Diez; Brasil

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Sinceramente, esperé encontrarme a Justin al día siguiente a mi lado, pero no estaba. Su lado estaba vacío y frío. Me quedé un momento mirando hacia un punto fijo de la habitación pensando en sí lo de anoche fue correcto.

No lo sabía, pero lo había disfrutado como nunca.

Me levanto y me ducho. Me pongo ropa de deporte y voy a desayunar. Todo ha quedado aclarado entre nosotros y no puedo estar más tranquila, pero algo falta.

Siento que algo falta y no deja que este agusto del todo.

Me hago una coleta y empiezo a comer sola. Todo a mi alrededor está lleno de parejas o incluso familias. Bebo de mi zumo de naranja y él no tarda en sentarse a mi lado, como ayer.

— ¿Ahora eres mi acosador?

— ¿Ese que hace que le pidas más? Sí, creo que sí.

Le doy con mi puño en su hombro y él sonríe. Lleva puesta una camiseta hawaiana roja y un bañador azul. Sus gafas de sol esconden sus ojos y su mano no tarda en estar en mi plato.

Le doy en la palma de su mano pero el coge el trozo de pan.

— Mi comida es mía.

Justin sonríe con la tostada en la boca. — Había olvidado como eras con la comida, aunque estás más delgada.

— Estoy poniéndome en forma.

— ¿En forma? Estabas bien antes.

No, no lo estaba. Lo ignoro y sigo comiendo.

— ¿A qué hora te fuiste? —le pregunto.

— Cuando te quedaste dormida, ¿por qué?

— Podrías haber cerrado las cortinas.

Lo miro y él está sonriendo. — Lo haré la próxima vez.

— No habrá próxima vez.

— ¿Por qué?

— Te lo dije ayer, has pasado de moda.

Justin se quita las gafas y pone toda su atención en mí. — No decías ayer lo mismo.

— Estaba bebida, te aprovechaste que estaba vulnerable.

Él ríe y no puedo evitar aguantar una sonrisa. — Tú estabas deseando eso tanto yo.

— Así que... ¿lo estabas deseando?

— Baja el ego, Alissa —sonrío y bebo del zumo, acabandolo—. ¿Vas a hacer ejercicio ahora? —pregunta.

— Sí, tu también deberías, se te está poniendo cara de bollito.

Justin se ríe. — ¿De bollito? —Justin coge mi mano y la mete dentro de su camiseta—. Estoy muy sexy.

— He tocado abdominales mejores —saco la mano y miro un poco a mi alrededor.

— ¿Puedo hacerte una pregunta?

Asiento. — ¿Por qué decidiste acercarte a mí?

— ¿Perdón? —Justin alza una ceja—. Recuerdo que tú eras el que me invitaste a tu casa.

— Tú me invitaste antes.

— Sí, pero a cenar para subirte el ánimo, caí en tus garras, no tú en las mías.

Justin sonríe y muerde su labio inferior con fuerza. — De acuerdo, caiste en mis garras, ¿por qué esos mensajes con tu padre entonces?

— Él pensaba que eras una mala influencia, ahora parece ser que lo soy yo, como cambian las cosas —chasqueo la lengua.

Strangers - Justin Bieber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora