Strangers - Justin Bieber

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Hace ocho meses

Alex estaba sentado en el sofá con su móvil en la mano mientras que Am veía una película de dibujos. El castaño estaba pendiente de las redes sociales por si decían algo de su hermana.

Sus padres habían tenido que viajar una mañana hacia Los Ángeles porque Alissa estaba ingresada en el hospital.

Intento de sucidio.

Su hermana había intentado quitarse la vida cuando todos pensaban que ella estaba saliendo adelante, no era así.

Sabía lo malo que era ese mundo, pero Alissa era fuerte, siempre lo había sido, pero ese mundo la había consumido.

No sabía hasta que punto.

La vio entrar en casa, agarrada al brazo de su padre. Su rostro estaba pálido y tenía ojeras. Su cuerpo estaba cubierto por una gran sudadera y podía ver sus delgadas piernas metidas en unos leggins de deporte.

— ¡Alissa! —Grita Am yendo hacia ella.

La pequeña se abraza a su cuerpo y Alissa lo único que hace es tocarle la cabeza.

— Está enferma —dice su madre alejándola—. No se encuentra muy bien, ya tendrás tiempo de abrazarla.

Su padre la acompaña al piso de arriba y mira a su madre, que hace un puchero con su labio inferior y se gira para ir a la cocina.

— Sigue viendo la tele, Am.

Ella asiente y se sienta en el sofá. Alex va a la cocina y ve que su madre se dispone a preparar un té.

— ¿Qué ha pasado? —le pregunta.

— Marihuana y pastillas —susurra y pasa una mano por su rostro.

Alex se queda callado y ve como su madre limpia las lágrimas que salen por sus mejillas.

— No te has portado bien con ella —le dice.

— Intentaba que esto no pasara.

— Tu actitud también la ha llevado a esto. Ha sido culpa de todos.

Ella se queda callada porque sabe que es verdad y mira a su hijo con los ojos llorosos.

— Sé que no fue la manera de hacer las cosas, pero es mi hija y la...

— La quieres, lo sé.

Alex sabía que a su madre le costaba mostrar sus sentimientos, al igual que a su hermana. Eran casi iguales aunque no se dieran cuenta.

El pelinegro suspira pesadamente y pasa una mano por su pelo.

— Alguien ha filtrado fotos de ella y Justin —dice su madre—. Fotografías que has tomado tú. Deberías controlar quien toca tu ordenador, Alex.

Jodida Blair.

— No sé lo que pasó con Justin y Alissa —dice—, pero el chico no se separó de la cama hasta que ella no despertó.

Alex se encoge de hombros porque tampoco lo sabe. La relación de Justin y Alissa siempre había sido un misterio para todos.

Su padre aparece en la cocina y suspira.

— Está acostada —informa.

— ¿Ha dicho algo? —pregunta su madre.

— No.

Alissa no había dicho ni una palabra desde que se había despertado. Por lo menos, no a ellos. Bastian aprieta el hombro de su hijo y rechaza el te que le ofrece su esposa con la mano.