Razón Mil Trescientos Diecinueve

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Por primera vez en mucho tiempo, la reacción de todas las casas fue la misma al conocer a su nueva maestra de defensa contra las artes Oscuras.

Hufflepuff miraba al resto de sus compañeros para asegurarse de que no estaban alucinando. Ravenclaw solo la miraba sin saber muy como reaccionar. Gryffindor tenía una mueca de completo desagrado y Slytherin... Bueno... Ellos se estaban preguntando cuánto tiempo estarían en Azkaban si le lanzan un maleficio "por accidente" a esa maestra con cara de sapo.

- Bien, debo decir que es un placer haber regresado a Hogwarts - se rió la maestra que había empezado su discurso - ¡Y ver las pequeñas caras tan felices que levantan su mirada
hacia mí! - Keyla miro al resto de las mesas, que estaban más o menos igual a la suya, no exactamente felices - ¡Tengo muchas ganas de llegar a conocerlos a todos y estoy segura que seremos muy buenos amigos! - Theo miro a sus amigos y señaló su boca como si estuviera a punto de vomitar - El Ministerio de Magia siempre ha considerado la educación de brujas y magos jóvenes de vital importancia. El raro don con que ustedes nacieron no puede desperdiciarse sino que debe ser nutrido y pulido por una instrucción cuidadosa. Las habilidades antiguas de la comunidad de magos deben ser transmitidas a las siguientes generaciones o las perderemos para siempre. El tesoro de conocimiento mágico acumulado por nuestros antepasados debe ser preservado, repuesto y pulido por los que han sido llamados a la noble profesión de la enseñanza.

La profesora Umbridge hizo una pausa y dio un pequeño saludo al resto de los profesores mas antiguos, ninguno de los cuales le regreso el gesto. Las cejas oscuras de la Profesora McGonagall se habían contraído por lo que parecía tener la mirada aguda de un halcón.

- Cada director y directora de Hogwarts ha traído algo nuevo a la pesada tarea de gobernar esta histórica escuela, y así es como debería ser, ya que sin el progreso habría estancamiento y decadencia. No obstante, al progreso hay que ponerle cierto freno por su propio bien, y nuestras tradiciones, probadas una y otra vez, a menudo no requieren ajustes. Un equilibrio, entonces, entre lo viejo y lo nuevo, entre permanencia y cambio, entre tradición e innovación...

Lentamente, los Slytherin se dieron cuenta de que tenían mejores cosas en que pensar. Pansy descubrió el asombroso brillo de la cuchara que estaba frente a ella. Theo estaba pensando en cuanto extrañaba su tercer año con Lupin. Blaise miraba la mesa de Ravenclaw como si esperara que un Ave de verdad apareciera de ahí.

Draco jugaba con su insignia de Prefecto, tratando de no caer dormido sobre las chuletas. Keyla estaba empezando a escuchar voces que le decían que callara a esa mujer reventando un plato en su cabeza.

- ¡Primer año!

Keyla reacciono cuando escucho a su primo hablar y levantandola.

- ¿Ya se acabó el discurso? - Pregunto Keyla con los ojos rojos del sueño.

- Si, es hora de llevar a los mocosos a la sala común - Le respondió Draco en susurro.

- Está bien - Acepto Keyla. Levantó la mano haciendo señales para que los niños los siguieran - Nos queda un largo camino a las mazmorras, si tienen alguna pregunta, haganla ahora.

- ¡Señorita! - Keyla miro de reojo al niño que levantaba la mano entre el grupo. - ¿Tiene novio?

- Preguntas sobre la escuela, enano - Aclaro Keyla y se escuchó una risa detrás de ella. - Y no, no tengo novio.

- Tiene novia - Corrigió Draco a su lado y de nuevo algunas risas se escucharon de fondo.

- Como sea. Si no se cuidan, serán el blanco de bromas de Peeves - Empezó a hablar Keyla tratando de sonar sería y profesional. Aunque no recordaba que había hecho su prefecto cuando ella llego a Hogwarts. - Tenemos un poco de suerte, Peeves le tiene miedo al baron Sanguinario, nuestro fantasma.

¡Sangre Sucia!.... No me dejes (chicaxchica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora