El pergamino que acosa

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Harry y Keyla se debían quedar todo el fin de semana en reposo, por la mañana y tarde estaban sus amigos y parejas, por la noche se quedaban ellos solos.

La noche del viernes fue la más incómoda, cada vez que Harry decía algo, Keyla lo amenazaba con partirle las piernas. Si ella no podía volar, Harry no podía caminar.

El sábado fue más tranquilo, Ron logro convencer a Keyla de que no le partiera las piernas a Harry. Y Draco la convenció de que no lo hechizar mientras duerme.

- ¿Que tal Ron? - pregunto Harry desde la camilla del frente

- Mejor que yo, seguro - respondió Keyla mirando el techo - ¿Por qué siempre termino en este hospital contigo o por tu culpa?

- Lo mismo me pregunto - respondió Harry - Si ese dementor no se hubiera atravesado...

- ¿Un Dementor? Gracias a Merlin yo no lo tuve que ver, seguramente estaría loca.

- Tu escuchaste gritos ¿Cierto? - Keyla miro a Harry - En el tren.

- Si, pero era un hombre - respondió Keyla recordando ese día.

- Es la segunda vez que me atacan, y volví a escuchar a una mujer - Habló Harry - No crees que es muy curioso que los dos escuchemos gritos.

- Podemos hablar con Lupin si es lo que te preocupa - propuso Keyla - no creo que Snape siga dando clase el Lunes.

El domingo fue más divertido, Keyla se pasó a la cama al lado de Harry y jugaron ajedrez y cartas toda la noche. Madame Pomfrey no estaba de acuerdo con que ambos estén despiertos tan tarde, pero si no hacían algo iban a morir de aburrimiento.

Pasada la media noche, Keyla volvió a su cama.

¡Keyla! ¡Keyla! ¡No la toques! ¡A ella no!

Se removió en la cama.

¡Keyla! ¡Hija!

Abrió los ojos asustada, había escuchado esos gritos cuando se encontró con el dementor. Era la voz de un hombre, su padre.

Ese hombre la enloquecía, ya ni siquiera podía dormir tranquila.

Se fijó en el lugar donde estaba, no era la enfermería, no había señal de Harry o Pomfrey. Era un lugar oscuro, con la madera de las paredes rota y podrida.

- ¡Keyla! - Escucho la voz de un hombre asustado. Su padre entro agitado a la habitación y se quedó viéndola - Mi niña.

Sirius se lanzó a abrazarla pero la atravesó, como si fuera un fantasma. Su padre la miro asustado y trato de tomar su mano.

Una risa maligna se escuchó, una rata entro a la habitación. Se transformó en un pequeño hombre con aspecto desagradable.

- Sorpresa, Black - habló el hombre. Apuntó su varita al techo y una luz la dejo completamente ciega.

- ¡Keyla! - Cuando volvió a abrir los ojos se encontró con Harry asustado. Volvía a estar en el hospital, y no había señal de que fuera un fantasma - ¿Estás bien?

Keyla supuso que lo de su padre fue solo una pesadilla. Asintió en dirección a Harry y se sentó en la cama.

- Fue una pesadilla, puedes volver a dormir - Harry la miro preocupado pero asintió y se fue a su cama.

Cuando Harry estuvo dormido, ella empezó a sollozar. De todas las personas, de todos los hombres, de todo el mundo ¿Por qué era hija ese? Incluso ser hija de Snape sería mejor, o Lupin. Si fuera Keyla Lupin sería más feliz, aprendería Defensa y comería chocolate todo el tiempo en vez de pensar si su querido padre asesino la odia o la ama.

¡Sangre Sucia!.... No me dejes (chicaxchica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora