Veinte; familia

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Abrazo con fuerza a mis abuelos mientras les digo que los he echado mucho de menos, y es que, ahora me siento en casa. Ni siquiera me había sentido bien en París porque lo unico que habíamos hecho tiempo atrás era discutir.

Sabía que era difícil de manejar, pero esta vida también lo era y a veces sentía que todo se estaba escapando de mis manos. Estaba deseando ocupar el sofá y ver la televisión con ellos, ayudar a mi abuela en la cocina y hablar de todo un poco. Quería que mi abuelo me contase batallitas como siempre hacía.

Mi abuelo había estado en el hospital varias veces y una de ellas había cogido las maletas y había ido corriendo para verlo. Había tenido que volverme esa misma noche de nuevo al país en el que estaba porque estaba de gira.

Aunque la gente no lo entendiera. Era un trabajo, mi trabajo. Me pagaban por eso y tenía a miles de personas esperando a que saliera al escenario.

No podía decir que no iba o que me había puesto enferma. A ellos les daba igual qué pasara en mi vida privada. Habían pagado una entrada, un vuelo, un hotel y yo estaba en la obligación de estar ahí. Y siempre había estado.

Había estado muchas veces en la situación de ellos. Solo había dejado sin terminar un concierto, cuando me desmayé en el festival y caí del escenario.

Mi abuelo pone su mano sobre la mía para llamar mi atención y le sonrió poniendo mi otra mano encima de la suya. ¿Estarían orgullosos de mí? ¿Se habrían enterado que había estado drogándome?

— ¿Qué tal con ese chico? —la abuela llama mi atención y la miro.

— ¿Qué chico?

— Tu madre me ha pasado las fotos —sonríe y coge su teléfono.

Miro a mi abuelo y el alza sus cejas con una sonrisa en su rostro. — ¿También las has visto? —le pregunto.

— Por supuesto, no me gustaba Matt. Este es más guapo.

No dudo en soltar una carcajada y mi abuela se levanta para sentarse a mi lado. Veo fotos con Justin que nos han sacado los papparazzis o alguna que yo le envié a mamá hace tiempo

— ¿A que este es más guapo? —pregunta mi abuelo.

— Por supuesto —dice mi abuela—. Tengo aquí este video de cuando te entrevistaron para ese concierto con las modelos.

— Oh, ¡qué día! No me lo recuerdes.

— No lo hiciste mal, estabas espectacular.

Hago una mueca recordando las duras críticas del día después. Decido callarme aunque sé que la abuela sabe más de lo que creo porque mamá se lo cuenta todo.

Carol y Carlos no tardaron en venir a verme y los abrazo cuando les abro la puerta.

— ¡Por fin! —Carlos me tira de la cola— No hay quien te vea.

— Estoy trabajando recorriendo el mundo —le saco la lengua.

— Vaya trabajo más duro —se burla.

Carol me abraza con fuerza y recibo su abrazo apretandola también con fuerza. — Me alegro que estés mejor —dice sin separarse de mi.

— Yo también, lo siento.

Nos separamos.

— No tienes nada de lo que disculparte, son fases por las que tenemos que pasar. Tenemos que ponernos al día.

Y eso hicimos. Ella me contó su relación con Tobías. Lo había conocido en en el camino de Londres a Nueva York cuando fue a verme un día.

Me pareció muy mal que no me hubiese contado que había conocido a un chico guapo, pero yo tampoco le había contado los avances que había tenido con Justin, por lo tanto, estábamos en paz.

Strangers - Justin Bieber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora