Veintitres; together

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Tengo un coco en cada mano con una pajita y subo desde la playa a la villa para ver a Justin tumbado en el sofá con su móvil en la mano.

El día de ayer había sido emocionante y no podía evitar recordar como él me había hecho sentir en la piscina, o cuando lo habíamos hecho después.

— ¡Mira! —Digo haciendo que él levante su vista del teléfono—. Tengo dos cocos, ¿lo bebemos en la playa?

Justin sonríe y deja su teléfono en la mesa. Se levanta y coge uno de los cocos.

— Venga, vamos —dice.

Me giro y me dirigo a la playa seguida por él. Mis pies tocan la arena y hace tanto calor que no tardaré en quitarme el vestido. Me giro para verlo acercarse a mí y me siento en la arena. Justin se sienta a mi lado y quito las gafas de sol de mis ojos para ponerlas en mi pelo, que está recogido.

— Estás cogiendo color, eso de tomar el sol es lo tuyo —dice mirando mi tono de piel.

— Me encanta la playa —sonrío y bebo del coco con la pajita.

— ¿Dónde los has conseguido?

— Me lo ha dado un empleado del hotel.

El día anterior había sido espectacular. Nunca había ido de vacaciones a una playa paradisiaca con un chico.

Nunca había ido de vacaciones con Matt porque no habíamos tenido tiempo en nuestras agendas que nos lo permitieran.

Cuando él tenía algo de tiempo libre, yo estaba sumergida en promocionar mi música y al revés. Solo había ido de vacaciones con Steven y ahora con Justin.

— He estado pensando algo que me dijiste la primera vez que te invité a mi casa —dice llamando mi atención.

— ¿La casa de cristal? —El asiente— ¿El qué?

— Me dijiste que Matt solo quería tu fama y por eso rompisteis. Después me entero que él te fue infiel, ¿por qué me mentiste?

Dejo de mirarlo para fijar mi vista en el mar. Mis dedos juegan con la pajita y muerdo mi labio, encogiéndome de hombros.

— Me dolía menos, supongo.

— ¿Hay algo más que deba saber? ¿Algo que me hayas contado que no sea verdad?

Lo miro sin entender a donde quiere llegar. Alzo una de mis cejas y empiezo a contar hasta diez para no darle con el coco en la cabeza y después ahogarlo en la orilla.

— Taylor Swift firmó un contrato para interrumpir mi discurso en los premios y así hacerme más conocida. ¿Tú eres tonto?

— No ha ido a mal.

— Me estás llamando mentirosa. ¿Es que tú no ocultas cosas?

Justin suspira pesadamente y deja el coco al lado. — ¿Por qué siempre estás a la defensiva?

— No estoy a la defensiva —dejo el coco en la arena—, simplemente me indigna que me preguntes eso.

— Es una jodida pregunta, estoy intentando que nos conozcamos.

— Yo aún no sé nada de ti —me levanto y piso fuerte hasta la villa—. Será imbécil —murmuro entrando en la villa.

Voy a la habitación y cojo el libro que tengo en la maleta. Me tiendo en la tumbona en una parte que da la sombra y unos de los empleados me trae un jugo.

Strangers - Justin Bieber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora