Diecinueve: different way [II]

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Abro los ojos y siento los labios de Justin por mi cuerpo. Estoy de lado y no puedo evitar que una pequeña sonrisa aparezca en mi rostro.

— Buenos días —digo aún adormilada.

— Buenos días —él se acerca a mi rostro y me giro para que sus labios den con los míos.

Siento el cuerpo entumecido y cuando él se separa, reparo en que estoy totalmente desnuda todavía. La sábana solo tapa mis piernas y me estiro, haciendo una mueca porque me duele todo el cuerpo.

Justin se levanta, observo que tiene un boxer blanco puesto y su pelo está humedo.

— ¿Qué hora es? —murmuro.

— La hora de desayunar, he pedido tortitas.

— Mmmm...

Alargo mis manos para coger la sábana y tapar mi desnudez. Me incorporo sujetando la sábana contra mi pecho y miro hacia la ventana encogiendo un poco mis piernas en la cama. No tenemos unas buenas vistas y verdaderamente me hubiera gustado tenerlas. Siempre intentaba que me dieran una habitación así si no estaba cogida. Miro hacia la puerta de la habitación y veo a Justin apoyado en el quicio, mirándome. Puedo ver detrás toda la sala iluminada donde ayer estuvimos calentándonos antes de llegar a la cama. Su mirada me intimida y me siento más pequeña.

— ¿Qué ocurre? —pregunto.

— Nada —niega un poco con su cabeza y llaman a la puerta de la suite.

Justin se gira y cierra las puertas correderas de la habitación dejándome dentro para el recibir el desayuno. Me levanto y hago una mueca porque me duelen las piernas. Recojo la camiseta de Justin que está en el suelo y me la pongo para cubrir mi cuerpo. Voy al baño y cojo ropa interior de camino. Cuando salgo, Justin tiene la bandera encima de la cama y está esperándome.

— ¿Cómo está? —le pregunto sentándome a su lado.

— No lo he probado, estaba esperándote.

Él corta un trozo de tortita y levanta el tenedor para dirigirlo a mi boca. La abro y dejo que meta el tenedor para retirar el trozo de tortita con mis dientes.

— Mmmm... no está mal —la saboreo.

Justin la prueba y asiente. Bebo del zumo y cojo con mi dedo un poco de nata. Voy a llevarlo a mi boca pero miro a Justin cortando otro trozo de tortita. Acerco mi dedo a su mejilla y dejo la nata ahí. Lamo el resto y sonrío abiertamente cuando él me mira.

— Limpia eso —me ordena.

— Oh, he tenido un deja vú.

— Esa vez no me limpiaste, ahora deberías hacerlo.

— ¿Tú crees?

— Eso creo —recibo los dedos de Justin en mi mejilla y abro mi boca cuando me doy cuenta que me ha llenado de nata.

Cojo una servilleta y limpio mi mejilla mientras Justin se mete otro trozo de tortita en la boca, sonriendo y con su mejilla manchada aún.

— Esa vez te llené más —le digo acercando la servilleta a él y limpiándolo.

— Ese día me di cuenta que le temías a los espacios cerrados —dice. Dejo la servilleta en la bandeja—. ¿Puedo saber cómo lo superaste?

— Metiendome en un armario.

— ¿Y por qué te metías en un armario?

Lamo mis labios y sé que tengo que empezar a contar algunas cosas y librarme de ellas. Debo empezar a confiar en alguien y él parece ser la persona indicada.

Strangers - Justin Bieber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora