𝙏𝙊𝙆𝙔𝙊 𝙍𝙀𝙑𝙀𝙉𝙂𝙀𝙍𝙎 - ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱ

𝚁𝚢𝚞𝚐𝚞𝚓𝚒 𝙺𝚎𝚗🔥

·MONTERO (Call Me By Your Name) - Lil Nas X·
⚠️Smut (sexo explícito)⚠️
Male Reader

Me desperté algo mal, mi cuerpo pesaba y no tenía ganas de levantarme de la cama.

Permanecí tumbado hasta que mi móvil sonó. El tono siguió sonando mientras veía el nombre en la pantalla. 

—Hola, Draken. ¿Todo bien?

—Si, [Tn]. Yo llamaba para...

—Quieres que vaya a visitarte de nuevo, ¿no?

Su respiración se escuchó durante unos segundos al otro lado del teléfono.

—Si, por favor. ¿Te viene bien esta noche?

—Por supuesto, allí estaré.

Colgué el teléfono y me sentí como nuevo de repente.
El resto del día me dediqué a terminar algunas tareas y leer un poco los mangas que me dejó un amigo.

—Me quedaré a dormir en la casa de un amigo.

—Está bien, pásatelo bien —dijo mi madre mientras yo atravesaba la puerta.

Llevaba una mochila al hombro mientras paseaba por las calles de Tokyo. 
Llegué al prostíbulo donde vivía el rubio y subí por el ascensor hasta la planta donde estaba su habitación.
Por el pasillo, algunas chicas se me quedaban mirando.

—¿Quieres pasar un rato conmigo, guapo? —me decía una chica, recargada en el marco de la puerta y con poca ropa.

—No gracias, vengo a visitar a Draken.

—¿El pequeño Ken? Salúdale de mi parte.

Abrí la puerta, esperando verle sonreírme como siempre lo hacía. Y lo hizo.

—Hola, [Tn].

Sonreí y dejé mi mochila en el suelo. Me senté en la cama junto a él.

—¿Cómo va con tu tienda de motos?

—Bien, apenas tengo un par de clientes, por eso sigo viviendo aquí.

—Pero veo que ampliaste tu cuarto.

Era cierto que era algo más grande. Habían algunas estanterías más por su habitación y sus productos para ganar músculo estaban ordenados en una estantería junto a las fotos que tenía con los miembros de la ToMan, aunque ya no existía tal pandilla.
Sus cosas, en general, estaban más ordenadas que de costumbre, ¿quizás porque venía yo?

 —¿Y me has invitado solo para hablar? —me animé a decir.

—La verdad es que no —dijo acercándose a mí.

Desde cerca, pude ver sus ojos oscuros mirarme con deseo.

—Eres muy lindo —dije antes de acortar la distancia que había entre nosotros. Mi lengua se coló en su boca, al igual que mi mano bajo su camiseta—. Estoy aquí para esto, ¿no es así?

No respondió, solo siguió besándome.
Sus labios eran algo expertos y me volvían loco.

Un poco después acabé apoyado sobre mis codos, viendo como me acechaba.
Me sonrió con picardía y acercó sus dedos a mi boca.

Metió dos de ellos y los chupé, simulando una felación.
Él gimió y vio mis movimientos con detenimiento, analizando cada una de mis expresiones.

Movió sus caderas contra mí y nuestras erecciones rozaron.
Gemí contra sus dedos y los sacó volviendo a atacar mis labios.

La razón por la que empezó esto era muy sencilla.
Él se pasaba el día rodeado de chicas en aquel prostíbulo. Él no sentía nada la verlas y pensó que sería porque las veía como su familia.
Sin embargo, era porque sus gustos no eran especialmente solo hacia las mujeres.