El Departamento de Misterios P.2

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Keyla no sabía cómo es que estaba sobre el Thestral, cómo es que estaba haciendo todo eso sin desmayarse. Su Thestral volaba más rápido que los demás, por la petición de Keyla de ser la primera en llegar con Sirius.

Un Troll, Un basilisco, Dementores, Dragones, Sirenas y arañas gigantes. Un Thestral se veía como la más amigable de las criaturas que ha visto a lo largo de su vida, el problema era que ella no lo veía así, solo estaba concentrada en correr y encontrar a su padre.

El cielo se pinto de un suave color purpura cuando el sol por fin bajo, eso solo aumento el miedo de Keyla. Su padre no se había rendido tan fácil, lo sabía, lo sentía, él seguía luchando por su vida sin ceder ante Voldemort.

Si no llegaban a tiempo, si Sirius no resistía mucho más ¿Que iba hacer? No quería volver a vivir sin su padre y no podía imaginar perderlo.

Atravesaron las luces y los edificios de la ciudad, hasta que Harry decidió que ya era hora de bajar. Se sujeto con fuerza del animal que descendía a gran velocidad hasta tierra firme. Logro escuchar varios gritos ahogados, probablemente de Ron y Neville, que no estaban felices de estar sobre esas criaturas.

- Síganme - Ordenó Harry cuando bajaron de los Thestrals. Keyla lo seguía de cerca hasta una cabina telefónica maltratada.

De alguna forma, los siete lograron entrar en la cabina. Parecía un montón de sardinas en una lata vieja.

- El que esté más cerca del auricular, que marque seis dos cuatro cuatro dos! - dijo Harry. Lo hizo Ron, inclinando estrambóticamente su brazo para alcanzar el disco para marcar; aplastando el pecho de Keyla por el camino, ganándose un pellizco en el brazo.

- Bienvenidos al Ministerio de Magia. Por favor declare su nombre y su asunto. - Habló una calmada voz femenina.

- Harry Potter, Keyla Black, Ron Weasley, Hermione Granger, Ginny Weasley, Neville Longbottom y Luna Lovegood; y estamos aquí para salvar a alguien a no ser que el ministerio pueda hacerlo primero - Respondió Harry rápidamente.

- Gracias. - Hablo la calmada voz - Visitantes, por favor tomen la placa con sus nombres y ponganla en la parte superior de su túnica. - Unas placas se deslizaron por el lugar en donde se supone aparecen las monedas devueltas.

- Listo - Habló Keyla tomando las placas y sintiendo una punzada en su cabeza - ¿¡ya nos podemos mover!? - Pregunto desesperada.

El piso de la cabina se empezó a mover, y la cabina se hundió bajo tierra. Por un momento todo fue oscuridad, hasta que llegaron a las instalaciones de ministerio.

- El ministerio de magia les desea una agradable noche - Habló la mujer y la puerta de la cabina se abrió.

Harry cayó al piso seguido de Keyla, Neville y Luna. La rubia cayó sobre Black que estaba insultando la cabina y su pequeño espacio. Los cuatro se levantaron y junto a los otros tres empezaron a correr por el vestíbulo, no había ninguna seguridad y eso solo empeoraba los pensamientos de Keyla.

Tomaron el ascensor y Harry oprimido el botón número nueve, las puertas se cerraron. Keyla entendió que debía estudiar aparición, porque no podía soportar ese ruido y la demora del ascensor.

- Departamento de Misterios - Habló una voz avisando 1ue ya habían llegado.

Keyla vio la puerta negra con la habían soñado y sintió otro golpe en la cabeza, miro a Harry decida a entrar.

Volvieron a intentar que el resto se quedará afuera, pero nadie acepto. Antes de entrar, Keyla paro bruscamente y tomo la mano de Hermione.

- Si algo pasa, tienes que escapar. - Hermione abrió la boca para oponerse pero Keyla volvió a hablar - No es una sugerencia, es una Orden. No pienso dejar que nada te pase.

¡Sangre Sucia!.... No me dejes (chicaxchica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora