Horrocruxes.

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Keyla llegó al salón de Defensa contra las artes Oscuras, la clase de Snape. Solía llegar temprano a esa clase, pues sentía que era la que más le aportaba en sus estudios de bruja. Hasta ahora, había dominado los temas casi de inmediato, teniendo el honor de probar sus conocimientos contra Snape en más de una ocasión.

Está vez, había hecho un ensayo sobre dementores. Claro que los conocía, es más, pensaba que Snape le estaba haciendo un favor al dejar ese tema. Él mismo estuvo cuando su alma casi es extraída por los dementores, él mismo fue quien la llevó al hospital en vez de dejarla tirada o trato de detenerla para que no se enfrentará tontamente a un hombre lobo cuando aún se podía considerar una niña.

Se preguntaba si ese cariño por Snape tendría efecto algún día.

Pansy y Blaise habían encontrado figuras paternas en Arthur y Molly. Theo, obviamente, en Remus e incluso en Dora. Ella, pues... Sobrevive cómo puede. Ama a Molly como una madre, porque imagina que la suya era igual a la matriarca de los Wealsey, sin embargo, era consiente de lo mucho que llegó a necesitar un padre.

Nadie podría reemplazar a Sirius, ni en este u otro mundo. Pero antes de Sirius no tuvo nada y si lo tuvo, no lo recuerda; Después llegó Remus, lo más parecido a una figura paterna que conoció, siendo nombrado padre por Theo.

Sin embargo, si tenía que nombrar a un hombre que ella considerará de la altura de Sirius o Remus, era Snape. Antes de Remus, Sirius o Arthur, estuvo Snape. Remus y Sirius llegaron a soportarlo por ser maestro de Keyla, y porque al principio de la orden, él se mostraba preocupado por ella.

La promesa que hicieron, ahora tomaba más peso para Keyla. No porque ella quisiera morir, sino porque no podía imaginar una Keyla que tenga que vivir sin el estricto de Snape. Con el paso del tiempo se dió cuenta de lo duro que sería para ella el día en que su maestro tenga que irse, sin importar cuántos años tengan, si es por causas naturales, si Snape moría...

- ¿Black, va a quedarse ahí parada o entrara a clase? - Pregunto el maestro y Keyla reacciono.

- Depende, ¿Que va a enseñarme hoy? - Keyla sonrió burlona con su ensayo en la mano.

- Su ensayo - Ordenó Snape y Keyla se lo dió. - Es lo menos decepcionante que me ha mostrado, puede sentarse.

- Yo también lo aprecio - Sonrió Keyla. Snape levantó una ceja y se dió vuelta para dejar el ensayo en su escritorio.

¿Que opinaria su padre si supiera lo que piensa de Snape? Tal vez se enojaría por atreverse a pensar en "quejicus" como un padre, o simplemente lo ignoraria y demostraría que él es mejor que su maestro.

Pero solo Snape podía notar el gran espacio que está ocupando en corazón de Keyla, y solo Keyla podía notar que Snape la soportaba mucho más que a otro estudiante.

Keyla camino por el salón dispuesta a sentarse con Hermione, al frente, como suelen hacer. Sin embargo, su vista se dirigió al fondo, dónde Draco Malfoy tenía la mirada perdida en su libro. El puesto a su lado estaba vacío y tuvo la idea de sentarse con él, hasta que una chica rubia, conocida como Daphne, llegó a su lado abrazándose a su brazo como si su vida dependiera de ello.

Era impresionante la facilidad que tenían Snape y Malfoy para hacerla olvidar el resto de su vida y solo pensar en ellos.

- ¿Podemos sentarnos más atrás está vez? - Pregunto Keyla señalando las mesas de atrás. Hermione asintio algo extrañada y se cambió de asiento.

- ¿En qué piensas? - Pregunto Hermione cuando su novia se sentó a su lado.

- ... ¿Crees que a Snape... Nah, olvídalo, es muy tonto. - Keyla puso su bolso en sus piernas y empezó a sacar sus cosas.

¡Sangre Sucia!.... No me dejes (chicaxchica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora