17 (I)

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Justin Bieber

Junto mis labios en una fina línea y miro a Hailey, que está al otro lado de la mesa tomando café. Pongo mi mano hacia arriba y eplla la coge, sonriendo. La aprieto y también sonrío.

— Somos la sensación del momento —digo.

— Sí —se encoge de hombros.

Mi móvil suena y suelto su mano para ver que es Alissa. Pongo el móvil en mi oído y hablo: — Dime, luciérnaga.

— Se me ha muerto el pez y no sé que hacer —su voz suena triste al otro lado del teléfono.

— Tiralo por el váter —sugiero.

— ¿Cómo lo voy a tirar por el váter?

— ¿Acaso quieres enterrarlo?

Hailey me mira extrañada.

— No lo sé. ¿Por qué ha muerto? Siempre le he dado de comer cuando le tocaba y...

— Los peces no suelen durar mucho.

— Bueno, ya veré que hago.

Cuelga y Hailey me mira con la ceja alzada. — Te vas —dice.

— Sí, pero volveré mañana —me levanto y dejo un beso en sus labios.

— Tenemos que hablar de esto —sujeta mi mano para que no me vaya.

— Lo sé.

Su agarre disminuye y salgo de la cafetería dejando a Hailey allí. No estaba en Los Ángeles, si no en Nueva York. No me importó coger un vuelo hasta Los Ángeles e ir a casa de Alissa a las cinco horas.

Cuando meto el coche en su garaje, ella está mirandome extrañada con sus brazos cruzados. Su pelo está recogido en una coleta y solo lleva una sudadera.

— ¿Qué haces aquí? —Pregunta cuando me bajo del coche.

— Enterrar a tu pez.

— Han pasado cinco horas, ¿cómo sabes que no lo he enterrado ya?

— Porque te conozco —subo los escalones que me separan de ella y pongo una mano en su cintura para estrenarla contra mi y besar su frente.

Entro en su casa y veo la pecera, donde el pez está flotando. Esther sale del jardín y ladra y salta a mi alrededor para recibirme.

— Hola chica —la cojo y la acaricio— ¿Me has echado de menos?

— ¿Has venido de Nueva York para enterrar a mi pez?

Me giro y la veo a la entrada de la sala, en la puerta.

— Sí —dejo a Esther en el suelo—. Dame un vaso.

Ella obedece y no tarda en estar a mi lado con un vaso. Meto el vaso en la pecera y cojo al pez. Limpio el agua con mi camiseta y miro hacia abajo para encontrarme con los ojos de Alissa.

— ¿Sabes que he observado?

— ¿El qué? —Pregunta arqueando levemente una de sus cejas.

— Que ya no eres la misma que hace unos años. Por mucho que te recuperes te veo... distinta.

— La gente cambia, dame tiempo.

— ¿Tiempo a que vuelvas a ser borde?

— Tiempo a tener fuerza para darte una patada en el trasero.

Me río y ella me sigue al baño. Se pone a mi lado y coge a Esther.

— Se supone que mi prometida debería cuidar de mi perra y lo estás haciendo tú.

Strangers - Justin Bieber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora