Siete II; París

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The Wanted — Warzone

Abro uno de mis ojos con pesadez y jadeo un poco. Vuelvo a cerrar el ojo y me doy la vuelta para seguir durmiendo. Tengo dolor de cabeza y la boca seca.

Abro los ojos y veo las cortinas tapando la claridad que entra por la ventana. Estoy tan cansada que ni siquiera puedo incorporarme para ver dónde estoy.

Un momento.

No sé donde estoy.

Me incorporo con un poco de dificultad y observo la habitación. Llevo una camiseta que no es la mía y cuando huelo su aroma sé perfectamente donde estoy.

Me destapo y pongo los pies en el suelo. Llevo unos calcetines blancos y camino lentamente hasta salir de allí. Cada vez se empieza a iluminar más el pasillo hasta que llego a una sala con grandes ventanales y una cocina americana, donde observo la espalda fornida y desnuda de mi exnovio.

Él se gira y sus ojos azules se posan en mí. — ¿Qué hago aquí? —pregunto.

— Ven a comer algo —da con su mano en la barra de la cocina y me acerco.

Me subo con un poco de dificultad al taburete y me dejo caer encima de la barra porque lo único que quiero ahora es morir.

— Toma.

Abro los ojos, aunque uno está más abierto que otro debido al dolor de cabeza y veo una pastilla y un vaso de agua.

— Gracias —susurro.

Cojo la pastilla y no tardo en tomarmela esperando que eso me siente mejor.

Matt me pone comida en frente y me fijo en la sopa. Aunque no me apetece comer, sé que me va a venir muy bien.

Cojo la cuchara y me incorporo. Empiezo a comer en silencio mientras él me mira.

— ¿Por qué? —pregunta.

— ¿Por qué, qué? —lo miro.

— ¿Por qué has caído en las drogas? ¿Sabes donde te estás metiendo?

— ¿El ladrón dando lecciones de moralidad? No eres el más indicado para regañarme Matt.

— He estado ahí, sé lo que es eso.

— No sabes donde estoy, no puedes opinar.

— Alissa...

— Matt —lo interrumpo—, tengo un dolor de cabeza que me quiero tirar por la ventana.

— No lo tendrías si hubieras actuado con cabeza. ¿Desde cuando?

— ¿Desde cuando qué? —sigo comiendo.

— Desde cuando te drogas.

Lo miro. Él está recostado en la mesa con sus antebrazos. Sus manos están juntas y sus ojos azules me miran con intensidad.

— No es asunto tuyo.

Él deja caer su cabeza hacia delante y después se incorpora, suspirando pesadamente. Observo su pecho con tatuajes. No he tenido oportunidad de verlos porque se los hizo cuando me dejó.

— Pensé que no ibas a caer en esto. Siempre he pensado que eras más fuerte que yo. Estoy... realmente decepcionado.

Me quedo callada y paso la lengua por mis labios. — No eres la primera persona a la que decepciono, Matt. No es nuevo para mí. Gracias por lo de ayer pero no necesito a nadie que cuide de mí.

— Te llevaré al estadio —dice despues de observarme un rato.

Llevo puesta ropa suya y nos dejan entrar ya que se dan cuenta que la estrella de la noche aún no ha llegado.

Strangers - Justin Bieber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora