Veintidos

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Carol estuvo fuera del estadio regalando las entradas al show y yo la esperaba dentro, impaciente. Mi prima estaba más que feliz con el polvo de anoche y había quedado para llamar a Sam próximamente. Había estado escuchando su relato de «no me lo puedo creer aún» «no sabes lo bien que se mueve» y me lo creía. Incluso estuvimos debatiendo el tamaño de su pene y su cuerpo.

Estaba bien dotado. Eso era por lo menos mil puntos más. Carol entró al estadio, sonriente.

— Todas repartidas. Las he dado en tu nombre y te dan las gracias y que te aman. También se han hecho fotos conmigo y me he sentido famosa.

Sonreí. No había visto a Justin todavía y él no sabía que estaba aquí porque había avisado a Johnny que vendría, y no tardó en llegar donde estábamos y saludarnos sonriente. Nos guio al camerino de Justin abrí la tela para verlo sentado en un sofá, de espaldas.

Sonreí y les hice una seña para que no hablaran. Me acerqué sigilosamente y puse mis manos en sus ojos. Justin puso sus grandes manos sobre las mías pequeñas.

— Mmmmm... ¿Celine? —frunci el ceño. ¿Quién coño era Celine?— ¿Ashley? ¿No? ¿Hailey?

— ¡Vete al diablo! —le quité las manos de los ojos y él soltó una carcajada.

— No seas celosa, luciérnaga —se giró para encontrarse con mi mirada—. Pensé que no ibas a venir.

— Quería darte una sorpresa.

Él sonrió y miró a mi prima. — Hola Carol, ¿No vas a venir a besar mi mejilla?

Sonreí viendo como mi prima se sonrojaba y se acercaba a Justin. Rodee el sofá y me senté a una distancia prudente viendo como mi prima besaba su mejilla. — Me alegro que hayas venido. Sentarse.

Carol lo hizo y Justin se levantó para ir a la mesa dónde se encontraba la comida. — ¿Queréis algo de comer? —preguntó—. ¿Beber?

Carol pidió una Coca-Cola y yo una botella de agua. La sostuve en mi mano y Justin se sentó de nuevo a mi lado.

— ¿Cómo habéis venido?

— Andando —respondí—. ¿Cómo vamos a venir? ¡En avión! ¿Qué pregunta estúpida es esa? —reí y le di en su pierna haciendo que los presentes rieran.

— De acuerdo, tienes razón, ha sido una pregunta estúpida.

Gracias a Dios, Justin se levantó y empezó a hablar con Carol diciéndole lo perfecto que era el show y que tenía que subir muchos videos a sus redes sociales. Le regañó por no llevar una camiseta de su merchandising y dejé de prestar atención cuando recibí un mensaje.

Matt:
No puedo dejar de pensar en ti.

Alissa:
Piensas en mí un poco tarde.

Matt:
Sé lo que piensas. Sé que crees que nunca te quise, que te utilicé por la fama y no es así. Eras una niña, petite fleur. Mi intención nunca fue hacerte daño.

Alissa:
Lo hiciste, olvídame.

Matt:
Me da pena ver en lo que te has convertido. Antes no eras tan fría y mucho menos ibas tirándote a cualquiera. Vales más que eso, y lo sabes. Deberías empezar a valorarte.

— ¿Alissa? —la voz de Carol llamó mi atención y bloqueé el teléfono para mirarla.

— ¿Qué ocurre?

— Es hora de salir.

Me levanté, le deseé suerte a Justin y caminé detrás de Johnny hasta el sitio donde veríamos el concierto.

Strangers - Justin Bieber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora