La Orden del Fénix.

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- Y así fue como logramos emborracharnos en la enfermería sin que Poppy se diera cuenta - Termino de contar Sirius con una sonrisa de orgullo.

- Yo no estaba de acuerdo - Habló Remus que estaba sentado a los pies de la cama. - Y es algo que tú no debes hacer, Keyla.

- ¡Si, claro! Bastaba con ofrecerte chocolate gratis por una semana. - Dijo Sirius riendo. - Y tiene razón, no lo hagas - Murmuro mirando a su hija.

- ¿Y si ya lo hice? - Los dos dejaron de reír y miraron a Keyla seriamente. - Bueno, no lo he hecho, pero es buena idea.

- Te dije que no le contarás esas historias, no era necesario - Recalcó Remus pero Sirius bufo.

- Ya está grande, ya tiene edad para conocer algunas cosas. ¿Quien era el que le aullaba cuando era pequeña?

- Eso la hacía reír, y no la incitaba a robar alcohol. - Atacó Remus. - Al menos no la deje caer cuando bajaba las escaleras.

- Fue culpa del desorden de James. - Repuso Sirius. - Y le estaba enseñando a volar.

- ¿Me dejaste caer cuando era pequeña? - Pregunto Keyla y Sirius negó, pero Remus respondió.

- Si. - Sirius miro mal a su amigo e hizo una señal de silencio.

Eso explica varias cosas.

- Bueno, tú ... Tú... - Sirius trataba de hacer un gran esfuerzo para recordar algo, mientras Remus se burlaba de él.

- Era la primera persona que llamaba Priya cuando necesitaba un niñero. - Informo Remus sonriente.

- Eso no es cierto, era Lily - aclaro Sirius - Solo que después tuvo a Harry y pues, tuvimos que recurrir a Lunatico.

- ¿Recuerdas cuando le decías a James que Keyla iba a patear a Harry por las escaleras?

- Remus, no me ayudes - Pidió el pelinegro y miro el reloj de la habitación. - ¿No deberías ir a buscar a los Weasley? - pregunto mirándolo mal.

Remus se levantó riendo dispuesto a ir a ver qué pasaba con los Weasley, pero justo en ese momento el timbre de la casa sonó al mismo tiempo que los gritos y chillidos de Walburga.

- ¡Más basura en mi casa! ¡Más fenómenos! ¡Que desgracia!

- ¿Recordaste decirles que no toquen el timbre? - Pregunto Remus y Sirius suspiro cansado.

- Cariño, toma tu varita y mira quién es, si son los Weasley déjalos pasar. Remus y yo vamos a tratar de calmar a mi madre. - Keyla asintio, tomo su varita de su mesa de noche y bajo detrás de los adultos. - Atacalos si son impostores - ordenó Sirius.

Keyla fue hasta la puerta principal, Remus lanzó un hechizo para que Keyla pudiera ver de quién se trataba, como si la puerta se hubiera invisible de su lado. Vio a Molly y a Arthur parados frente a la puerta con un trozo de pergamino en la mano, y un montón de melenas pelirrojas detrás. Abrió la puerta y de inmediato hizo una señal de silencio.

- Keyla, querida - Molly abrazo a la chica.

- Hola, Molly - susurro Keyla - Tenemos un pequeño problema, y les agradecería que no hagan mucho ruido en esta zona de la casa.

- Claro, Keyla. - Acepto Arthur dándole un pequeño abrazo a la pelinegra. - Ya escucharon, sin ruido.

- Mi padre y Remus están por allá - Keyla señaló más allá del pasillo de la entrada. Molly y Arthur le hicieron señales a sus hijos para saludarán mientras ellos se iban con los otros dos. Ginny entro y la saludo con la cabeza, Keyla hizo lo mismo.

¡Sangre Sucia!.... No me dejes (chicaxchica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora