Trece

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Sonreí ante los flashes de las cámaras, mirando a los lados y con una mano en mi cintura. Sentí tirar de mi vestido y vi a Justin y a su hermano poniéndome bien la cola. Él me miró, sonriendo, y le sonreí de vuelta sintiendo todavía los flashes en mi cara, sobre todo en este momento.

Ellos se pusieron a mi lado y Justin cogió a su hermano en peso, puso su mano en mi cintura y quise tirar de su pelo por ser tan estúpido. Me acerqué a su oído y puse mi mano tapando mi boca. — Te voy a matar. ¿Puedo saber que mierda estás haciendo?

Vi que Justin sonreía más abiertamente y tuve que hacerlo también, aunque a su hermano no se le veía muy feliz de estar aquí. Justin acercó su boca a mi oído.

— Molestarte.

Sonreí como lo estaba haciendo antes y di varios golpecitos en su hombro.

Ellos no tardaron en irse para hacerse las fotos solos y yo no tardé en salir de allí y quitar la sonrisa de mi cara. Estaba tan enfadada que podría echar fuego por las orejas, sin embargo, aguanté con una media sonrisa hasta que me quité de en frente de las cámaras.

Matt había conseguido mi número por medio de mi padre y había tenido que bloquearlo cuando me dijo que era él. ¡Querían una colaboración en francés! ¡Já! Me había negado rotundamente y mi padre había estado dándome un sermón como... "tienes que separar tu vida personal del trabajo"

A pesar de que le dije que no había acabado muy bien con él, me ignoró y me dijo que ni siquiera teníamos que vernos para sacar la jodida canción. Había tirado de mi pelo con los dedos, tanto, que seguramente tendría alguna calva.

Busqué donde estaba el nombre del estúpido chico que había cometido el error de tirarme y llamé a la puerta, esperando que me abriera. Cuando un hombre alto y moreno lo hizo, señalé a Justin. — Tú, conmigo, ahora.

Él se había quitado la chaqueta y mentiría si decía que no le quedaba bien el traje. Iba de negro entero y lo estilizaba mucho, también lo hacía más alto.

Él salió y cerró la puerta. — ¿Qué ocurre? —Lo cogí de la pajarita negra que llevaba y lo acerqué a mí. — Eh, eh, tranquila.

— Me has mentido.

— ¿Qué? ¿En qué te he mentido?

— Me acosté contigo porque pensé que no estabas con nadie.

— No estoy con nadie —frunció el ceño y apreté mi mandíbula.

— He visto una foto besando a la chica rubia.

— ¿Qué chica ru.... ah, Hailey? No estoy con ella.

Golpeé su pecho y él cogió mis muñecas. — No quiero tener problemas, Bieber. No quiero indirectas de gatas en celo que no consiguen tener la atención que quieren de ti.

Alzó una ceja. — Pensé que la chica dura pasaba de las indirectas.

— No soy de hierro. Ojalá tú y todas tus gatas compréis una bolsa de oreo y os vengan las galletas sin crema.

Dicho esto, cogí mi vestido, levantando el largo y caminé con paso decidido para ir a la gala.

Escuché una carcajada de su parte y subí mi dedo de en medio para enseñárselo. Capullo. Odiaba a los hombres, eran tontos y yo no podía con los tontos. Que los odiase no significaba que odiase lo que tenían entre las piernas. Solo quería algo simple, me acostaba con él y se acabó, no quería que todas sus perras estuvieran detrás de mí por los rumores de una relación que no existía.

La rubia había estado poniéndome indirectas en twitter y me había enterado gracias a Carol porque no estaba pendiente de esas mierdas. Me enfadaba, claro que me enfadada, y yo no quería que la gente hablara de mí porque ella estuviese celosa. Había que aprender a no fiarse de nadie y ella lo había hecho, no era mi culpa. No siquiera sabía que se traían esos dos tontos.

Strangers - Justin Bieber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora