Strangers - Justin Bieber

8

Mira lo que me hiciste hacer.

Y esta canción no era solo para Justin Bieber. Aquí culpaba a cada una de las personas que me habían hecho daño. Desde Justin Bieber, hasta los paparazzis, pasando por la prensa y acabando por Taylor Swift.

Yo me sentía como una chica que había resurgido de un mundo oscuro. Como había dicho el director, había muerto y había resucitado. Y la verdad es que había estado apunto de que la primera cosa sucediera si Scoote no hubiera tenido activado el radar de "Alissa está en problemas".

Por lo que después de grabar una escena donde salía Zombie desde el centementerio donde estaba mi lápida, ahora tocaba rodar las demás escenas.

Una de mis favoritas, por supuesto.

Voy metida en un conjunto de latex como si fuera una diosa del sado. Llevo un latigo en mi mano y me están explicando de que va la escena aunque ya sabía de que iba.

La prensa siempre me había puesto como una caza fortunas que iba por la vida de tio en tio. Siempre chicos guapos, daba igual su profesión. Asi que, ahora, mientras David me habla, pasamos por un montón de chicos guapos y sexys que solo llevan unos boxers negros.

Madre mía.

— Tu te tienes que colocar ahí arriba —me dice señalandome a la tarima—. Ellos estaran mirándote como si fueses su ama, ¿vale? Así que pon cara de... ¿Cómo se dice?

— ¿De perra?

— Eso es, de perra. De mala malísima.

Me río. — Está bien, qué vergüenza.

Me guían hacia la tarima y nos dan instrucciones mientras colocan bien mi pelo y me dan el latigo. Me explican cómo son los planos y grabamos unas cuantas escenas hasta que David se queda satisfecho. Me las enseña después y le doy el visto bueno.

Sinceramente, no pensé que ellos habían conseguido traer a Stephen James hasta que lo vi en el estudio donde grabariamos una de las escenas que sí iba por Bieber.

— Aaaaaaaay, ¡Hola! —Saludo emocionada mientras retocan su peinado.

— Hola —responde él con una sonrisa.

Ya está, me caso.

— Soy tu fan —digo señalandome—, ¿Puedo darte un abrazo?

Él se ríe y asiente. La estilista tiene que apartarse porque vamos, es mi jodido momento, voy a abrazar al hombre que se lleva la mayoría de mis likes en Instagram y muchos suspiros.

Stephen es alto y tengo que ponerme de puntillas a pesar de que llevo unos altos tacones.

— Gracias por participar en el video —le digo—. Es... emocionante.

— A ti por elegirme —se ríe—. Me dijeron que me querías a mí.

¡Qué vergüenza! ¿Quién se había ido de la lengua?

— Bueno —echo mi pelo hacia atrás—, sí, para qué engañarnos.

Llevo un body lencero y mi pelo recogido en una cola de caballo. Miro a mi alrededor y veo la cama que hay en el centro. Parece la cama de la habitación de sado de Christian Grey y me río acercándome a ella y sentándome.

— Bien, chicos, vamos —dice David llamando la atención de todos.

Se acerca a mí y Stephen lo sigue. Deja de mirar su cuerpo con tatuajes, Alissa, por favor.

— Bueno, he intentado recrear algo de lo que me contaste. Grabaremos dos escenas aquí. Una con él y otra con varios chicos más, ¿De acuerdo?

Y bueno, después de explicarnos lo que teníamos que hacer y cómo, morí. Lo prometo, me derretí en el borde de aquella cama y tuvieron que recogerme con una pajita.