El tonto de Goyle y el lento de Crabbe

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Harry cometió el error de pararse junto a Keyla y el petrificado justo cuando apareció Filch. El conserje de inmediato llamo a la profesora Mcgonagall y ella los llevo a ambos a la oficina de Dumbledore.

Para poder llegar ahí, se necesitaba una contraseña para que una gargola se hiciera a un lado, dejando a la vista una escalera de caracol que parecía ser infinita. Al final de la escalera (si es que no caiste del mareo) había una puerta de roble con una aldaba en forma de grifo.

Y ahora ambos estaban parados en mitad de la oficina esperando a Dumbledore.

- ¿Me tenías que retener? - pregunto Keyla por fin desde que la maestra los trajo - Si no hubieras aparecido, yo me habría ido y tú estarías aquí solo.

- ¿Por qué querías huir? ¿Tu lo petrificaste? - Pregunto Harry en tono defensivo.

- Por si no lo recuerdas. Tu y yo somos los supuestos herederos - Keyla se apuntó y después a Harry - trato de salvar mi pellejo.

- Es imposible que crean que son dos herederos. Yo ni siquiera sabía que hablaba Parcel - Se defendió - Además tú eres de Slytherin.

- Pero tú también debías serlo ¿Cierto Harry Potter? - Los dos dejaron de discutir para mirar al sombrero seleccionador - Y Keyla Black no debía serlo.

- ¿A qué se refiere? - se preguntaron Keyla y Harry al mismo tiempo.

- ¿Tu eras de Slytherin? - pregunto Keyla desconcertada.

- Yo no pertenezco ahí - respondió Harry - ¿Y tú? ¿Eras Gryffindor?

- Era Hufflepuff.

- No tienes nada de Hufflepuff.

- Ni tú nada de Slytherin. Apuesto a que tampoco de Gryffindor - Y de nuevo iban a empezar a discutir, de no ser por un ruido que les llamo la atención.

Era un pájaro, que parecía un pavo desplumado. Emitía lo que parecía ser un chillido de dolor y tenía cara de estar muy pero muy enfermo.

- ¿Crees que se muera? - pregunto Keyla viendo fijamente al ave.

- Espero que no - respondió Harry de igual manera.

Después de eso el pájaro empezó a arder.

Los dos se miraron asustados y sin esperar empezaron a buscar un vaso con agua, o algo para apagar al pájaro. Fue muy tarde cuando ambos recordaron que existía un hechizo de agua, el pájaro se transformó en una bola de fuego y después de soltar un gran chillido, solo quedaron cenizas de él.

- No fue culpa de Ninguno ¿De acuerdo? - Habló Keyla mirando asustada las cenizas.

- De acuerdo - Afirmó Harry.

Dumbledore apareció y los dos de inmediato le pidieron perdón por no poder salvar a su ave. Pero les explico que era un fenix, y que cada cierto tiempo muere y vuelve a renacer de las cenizas.

- Maestro, le juro que yo...

- No creo que ninguno de ustedes lo haya hecho - Dumbledore Interrumpió a Harry - Pero igual necesito hablar con los dos.

Keyla tragó saliva y empezó a golpear el escritorio con sus dedos.

- ¿Hay algo que quieran decirme? - Pregunto mirándolos - lo que sea, pueden decirlo.

Keyla pensó en Tom, en el diario, en ella hablado Parcel, más o menos en todo lo que está pasando desde que llegó a Hogwarts ese año.

- No - respondió rápidamente - No hay nada extraño que quiera decirle.

¡Sangre Sucia!.... No me dejes (chicaxchica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora