𝚃𝚊𝚌𝚑𝚒𝚋𝚊𝚗𝚊 𝙽𝚊𝚘𝚝𝚘

6.8K 548 28
                                    

Este OS no está inspirada en ninguna canción, pero dejo esa rolita
Female Reader

Caminé enfadada hasta la oficina de mi jefa, suspiré antes de entrar.

—¿Me has vuelto a poner en un caso con Tachibana?

—Si —dijo seria, mirándome desde su mesa, luego sonrió—. Os veo muy monos juntos.

—Que mi jefa, quien asigna los casos, sea mi mejor amiga no me hace gracia —dije con el ceño fruncido.

—A trabajar, y suerte con él —dijo con una gran sonrisa.

Me fui y cerré la puerta tras de mí.
Al mirar al frente de nuevo, pude verle caminando hacia mí. Tachibana Naoto me miraba con una expresión molesta.

—Estamos juntos en el caso de-

—Lo sé —dije molesta.

Caminé hasta mi escritorio y él se sentó en a silla junto a mí.

—Es solo un caso de robo, podremos resolverlo cuanto antes —dije tecleando en mi ordenador.

Conseguí la dirección de la persona a la que habían robado y, al llegar a su casa, vimos todo revuelto.

—Lo he dejado todo como estaba cuando llegué —dijo el chico, asustado.

—Bien, ¿podrías revisar el piso mientras le tomo declaración? —le dije al pelinegro.

Cuando terminamos con nuestro deber, volvimos al coche. El pelinegro comenzó a conducir.

—Veo que has intentado ligar con ese chico.

—¿Y por qué te has fijado en eso? ¿Acaso no puedes apartar la mirada de mí?

—Espera un minuto, yo no-

—Estás colado por mí, ¿cierto? —bromeé.

—¡No! Eso no es cierto...

Se quedó unos segundos callado, con un creciente sonrojo en sus mejillas.

Tras indagar un poco más en la investigación, supimos que el caso que teníamos era algo más complicado, se trataba de una organización que robaba por toda la ciudad, además estaba involucrada en las drogas. Para pillarles, nuestra jefa nos sugirió infiltrarnos unos días. Un criminal que logramos arrestar nos ayudó a entrar en la pandilla a cambio de retirar algunos de sus cargos.

—Así que vosotros vais a colaborar con nosotros, ¿eh? —dijo uno de los hombres.

—¿Por qué tan juntitos? ¿Sois pareja? —preguntó una mujer.

—¡Si lo son! —contestó otra mujer.

Todas las personas que hablaban a la vez me abrumaron, sinceramente me quise ir.

—Bueno, en unos días vamos a robar en otra casa, el tipo no nos pagó la última reseña de mercancía, así que nos vengaremos un poco —dijo el jefe, sonriendo mientras fumaba un cigarrillo—. Vosotros ayudaréis entonces, tortolitos.

Me avergoncé un poco, pero asentí.

—Bien, Koji nos ha dicho que sois de fiar, pero aún no sabemos vuestros nombres.

—Soy Nakamura Kotaro y ella es Nakamura Jyro, mi esposa.

Le miré unos segundos, sorprendida, pero en seguida afirmé lo que dije, asintiendo con una sonrisa.

Cuando salimos del lugar de la reunión le pegué un codazo.

—¿Qué haces? ¿Por qué has dicho eso?

—Es solo una tapadera, no tenemos por qué hacer cosas de pareja.

La puerta de abrió y una de las chicas nos miró.

—¿Estáis peleando o algo?

—Si, es que mi novio me cabrea —dije, pellizcando el brazo de Naoto.

—Pero ya lo hemos solucionado.

Ella sonrió y volvió a la habitación.

La investigación avanzó favorablemente y la noche antes del robo, nos citaron a Naoto y a mí en el mismo lugar de la reunión.

—¿Sabes? He estado fantaseando...

—Tachibana, no quiero seguir escuchando.

—No es lo que tú piensas, [Tn] —me reprendió el pelinegro, aún con su atención en la carretera para no provocar un accidente. Los dedos se movieron sobre el volante, estaba nervioso—. Solo digo que no sería tan malo si... empezáramos a salir.

Realmente, eso no es lo que pensaba.
Mis mejillas se tornaron rojas y aparté la mirada de él, viendo la calle a través de la ventanilla del coche.

—¿Qué te hace pensar eso?

—No sé... Solo lo pienso —contestó.

Estaba avergonzado, pero se sentía orgulloso de haber confesado eso.

Llegamos al edificio y antes de bajar, nos colocamos los pinganillos para mantener informados a nuestros compañeros.
Uno de los hombres nos esperaba en la puerta.

—Por aquí.

Le seguimos y esta vez nos guío hasta un gran almacén en la parte trasera del edificio. Allí estaba el jefe, sentado en una de las cajas jugueteando con lago en sus dedos.

—¿Sabéis? Odio que me mientan.

Antes de que pudiéramos reaccionar, nos habían inmovilizado contra el suelo.
Escuché a uno de mis compañeros por el pinganillo, pero no pude responder.

—¿Creían que no me daría cuenta? Lo único real de vosotros es que estáis saliendo.

—Te equivocas —dije, pateando al hombre que estaba sobre mí e intentando alcanzar el arma que escondía en mi pantalón.

Mi cara se encontró de nuevo con el suelo y me quejé.

—¡Suéltenla!

—Es poli, ¿esperas que salga con vida de aquí? —dijo una chica, con un tono divertido.

Levantaron mi cabeza y la estrellaron de nuevo contra el suelo, causándome dolor y un terrible mareo.

—¡[Tn]!

—Estoy bien —susurré.

El jefe se levantó y caminó hacia mí. Puso su pie sobre mi cabeza y sonrió.

—Así que tu nombre es [Tn]... Prefiero el falso —dijo con arrogancia.

Cerré los ojos, pero me obligué a mantenerme despierta.
Unos segundos después, escuché jaleo y el peso desaparecer sobre mí.

Naoto llegó junto a mí e intentó despertarme, pero acabé desmayada sobre sus brazos.

Desperté en un hospital, con apenas luz en la habitación. Aún era de noche.

Me moví un poco y desperté a mi amiga, quien me sonrió.

—Menos mal que estás bien.

Al pasear la vista por la habitación, vi que al otro lado de la cama se encontraba Naoto, con sus brazos como almohadas.

—Él mismo te ha traído aquí.

—¿Qué pasó?

—Tuvimos que intervenir, pero cuando llegamos habías recibido un golpe bastante fuerte en la cabeza. La ambulancia tardaría, entonces Tachibana te trajo al hospital en su coche, nunca lo vi tan desesperado.

Me sonrojé un poco y ella sonrió.
Miré al chico que estaba dormido junto a mí y sonreí con ternura.

𝙏𝙊𝙆𝙔𝙊 𝙍𝙀𝙑𝙀𝙉𝙂𝙀𝙍𝙎 - ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora