𝙏𝙊𝙆𝙔𝙊 𝙍𝙀𝙑𝙀𝙉𝙂𝙀𝙍𝙎 - ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱ

𝙰𝚔𝚊𝚜𝚑𝚒 𝚃𝚊𝚔𝚎𝚘𝚖𝚒

·If I would have known - Kyle Hume·
Parte 2/2
Este OS es la segunda parte del capítulo anterior donde Takeomi pide a rayito que se asocie con Bonten
Narra Takeomi
Male Reader

Caminaba por los pasillos de aquella fábrica abandonada, allí es donde hacíamos los trabajos sucios, y hoy me tocaba encargame de un traidor.
Le arrastraba por el suelo mientras escuchaba a Sanzu y Rindō hablar tras de mí.

—¿Y qué hiciste ayer con Itō?—dijo el menor de los Haitani. Un escalofrío me recorrió el cuerpo. Ese era el apellido de [Tn].

—¿Aquel empresario? Se negó a cooperar y le di una paliza de muerte. Kakucho se compadeció de él y le dejó en la puerta del hospital para luego salir huyendo.

Solté el brazo de aquel tipo de inmediato.

—Al menos logramos cambiar su testamento y la empresa se nos entregará a nosotros.

—¿En qué hospital está? —me giré y le pregunté a mi hermano.

—¿Por qué quieres saberlo? Seguramente ya esté en alguna morgue.

—¡¿Dónde está?! —le agarré del traje.

—No me toques —me apartó de un empujón—. No lo sé, pregúntale a Kakucho.

—Encargaos vosotros de este tipo, ahora vuelvo.

Le solté y caminé fuera de allí.
Mientras caminaba hacia mi coche, llamé a Kakucho, quien me dijo en qué hospital le había dejado, aunque algo confundido.

Conduje lo más rápido que pude hasta allí, en recepción pedí el número de habitación y corrí hasta ella.
Paré justo frente a la puerta, no estaba seguro de querer saber lo que me esperaba detrás.
Siempre había visto cómo acababan los tipos que Sanzu torturaba, pero no estaba preparado para ver a [Tn] de esa forma.
Aún así, abrí la puerta lentamente y entré. Él estaba tumbado en la cama, con respiración asistida. Su cara estaba toda golpeada, sus manos estaban vendadas, no quise adivinar qué había hecho Sanzu con ellas.

Me acerqué poco a poco, entonces me di cuenta de que había una doctora allí.

—¿Es un familiar? —me preguntó.

—Soy... un amigo —pasé mi mano por mi rostro y la noté mojada, había derramado algunas lágrimas sin darme cuenta.

—Bien, la hora de visita termina en unos minutos, así que le agradecería que se fuera. El paciente necesita estar tranquilo.

—¿Está dormido? ¿Está bien?

—Le inducimos en coma apenas terminamos de operarle, para que sus células de regeneren más rápido.

—¿Tiene muchos daños?

—Bueno —ella abrió la carpeta que tenía en las manos—, un par de costillas rotas, pulmón e hígado perforados, hemorragia interna, traumatismo craneal, laceraciones en el rostro...

—¿Se pondrá bien? —la interrumpí, no quería seguir escuchando.

—Seré sincera, hay pocas probabilidades de que se recupere del todo, pero lo importante es que él es fuerte. No cualquiera seguiría vivo después de una paliza así.

Le miré unos segundos. Cierto, él era fuerte, se despertaría.

Poco después me fui, no sin antes preguntar el horario de visitas. Iba a estar con él todo el tiempo que pudiera. Escuché que estando en coma puedes oír lo que pasa a tu alrededor, así que quería que supiera que esta vez si estaba ahí, a su lado.