𝙏𝙊𝙆𝙔𝙊 𝙍𝙀𝙑𝙀𝙉𝙂𝙀𝙍𝙎 - ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱ

𝙼𝚒𝚝𝚜𝚞𝚢𝚊 𝚃𝚊𝚔𝚊𝚜𝚑𝚒

·Besos en guerra - Morat ft. Juanes·
Male Reader

—No me arrepiento de nada, Yuzuha —confesé a mi hermana, después de una larga charla.

Hace poco había cortado con mi pareja, y precisamente me di cuenta de que no era fácil olvidar todos estos años de relación.
Mitsuya había sido mi primer novio y realmente pienso que el único que tendré, aunque quizá solo exageraba. Aunque sabía que nuestra relación no era un juego, era real y muy sana, acabó deteriorándose.

Yuzuha se acercó y me abrazó, limpiando las lágrimas de mis mejillas antes.

—Sabía que no saldría ileso, el amor siempre duele —susurré y ella me abrazó más fuerte.

—¿Quieres hacer algo para distraerte? —dijo ella después de un tiempo—. No quiero que pases todo el tiempo en casa lamentándote.

—Está bien...

Unos minutos después nos dirigimos a la puerta para salir de casa cuando justo entraba nuestro hermano Taiju. No le aparté la mirada hasta que él la desvío a Yuzuha.

—¿Esa falda no es muy corta, Yuzuha? —preguntó.

—¿Quieres que hablemos de cosas cortas? —contesté, llevándome una mirada asesina por parte de Taiju.

Antes de que pudiera golpearme, nos marchamos.
Supe que Hakkai estaba fuera con su pandilla, así que evité el sitio de su reunión para no encontrarme con Mistuya.

Aún así escuché el rugido característico de su motor cuando salíamos de una tienda.
Unos segundos después pasó por delante de nosotros. Me miró unos segundos y paró.

Hakkai, que montaba con él, se bajó para saludarnos.
Hablamos un poco y unos segundos después se acercó Mitsuya. Mi corazón paró de latir durante un segundo.

—¿Podemos hablar? —me preguntó. Esa era la primera vez que se dirigía a mí desde hacía una semana.

Me encogí de hombros y nos apartamos un poco de mis hermanos.

—¿Cómo estás?

—Ya no tienes que preocuparte por mí, Mitsuya.

—Sabes que lo hago... Siento como terminaron las cosas, pero no me gustaría que dejáramos de ser amigos.

—Está bien, con el tiempo dejaste de sentir lo mismo. Solo... necesito mi espacio, cuando esté mejor hablaré contigo.

—Lo siento —se disculpó de nuevo.

—No... No pidas perdón. No te mentiré, estoy mal, pero podría estar peor.

Él apartó la mirada. Sabía que se sentía culpable.

—En serio, no te preocupes.

Yuzuha me llamó y seguí caminando con ella.
A cada paso que dábamos sentía mi corazón distanciándose más de Mistuya, pero esas cosas pasaban.
No podía esperar que nuestra relación durase para siempre, aunque de verdad lo esperaba.

No fue hasta que la noche empezó a caer cuando decidimos volver a casa.
El camino era tranquilo, no parecía pasar nada fuera de lo normal hasta que llegamos a un gran aparcamiento de un complejo de apartamentos que siempre estaba desierto.
Allí se daba lugar una pelea entre la ToMan y Black Dragons.

Busqué rápidamente a Hakkai con la mirada y lo vi peleando en una de las esquinas, lo más alejado que pudo de Taiju.
Me uní a la pelea junto a Yuzuha sin pensarlo cuando vi que ToMan iba perdiendo.
Pude ver que no estaba toda la pandilla, ninguno de sus altos mandos estaban, solo un par de capitanes y miembros de bajo rango.
Seguro que Black Dragons les hizo una emboscada.

Unos minutos después me di cuenta de quién estaba peleando contra Taiju.

—Vamos, Mitsuya —sonrió mi hermano mayor—, ¿eso es todo lo que tienes?

Él se levantó mientras limpiaba la sangre de sus labios con una sonrisa. Podría estar destrozado, pero si le retaba de esa manera no se rendiría. Incluso sabiendo que iba perdiendo esa batalla no iba a admitir su derrota si Taiju le infravaloraba.

Yo debía ganar al chico que enfrentaba ahora para ayudar a Mitsuya cuanto antes. Apenas se mantenía en pie.
Un par de golpes más y dejé a aquel chico en el suelo para salir corriendo hacia Mitsuya. Llegué justo a tiempo para evitar que se cayera.

—[Tn]...

—Descansa, yo le haré frente.

—No... Él es muy fuerte, puede matarte.

—Tú estás peor —reí—. Déjamelo a mí, podré con él.

—Te prometí que te protegería —susurró, mirando mis labios durante unos segundos.

—Eso fue hace mucho tiempo, Mitsuya —le aparté un poco, miré a Taiju y volví a mirar a Mitsuya cuando noté que agarró mi mano.

Él sonrió, con un par de lágrimas amenazando con salir de sus ojos. Agarró mi mano y besó mis nudillos, que ya estaban algo magullados por la pelea.

—Ten cuidado.

Ese simple beso me mató y me devolvió a la vida a la misma vez. Devolví la mirada a mi hermano, que tronaba su cuello y sus nudillos mientras yo me acercaba a él.

—¿Vas a pelear contra tu propia familia, [Tn]? 

—Si no hubiérais hecho algo tan cobarde como atacar a unos pocos pandilleros, no tendría por qué enfrentarme a ti.

Me acercaba cada vez más a él. Él no retrocedía y yo no me acobardé, incluso teniéndole frente a mí y ver la gran diferencia de altura.

—¿No cambiarás de opinión? No me gustaría mandar a mi hermano al hospital.

—¿Ah, no? Eso no te importaba tanto cuando éramos unos críos.

Él apartó la mirada con una sonrisa y cuando me devolvió la mirada arrugó sus cejas y me golpeó con su puño rápidamente.

—Nunca aprenderás a respetar a tu hermano mayor, ¿verdad?

—No te mereces mi respeto —escupí algo de sangre y apenas me levanté recibí otro golpe.

—No creí que fueras tan débil —dijo agarrando mi pelo y levantando mi cabeza—. Al fin y al cabo solo eres un-

Le interrumpí antes de que acabara la frase cuando agarré su brazo y lo retorcí para intentar tumbarle en el suelo. Al menos logré ponerle de rodillas.
Cuando lo tuve ahí golpeé su rostro con todas mis fuerzas y su cuerpo chocó contra el suelo.

Me levanté rápidamente y preparé los puños. Él solo rio y me miró.

—Vaya...

Las sirenas de la policía comenzaron a sonar y algunos comenzaron a irse.
Un chico pelinegro y otro rubio ayudaron a Taiju a levantarse y le arrastraron para irse.
Yo me di la vuelta y ayudé a algunos miembros de ToMan a huir antes de ser arrestados.

Cuando estuvimos alejados, algunos se sentaron en el suelo para descansar.
Me reuní con mis hermanos, quienes ayudaban a Mitsuya. Este tenía una herida bastante fea en las costillas.

—Te pondrás bien, has tenido heridas peores —le tranquilicé cuando llegué a su lado.

Me miró unos segundos con un pequeño brillo en los ojos. Aparté la mirada y  miré al resto de la ToMan, estaban destrozados.

—Esto no quedará a sí, seguro que querrán terminar lo que empezaron —dijo Hakkai.

—Lo sé —contesté. Solo esperaba que para la próxima se enfrentaran a la pandilla al completo, cosa que no pasó. Aquel día en la Iglesia fue muy intenso.