TERCERA TEMPORADA

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Prefacio

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Alissa Lassarre había caído. Es decir, yo había dejado que el mundo me ganara. Había dejado que los demonios me llevaran con ellos y ahora estaba tumbada en mi cama.

Oh, cómo desearía poder hacer desaparecer los problemas, el estrés y las preocupaciones, eliminar todos mis demonios y eliminar todos mis miedos.     

Exactamente en mi habitación en París. En esa habitación que tenía en casa de mis padres.

Había intentado cometer una locura porque en ese momento no encontraba motivos para continuar. No veía ningún rayo de sol traspasando las grises nubes.

Todo era negro, triste y vacío. Yo me sentía así.

En el fondo me siento tan sola, perdida y rota. Donde parece que mi esperanza no quiere crecer.

Diagnóstico: Depresión.

¿Cómo puedo describir el sentimiento de creer que no tengo a nadie a mi lado cuando en realidad lo tengo?

Largos días en mi cama, mirando por la ventana desde ella, sin hablar, sin comer, simplemente allí, viendo como la nieve caía, deseando fundirme con ella para después derretirme. Nadie podía animarme. Nadie podía obligarme a estar bien. No quería estarlo. Lo sentía. Necesitaba estar así.

Ser fuerte no estaba en mi vocabulario porque no era capaz de serlo, no ahora.

He cantado esta canción, esta canción de mi vida. Esta canción la he tenido que poner en pausa, volver a escribir la letra, cambiar el tempo... y parece que la canto para entretener y calmar los corazones de aquellos que me rodean, de los que me aman, solo para ponerme sus mentes y hacerles pensar que estoy bien.

No quería visitas, no quería que Am, alegre y genuina, entrara en mi habitación para ahuyentar a mis fantasmas, esos que estaban en mi cabeza diciéndome que no podía seguir adelante.

El daño estaba ahí y me estaba consumiendo. Yo estaba dejando que me consumiera porque no tenía ganas de luchar.

Me estoy perjudicando a mí mismo en el proceso, alejando a la gente, pensando que están mejor sin mí y que eventualmente me pudriré.

¿Qué puedo decir?

Suspiro, lloro, grito, lo intento.

Que mi madre tirara desesperada de mis extremidades para que saliera de la cama no era la solución.

No era la solución que mi padre intentase que viera lo bonita que era la vida,

¿Y Alex? Su novia había vendido innumerables fotos mías con Justin.

Había dicho que Blair no era de fiar, nadie me había echado cuenta.

En aquella habitación, con ese gran ventanal, había perdido la noción del tiempo, no sabía qué hora era, o qué día. Dormía la mayor parte del día y siempre aprovechaba la noche para ducharme y comer algo de lo que mamá me dejaba en la mesita de noche.

Estoy aislada dentro de cuatro paredes o fuera mezclándome con el público, y sin embargo, es el mismo sentimiento sofocante y una sensación a la que no pertenezco.

Desesperados, me habían puesto un psicólogo. Ese hombre que se había presentado como Eddie y se dedicaba a pasar tiempo conmigo, callado, esperando que algún día decidiera hablar.

Hasta que un día hablé.

Esta no es una historia donde me salvaré.

Soy la protagonista principal, por lo tanto, las decisiones, los eventos y el giro dependen de mí.     


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Strangers is coming

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Strangers - Justin Bieber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora