𝚁𝚢𝚞𝚐𝚞𝚓𝚒 𝙺𝚎𝚗🔥

9.7K 434 50
                                        

⚠️Smut (sexo explícito)⚠️
⚠️Sumisión y dominación⚠️
Female Reader

Había pasado todo el día provocando a Draken. Lo fastidiaba con roces por encima de la ropa mientras estábamos sentados en una mesa, comiendo helado con nuestros amigos.

—Ya quiero llegar a casa —susurró en mi oído.

—Yo también —respondí.

Siento que su mano se acerca a mi muslo y avanza hasta el interior.

—Quieto, aquí no —dije con una sonrisa, y él me hizo caso.

Poco después, nos despedimos de los chicos y caminamos hacia su casa.
Por el camino, paramos un par de veces para besarnos. Nos traíamos ganas desde hacía días, pero no pudimos hacer nada hasta hoy.

Llegamos al edificio del centro de Shibuya y subimos unas plantas hasta llegar al prostíbulo.
Mientras caminábamos hacia su habitación se escuchaban sonidos indecentes.

Me tumbé en la cama mientras Draken cerraba la puerta con seguro. Estaríamos bastante tiempo y necesitábamos privacidad.

Se dirigió a la estantería junto a su cama y buscó una caja algo grande en la parte más escondida para que sus amigos nunca lo vieran.
Dejó la caja sobre la cama y la abrió.

Sacó un collar de cuero con una cadena y sonreí al verla.
Unos arneses para el torso, unas pinzas para los pezones y algunas cosas más estaban en esa caja.

—Acércate.

Nuestros rostros a milímetros y la tensión sexual comenzó a palparse.
Mis manos pasaron por su cuello y le puse en collar.

—Buen chico —susurré.

Arranqué su camisa y la tiré por la habitación, pasé mis dedos por su abdomen, viendo unas pequeñas marcas que seguían desde la última vez que hicimos esto.
Draken y yo amábamos el BDSM, aunque no lo llevábamos al extremo.

Siempre tuve curiosidad de dominar a alguien en la intimidad y a Draken le atraía la idea de ser dominado.
El destino nos unió y gracias a una charla algo borrachos, descubrimos el secreto.
Desde ese día, el sexo mejoró, y mucho.

Apreté el arnés a su pecho hasta que él me indicó. Lo suficientemente ajustado para producir una sensación de placer.

Le fui tumbando en la cama y me senté sobre su entrepierna.

—¿Ya estás así de duro para mí? —dije con una sonrisa coqueta mientras me movía sobre él, sacándole un par de gemidos.

Cogí el extremo de la cadena y tiré de ella para cortar su gemido.

—Calla —ordené.

Seguí moviéndome sobre él y no pudo soportarlo mucho más, sus manos subieron por mis piernas.

—¿Qué haces? No toques a tu ama sin permiso.

Apartó las manos de inmediato.
Me alargué para coger algo más de la caja.
Pasé el extremo de una fusta por sus pezones antes de pinzarlos con las pequeñas pinzas unidas por una cadena.

—¿Te gusta, hm? —dije al escuchar unos pequeños gemidos.

El asintió, con un pequeño sonrojo y la boca un poco abierta mientras respiraba con dificultad.

—¿Quieres que te toque? —dije, pasando mis dedos por su miembro y él asintió repetidamente—. Entonces pídelo.

—P-por favor...

—Parece que no lo deseas demasiado —dije con un tono de voz rudo.

—Por favor... Quiero que me toques, no pares...

—Me conformaré con eso.

Me quité de arriba suyo y quité sus pantalones, quedando completamente desnudo.

Se quedó sentado en la orilla de la cama cuando tiré del collar de su cuello.
Su miembro apuntando al techo y expulsando líquido preseminal me provocaba demasiado, pero quería jugar algo más.

Pasé la fusta por su abdomen y bajé hasta acariciar su miembro.

—Parece que necesitas atención...

Me acerqué un poco a él y sus manos pasaron por mis muslos lentamente, apretando mis nalgas.

Abofeteé su cara con algo de fuerza y me aparté.

—¿Qué dije antes?

—Lo siento...

Saqué una cuerda de la caja y la até a unos ganchos de la pared y luego me acerqué a él.

—Las manos —dije con un tono severo.

Él obedeció de inmediato.
Tiré de las cuerdas hasta que estiraron sus muñecas, dejándole tumbado en la cama, con la mitad del cuerpo fuera.

Las plantas de sus pies estaban fuertemente apoyadas en el suelo, pero sus piernas temblaban de excitación.

Golpeé el interior de sus muslos con la fusta y tuvo un pequeño espasmo.

Me agaché para lamer la punta de su miembro y le escuché gemir bajo.

—Déjame escucharte.

Otra lamida más y comencé a escuchar sus gimoteos y suspiros.

Su miembro salía y entraba de mi boca sin parar hasta que estuvo a punto de correrse.
Le masturbé con suavidad hasta que un chorro de semen salió despedido y cayó sobre su abdomen.

Me levanté y le miré desde arriba.
Sus manos atadas, su pecho subiendo y bajando mientras recuperaba el aliento, un pequeño sonrojo en sus mejillas, sus pezones algo rojos por la presión y su abdomen manchado de semen y algo de saliva.

—Me encanta cuando eres un desastre para mí —sonreí, acariciando su mejilla.

Cogí un condón y se lo puse para comenzar a introducir si miembro mientras bajaba sobre él.

Quité mi camiseta y acaricié mis pechos frente a él.
Sabía que adoraba tocarlos y veía como sufría por no poder hacerlo.

Estuve bastante tiempo montándole, parando en los momentos justos para alargar el placer.

—Has sido un buen chico, te dejaré follarme hoy —susurré a su oído.

Desaté sus muñecas y me tumbé mientras él se acercaba a mí.

Besó mi intimidad con suavidad y pasó la lengua por ella.
Tiré de la cadena y lo arrastré hacia mis labios.

Me besó con deseo mientras entraba en mí.
Llevé mis manos a la cadena de las pinzas y tiré fuertemente, provocando que pincharan sus pezones por última vez y gimió, alejándose de mi boca.

Su ritmo era torpe pero constante.
Sentía sus músculos temblar bajo mi toque, estaba en su límite.

Gemíamos sin vergüenza, deseábamos llegar al clímax.
Enredé mis dedos en la fría cadena de su cuello y lo acerqué a mis labios mientras apretaba mis paredes alrededor de su falo, llegando al orgasmo.

Él dio una estocada más antes de correrse.

Cayó a mi lado, exhausto, mientras recuperaba el aliento.

—Aún no he terminado contigo —dije, poniéndome de nuevo sobre él.

Pasaron unas horas bastante placenteras hasta que al fin acabamos en la cama, respirando con dificultad y con una capa de sudor cubriendo nuestros cuerpos.

—Descansa un poco, tomaremos una ducha luego —susurré, enredando mis dedos en su pelo mientras él descansaba sobre mi pecho.

𝙏𝙊𝙆𝙔𝙊 𝙍𝙀𝙑𝙀𝙉𝙂𝙀𝙍𝙎 - ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora