Veintiocho [II]

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Sentí el viento en mi rostro y sonreí. Hacía tiempo que no me sentía tan viva y libre. Mi pelo volaba hacia atrás y mis manos iban hacia arriba mientras una canción sonaba en la radio. La típica canción correcta para hacer esto.

— ¡Vas a tragar bichos! —me gritó Steven.

— ¡Voy con la boca cerrada! —escuché una carcajada de su parte y sonreí.

Estábamos en el Sur de California, conduciendo por la carretera con los acantilados al lado. Era jodidamente precioso y apenas habían coches. Habíamos reservado habitación en un hotel con unas vistas maravillosas y sabía que serían unas vacaciones inolvidables.

Me senté de nuevo en el asiento y acomodé mi pelo. Me puse el cinturón y empecé a cantar con Steven, moviendo mis brazos. No pude evitar coger mi teléfono y grabar un video de los dos cantando y bailando.

Llegamos al hotel y no tardé en admirar las vistas del acantilado que teníamos desde el balcón.

— Es una pasada —dije.

— Sí que lo es —Steven se puso a mi lado y observé su perfil—. ¿Nos habrán sacado alguna foto?

— Lo veremos en Instagram pronto. ¿Me ducho primero? —pregunté.

— Vale.

Salí del balcón y me agaché en la maleta para coger la ropa que me pondría después. Saqué lo que iba a ponerme y fui al baño. Cerré la puerta y dejé la ropa encima del lavabo para empezar a desvestirme. Pensé en las entrevistas que me quedaban para promocionar mi single y que pronto saldría el CD. Estaba nerviosa porque no sabía cómo iba a ir. ¿Y si a la gente no le gustaba? ¿Y si decían que mi disco era una porquería? ¿Y si debería tomarme más tiempo para terminarlo?

Tenía un montón de dudas en mi cabeza pero no tenía ninguna respuesta. Mordí mi labio y fui a quitarme el sujetador cuando miré por el espejo para ver a Steven apoyado en el marco de la puerta. Dejé mis manos quietas y lamí mis labios.

Con Steven había sido diferente que con Matthew. Con Matthew fui directamente a la habitación y sin embargo con Steven... nos estábamos conociendo, pasando tiempo juntos. Él me llamaba la atención, mucho, pero sabía que no podía poner más de lo que estaba dando porque él volvería a Maryland a la Universidad y yo seguiría recorriendo el mundo (o eso esperaba).

Steven se acercó a mí y puso sus manos en mi cintura, rodeándome. Era mucho más alto que yo, como la mayoría de las personas, por lo que, si quería besarlo, tenía que ponerme de puntillas para llegar y él agachar su cabeza un poco. Mis labios se unieron con los suyos, ambos sabíamos lo que queríamos, así que me giré para poder besarlo mejor y no tardé en estar entre sus brazos, con mis piernas liadas alrededor de su cintura.

Él nos llevó a la ducha y me agarré fuerte de su cuello para no caerme. Una mano sujetó mi trasero mientras la otra abría el grifo, haciendo que diera un pequeño grito cuando el agua fría cayó encima de nosotros. Steven la niveló y volvió a mis labios.

Él no tardó en estar dentro de mí. Haciendo todo el trabajo porque yo apenas podía moverme. Él me manejaba a su antojo y me gustaba, porque lo hacía bien, lo hacía malditamente bien.

Esa noche cenamos en la habitación y a la mañana siguiente, volvimos a salir para seguir disfrutando de nuestro viaje. Las cámaras nos perseguían y era agobiante, muy agobiante.

— ¿Cómo te sientes al ser acosado? —le pregunté caminando a su lado mientras las cámaras nos apuntaban.

— Incómodo, ¿estoy guapo? No quiero salir feo.

Reí y lo miré. — Está bien, es tu cara, no podemos hacer mucho.

Steven me empujó y reí de nuevo. Él me acercó a su cuerpo y rodeó mis hombros con su brazo mientras empezaban a gritarnos preguntas.

Strangers - Justin Bieber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora