Escape no tan perfecto.

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Keyla levantó la vista para ver la gran Mansión Malfoy.

Trago saliva con fuerza recordando todo lo que pasaba cada vez que atravesaba esa puerta.

- Pueden dejar sus cosas en sus habitaciones, y pueden bajar para cenar, ya es algo tarde - Habló Narcissa sin saber muy como recibir a sus hijos en ese momento.

Draco se fue sin decir nada, dejando a Keyla sola en la gran entrada de la casa. Miro de reojo la puerta pensando en salir corriendo lejos de ese lugar, pero cuando vio a Narcissa sin su brillo de amor que la caracteriza, prefirió seguir adelante.

Algunos elfos no tardaron en tomar su baúl, a pesar de que se sorprendieron de volver a ver a Keyla en la casa no dijeron nada por respeto. Keyla sujeto su bolso contra ella dándose cuenta de que Lucius jamás la dejaría entrar con la ropa que tiene ahora.

No era digno de una Malfoy vestir como una simple campesina, o como una Weasley.

Subió las grandes escaleras para llegar a su habitación, recorrió el pasillo pero antes de llegar a la habitación de Draco, él cerró la puerta con fuerza. Ella se quedó congelada frente a la que era su habitación, aún tenía la hermosa perilla dorada y los detalles finos que adornaban todo el color negro.

Antes cuando ni siquiera sabía pronunciar bien su propio nombre, creía ver flores en la puerta, o su nombre escrito de diferentes formas. Ahora, con toda su infancia en el caño, no lograba ver nada que no fueran líneas o espirales.

Abrió la puerta respirando el fuerte olor a Jazmín que nunca noto hasta ese momento. Su baúl ya estaba a los pies de la cama, como siempre lo dejaba durante sus dos primeros años en Hogwarts. La cama se veía grande, gigante, con un montón de almohadas de un brillante color negro sobre una cobija con peluche de color menta. Había un libro en su mesa de noche, el mismo con el Dobby se golpeaba si decía algo indebido frente a ella.

Dejo su bolso sobre la mesa del tocador blanco con los mismos detalles de color que la cama o la puerta. Lo toco sin sentir un solo rastro de polvo, intuyendo que Narcissa seguía pidiendo que la habitación estuviera en perfecto estado.

Abrió su armario con algunos vestidos que solía llevar dentro de la mansión para siempre lucir presentable. Tomo uno que en su tiempo le quedaba un poco grande, pero Keyla seguía siendo tan delgada que aún entraba en él.

No era por ningún desorden alimenticio, ya que aunque no comiera en el comedor, sus amigos o Dobby siempre se encargaban que comiera. Era más un tema de genética, Sirius y Priya también eran muy delgados, solo que su padre tenía más músculo y su madre tenía curvas.

El vestido le quedaba algo corto, pero si algo aprendió de Pansy y su talento para la costura, era que cualquier prenda podía cambiar y convertirse en algo completamente diferente.

Lastima que jamás le prestó atención cuando hacía vestidos con sus propias manos sin utilizar magia. Ella no era Pansy y no podía crear una obra de arte, la falta de creatividad era su punto débil.

Tomo otro vestido con tela más delgada y lo rompió por completo. No entendía porque la mayoría de mujeres con las que ha convivido tenían un gran gusto por la moda o por la creación de ropa, pero ahora agradecía que Narcissa era una de esas.

Dejo las piezas de su futuro desastre sobre la cama y fue en busca de su tía.

La habitación de Lucius y Narcissa debía ser la más grande de toda la mansión por obvias razones, y Keyla tenía terminantemente prohibido entrar cuando Lucius estaba dentro, algo que jamás le prohibió a Draco.

Tocó con cuidado y escucho la suave voz de su tía del otro lado. Cuando entro lo primero que vio fue al menos cuatro botellas de champán sobre el tocador y a su tía con la mirada perdida en la ventana.

¡Sangre Sucia!.... No me dejes (chicaxchica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora