Strangers - Justin Bieber

Treinta y dos; Alsacia

Bailo con Am y ella me empuja porque le estoy ganando al Just dance. Intento estar animada y para que eso suceda, no he entrado en las redes sociales desde que vi la foto de Justin y Selena besándose.

Tampoco he salido a la calle y quiero mantenerme así. Desaparecer por un tiempo. Le había agradecido a Matt todo lo que había hecho por mí y lo había perdonado.

Aunque todo lo vivido aún estaba en cada parte de mi ser, tenía que perdonar y dejarlo ir.

Eso había hecho.

— ¡Tramposa! —Me empuja de nuevo haciéndome reír— ¡Has estado practicando.

— No lo he hecho, lo prometo. Admite que soy la mejor.

— ¡Eso está por ver!

Am era muy competitiva, todos los Lassarres lo éramos.

Alex pasaba poco tiempo en casa. Estaba trabajando para Vogue y saliendo con Blair, a quien debía dar una oportunidad.

Ponemos otra canción y esta vez, dejo que Am gane. Ella lo celebra alzando sus manos y gritando con voz grave, como si fuera un chico.

Suelto una carcajada y me siento en el suelo. Pasar demasiado tiempo en casa también era malo. Ver a mi madre 24/7 me hacía pensar que ella necesitaba un trabajo para mantenerse ocupada.

Ambas chocabamos en muchos aspectos y aunque intentábamos controlarnos, a veces teníamos pequeños roces, como cualquier madre e hija.

La cuestión es que yo no necesitaba esos roces. Había pasado unas semanas en casa de la abuela, en Madrid. Carol había estado la mayor parte del tiempo conmigo y habíamos quedado en irnos de viaje al comenzar el año.

Tobías se vendría y también avisaría a Linda por si quería venir.

Carol me había convencido para salir de fiesta un fin de semana y fue el último que salí. La prensa se había agolpado a nuestro alrededor siendo imposible incluso caminar.

Los guardas de la puerta habían tenido que ayudarnos a llegar al coche y a mí... bueno, me dio un ataque de ansiedad.

No estaba en mi mejor momento.
Simplemente no estaba en ningún momento. A pesar de estar jugando con Am, lo que necesitaba era que alguien me abrazase (cosa que le pedía a Am mucho). También me llevaba la mayor parte del día encerrada en mi habitación intentando que pasasen las horas para acostarme.

Incluso a veces me llevaba la mayoría del día durmiendo.

— ¿Qué tienes que hablar conmigo? —Mi padre aparece y mi madre llega para besarlo.

— ¿Vamos a tu despacho? —Señalo con mi cabeza hacia el pasillo y él asiente.

— ¿Sobre qué? —Pregunta mamá.

— Es sobre mi carrerra.

— ¿No puedo enterarme? —Pregunta colmando mi paciencia por ser tan cotilla.

— No, no puedes —respondo tajante.

Sé que ella va a replicarme pero papá la calla con un "después te cuento".

Mi madre me mira recelosa y se gira para volver a la cocina. Yo no era su hija preferida, me había dado cuenta.

¿Por qué?

Mi carrera como cantante la había llevado a estar sola mucho tiempo. Ella no podía viajar con nosotros porque tenía que cuidar a Am. Y eso, la enfadaba porque apenas veía a su familia.

Todo era mi culpa, claro está.

Las familias perfectas no existen. Los padres que le dan a sus hijos amor y apoyo incondicional, tampoco.