La Boda de Fleur y Bill.

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Keyla se cruzó de brazos mirando esa extraña criatura con forma de Ron. El pelirrojo a su lado sonría con autosuficiencia como si fuera un genio.

- ¿Y esta es la gran idea que has querido mostrarme? - Pregunto Keyla viendo al ghoul. Ron asintió. - Es más guapo que tú.

- Ya sé que quieres burlarte. - Habló Ron cuando escucho el tono de burla de Keyla. - Pero es un plan genial. Si los mortifagos buscan a nuestras familias para asegurarse de que no estamos contigo y Harry, vendrán y pensaran que estoy enfermo mientras el ghoul ocupa mi lugar.

- Y nadie se acercará porque el spattergroit es muy contagioso y tampoco tendrás que hablar porque las cuerdas vocales se ven afectadas...

- Sabía que entenderías mi brillante plan. - Aseguró Ron orgulloso.

- ... Bueno... Es una idea... Diferente... - Murmuro Keyla y bajó del altillo para dejar ese olor repugnante. - Es el cumpleaños de Harry y tú y yo estamos aquí viendo a esa cosa... Debo agradecerte porque no le di nada.

- Puse tu nombre en mi regalo. - Informo Ron bajando tras ella. - Soy tu mejor amigo y novio de tu mejor amiga, sé cuándo olvidas algo.

- Gracias Ronald, no sé que haría sin ti. - Dijo Keyla burlona ganándose un empujón de Ron.

- Bueno, soy yo el que te salva de los ensayos de la boda.

- Y Fleur me mata con eso. - Señaló Keyla. - Ahora que Gabrielle llegó no tengo excusa para no practicar. Esa niña... Es rara.

- Me recuerda a ti. - Murmuro Ron y Keyla lo miro mal. - Bueno ahora pareces una Delacour.

- Oigan ex parejita. - George abrió la puerta de la habitación de golpe.

- Hola ex cuñado. - Saludo Keyla de la misma forma mientras Ron negaba con la cabeza.

- Futuro esposo, en unos cincuenta años. - Corrigió George.

- ¿A qué venías? - Pregunto Ron con pereza.

- Ahh, el ministro está abajo y quiere hablar con ustedes. Los espera en el salon. - Dijo George rápidamente y se fue dejando a Keyla y Ron confundidos.

- ¿El ministro? ¿Hicimos algo ilegal? - Pregunto Ron.

- Nacer... - Respondió Keyla. - Llevamos seis años haciendo cosas ilegales, tarde o temprano vendrían por nosotros.

Sin pensarlo mucho, los dos tomaron su varita y la guardaron entre su ropa para mayor seguridad.

Cuando bajaron al salón, encontraron a Scrimgeour en una butaca y a Harry y Hermione sentados en el sofá. No tardaron en ir con ellos. Keyla se sentó en el brazo del sofá al lado de Hermione quien no tardó en tomar su mano.

Las dos se miraron haciéndose la misma pregunta pero ninguna sabía porque estaban ahí.

- Quiero hacerles unas preguntas, y creo que será mejor que lo haga individualmente. Ustedes - Señaló al trío de leones. - Pueden esperar arriba. Empezaré con la señorita Keyla.

- No pensamos ir a ninguna parte. - Habló Harry. - Puede interrogarnos a los cuatro juntos, o a ninguno.

- Por cierto, buenas tardes, es de mala educación no saludar a los anfitriones de una fiesta antes de empezar con un cuestionario. - Habló Keyla sintiendo la fría mirada del ministro. Hermione apretó suavemente su mano sabiendo que Keyla solo había dicho eso para molestar al hombre.

- Buenas tardes... - Saludo entre dientes. - Está bien, a los cuatro a la vez, pues. - El hombre carraspeó antes de seguir. - Como seguramente suponen, estoy aquí para hablar del testamento de Albus Dumbledore. - Los cuatro se miraron perplejos. - ¡Vaya, les he dado una sorpresa! ¿He de deducir, entonces, que no sabían que Dumbledore les ha dejado algo en herencia?

¡Sangre Sucia!.... No me dejes (chicaxchica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora