Strangers - Justin Bieber

Veintidos; Welcome to Maldivas

Justin Bieber

Alissa tiene su cabeza apoyada en mi hombro desde que nos montamos en el avión y mi brazo está alrededor de sus hombros para que esté más cómoda. Había sido un largo viaje para ambos y estábamos cansados. Había terminado la gira por Europa y tenía que volver a empezar la gira por América pero esta vez actuando en estadios.

Ya le había comunicado mi decisión a todos y después de un "piensatelo bien, no habrá marcha atrás", me había quedado pensando sobre qué hacer. Sabía que no tardaría mucho en explotar porque estaba cansado y no quería eso.

Sabía donde estaba mi límite y había llegado a él.

Alissa se incorpora y bosteza para después estirarse. Mi brazo ya no está alrededor de sus hombros y fijo mi vista en ella.

— ¿Cuánto queda? —murmura haciéndose un ovillo en el asiento.

— Poco, espero —pongo mi mano en su pierna.

Había visto el video donde ella y su ex novio salían cantando una canción que desconocía. Había visto como él la miraba mientras ella cantaba y yo la hubiera mirado igual.

Alissa coge la mano que tengo en su pierna y entrelaza sus dedos con los mios para después cerrar los ojos de nuevo.

Había visto la agenda de Alissa y me había quedado sorprendido al ver la cantidad de conciertos que aún le quedaban. ¿Cuándo iba a terminar?

La había visto en la cuerda floja, sin ánimos aparentando tenerlos. Ahora, la veía mejor. Había dejado de fumar y supongo que eso la tenía con mejor ánimo.

Cuando el avión para en el mar, cogemos nuestras mochilas y bajamos para ser recibidos por gente del hotel.

Alissa mira alrededor, sonriente para ver el agua clara desde el puente de madera en el que nos encontramos.

Cogen nuestras maletas de dentro y mi mano busca la de Alissa para empezar a caminar juntos.

El sol da con fuerza y en este momento me sobra la sudadera.

— ¿No tienes calor? —pregunta Alissa— No sé que te ha dado por ponerte sudaderas siempre.

Sonrío y la miro. Sus ojos están ahora sobre los míos y ella alza una ceja.

— ¿Te gusta más que vaya sin camiseta?

Ella rueda los ojos y no puedo evitar sonreír. Suelto su mano cuando entramos y nos dirigimos a la habitación donde soltamos las cosas en el suelo.

La veo dirigirse a la puerta corredera para observar las vistas y me acerco a ella.

— Es increíble —dice.

— Sí que lo es. ¿Nos acomodamos y nos ponemos el bañador? —le pregunto.

Ella asiente y cuando nos dan la bienvenida y nos explican todo, ni tardamos en tener nuestros bañadores puestos.

Su bikini es blanco y resalta con su piel. Su pelo va recogido en un moño y ella no tarda en ponerse un vestido celeste tapando su cuerpo. Me acerco a ella y su rostro se levanta para mirarme.

Pongo una mano en su cintura, atrayendola a mí y mi otra mano se pone en su cuello para después juntar mis labios con los suyos.

Apenas nos habíamos dado un pequeño beso cuando nos vimos y necesitaba esto.

Su boca se abre para dejar paso a la mía y nuestras lenguas se encuentran para saborearse.

Nos besamos con ganas, sintiendo nuestros cuerpos pegados y nuestros labios y lenguas moviéndose como si no se hubieran visto en mucho tiempo.