Un sombrero a lo Lovegood.

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Keyla miraba fascinada el lugar en el que se encontraba. Una vez descubierta la sala que viene y va, eran incontables todas las posibilidades que se podían hacer realidad en esa sala.

Una habitación, un baño, un escondite, armas, libros, magia oscura...

Sintió un gran pinchazo en su cabeza y un sentimiento en su estómago. Un sentimiento de completa irá la invadió en cuestión de segundos.

Hasta ese día había tratado de pensar en forma positiva, con lo del grupo de estudio, resignadose a las cosas que estaba perdiendo y no responderle a Umbridge en clase. No tenía sentido que su ira se desatará tan rápido sin razón aparente.

- Solo un mareo. - se dijo a si misma.

Un mareo con nombre y cuerpo, había sentido a Voldemort, estaba segura. Había escuchado varias voces que hablaban tan rápido sobre un plan fallido. Voldemort estaba enojado, demasiado.

Neville volvió a la sala, al parecer la mayoría de miembros del aquipo estaban ocupados. Por ejemplo, Gryffindor estaba en entrenamiento en ese momento.

Keyla asintio, proponiendo verse más tarde para poder empezar con las clases. Por ahora, se sentó en el piso, en un rincón de las mazmorras.

No sabía que era ese vínculo con Voldemort, si tal vez eran familia lejana o una maldición que la unía a él, o un juramento inquebrantable donde ella tenía que estar con él. Cualquiera fuera la respuesta, no entendía porque era tan fuerte esa unión, aún después de negar rotundamente pertenecer a los mortifagos.

Pensó en su tía, creyendo que Narcissa era incapaz de venderla al diablo, pensó en Bellatrix Lestrange.

Esa mujer loca, fascinante y mala que ya había visto en un recuerdo de Dumbledore y que ya sabía que era su familia gracias al árbol familiar de los Black. Voldemort decía que cuando ellos salieran de Azkaban, Bellatrix sería su tutora en eso de ser mortífago.

Todo concuerda en esa historia. Bellatrix, ante la profunda devoción por Voldemort, le había prometido al señor oscuro que la última descendiente de los Ambrose pertenecería a sus filas. Gracias a que hizo ese trato con toda su alma, Keyla quedó atada a Voldemort como una promesa de su tía.

O esa era la respuesta más acertada ante su situación. La única que en serio le respondía las preguntas que todos se hacían, sin embargo, eso no explica que Harry tenga la misma conexión con Voldemort.

Miro su brazo izquierdo, imaginando la marca que Voldemort espera que posea. Si lo llega a hacer... Debería ser por una razón tan pesada e importante que no le permita pensar con claridad.

¿Que tenía la familia de su madre que fuera tan importante? Ella no podía hacerse invisible, no podía volar sin escoba, y solo podía hacer un par de hechizos sin varita. No poseia nada más que dinero, no hacia magia con sus manos, no era telepata, ni adivina, ni tenía información importante en sus manos.

¿Que la hacía diferente a las demás brujas? ¿Por qué era especial al punto de que un mago tan peligroso como Voldemort la persiga?

Si pudiera descubrirlo... Podría utilizarlo en contra de Voldemort.

(...)

Keyla y Neville abrieron las puertas con el resto de miembros detrás de ellos. Black sonreía orgullosa viendo todos los artefactos y libros de la sala, cubriéndose de los Murmuros de asombro de los demás.

- Dobby me habló de esto - Informo Harry - planeaba buscarla.

- Neville la encontró primero cuando se dirigía a su clase - Informo Keyla tomando del brazo a Neville, que estaba sonrojado. - ¿Empezamos con algo suave, intermedio o directamente vamos a lo complicado? - Pregunto Keyla alejando a Neville y mirando a Harry.

¡Sangre Sucia!.... No me dejes (chicaxchica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora