdad hacia la entrada. Envió un mensaje y poco después salieron dos chicos de nuestra edad con el cabello tintado, el más bajo llevaba unas gafas redondas.

—Hola, South —sonrió el más alto, abriendo más la puerta para dejarnos pasar—. Recuerda que nos debes una.

—Entiendo, hablemos en un sitio con menos ruido —se giró hacia mí y me dedicó una sonrisa—. Es tu cumpleaños, haz lo que desees, ahora vuelvo.

Los tres se fueron y yo me dirigí a la barra. Pedí cualquier bebida con alcohol y me le bebí entera antes de meterme entre la gente y comenzar a bailar.