Once

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Miré a mi prima arreglarse frente al espejo y sonreí, era la primera vez que íbamos a salir a un club y ambas estábamos nerviosas. Ella más que yo. No habíamos tardado de volver de Utah y con Justin no había pasado nada más que besos calientes.

Observé su vestido igual al mío, solo que distinto color. Habíamos estado de tiendas y ambas nos habíamos enamorado del mismo. ¿Qué mejor que ir iguales?

Ella apagó la música y me miró. — ¿Bien?

— Perfecta, ¿Nos vamos?

Ella asintió y cogió su bolso. Había contratado a un guardaespaldas, Max, mientras estaba aquí. Así que él, nos recogió y nos llevó al club. Había paparazzis en la puerta y me pregunté si había algún famoso dentro.

— Jamás me acostumbrare a esto —murmuró Carol—, y eso que no es a mí a quien sacan las fotos.

Abrió la puerta y los flashes comenzaron. Se bajó y me arrastre por los asientos para bajar también, ella estaba esperándome y cogí su mano para entrar en el club. Mi nombre salir de sus bocas y los flashes conseguían volverte loca en los cinco segundos que duraba el trayecto del coche al edificio. Max nos cubrió y pudimos entrar.

Nos guiaron a la zona VIP y allí, pudimos pedir de beber lo que quisiéramos. Whisky para las señoritas. La música retumbaba por los altavoces y Carol ya estaba echando un vistazo por si había algún famoso. Me senté y bebí de mi vaso para después coger el móvil.

Justin:
Me gusta el vestido que llevas.

Alissa:
¿Dónde estás?

Justin:
Tu falta de interés en mi
desde que te fuiste de Utah
duele.

Alissa:
No es falta de interés,
Tengo visita en casa.
¿Dónde estás?

Justin:
Búscame.

Alissa:
Lo llevas claro.

Dejé el teléfono y bebí de nuevo de mi vaso viendo como Carol miraba la pista de baile. Me levanté y fui hasta ella.

— ¿Quieres bajar?

— ¿Sola? Ni hablar.

— Bailemos aquí.

— No me gusta esta canción.

Sonreí, a mí tampoco me gustaba. Cuando empezó a sonar una que ambas conocíamos, empezamos a bailar como siempre hacíamos. Nada de bailes sensuales —aunque estuviéramos moviendo nuestras caderas—, las dos bailábamos haciendo muecas, cantando la canción, haciendo movimientos raros y riéndonos, pasándolo bien.

No íbamos a seducir a nadie, solo a disfrutar de la noche, de la compañía que había echado tanto de menos. Era reconocida, por lo tanto, acercarme a gente que no conocía no era factible. No conocía sus intenciones y no iba a ponerme en peligro porque quisiera pasármelo bien. A pesar de estar bebiendo y que el alcohol se subiera a mi cabeza, sabía cuándo parar, y eso había hecho.

El alcohol siempre había pasado con facilidad por mi garganta, dejándome esa dulce sensación en el cuerpo de alegría. El alcohol conseguía que me riera por cualquier cosa tonta, sobre todo cuando vi a Carol bailando frente a mí, intentando seducirme.

Solté una carcajada y ella se puso recta como una vela cuando unas manos se pusieron en su cintura. Pude ver a Justin detrás de ella y mi prima, inmediatamente, se separó, seguramente al borde de un ataque, lo que me hizo volver a reír hasta dolerme el abdomen. Sabía que ella estaba roja ahora mismo, no hacía falta verla a la luz.

Strangers - Justin Bieber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora