¿La Última Oportunidad?

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NARRA CARLOS

Estaba sentado en la entrada anotando en el libro que llevaba los nombres del rey del End, el príncipe y la chica aventurera que acababan de llegar. Mindy me había felicitado por el control que llevaba en las entradas y salidas de sus amigos, considero exagerado su comportamiento sobreprotector, pero al menos mi trabajo la ayuda a estar un poco más relajada. 

Unas voces murmurando me desconcentraron, levanté la mirada encontrándome con Samara y Skeletonto. La pequeña Cindy me había dicho que así le decían algunos y creo que es un nombre más acertado para él. 

Regresé la mirada a mi libreta fingiendo que no me interesaba su presencia. Los noté cuando se detuvieron frente a mí. 

—¿Van a salir? 

Pregunté pasando de página a una hoja en blanco, serían los primeros en salir en esta noche. 

—¿Acaso te parece que vamos a salir? 

Preguntó el chico molesto, lo miré. Estaba de brazos cruzados, no entendía a qué se refería. 

—Bueno, es difícil saberlo cuando siempre luces igual de patético. 

Respondí, puso ambas manos en puño listo para atacar pero Samara lo tomó por un brazo deteniéndolo. 

—Disculpalo, está un poco nervioso. Ni siquiera hemos podido descansar un poco. 

Lo excusó dirigiéndome una mirada dulce acompañada de una sonrisa tranquila, volví mi vista al libro. 

—No me interesa lo que sea que hacen en esa patética construcción. 

Dije refiriéndome a dónde duermen, él bufó molesto. 

—¿Salvar una vida te parece poco? 

Preguntó, sonreí mirándolo. 

—Bueno, si es la tuya creo que ya está demasiado perdida. 

Molesté, él volvió a ponerse en modo de ataque pero Samara se paró de frente a mí dejándolo a él a sus espaldas. 

—¿Siempre van a estar discutiendo? ¿Por qué no pueden ser amigos? 

Preguntó con sus ojos llorosos, rodé los ojos. 

—Lo siento, no me gustan los seres patéticos y cobardes. 

Respondí, él dio un paso a un lado para poder mirarme. 

—¿Patético? ¿Cobarde? Te demostraré que estás equivocado. 

Respondió furioso, negué con la cabeza. 

—Sé de ti mucho más de lo que te imaginas, no tiene caso que intentes demostrar algo que no eres. Siempre huyes de tus problemas, siempre abandonas a los que te aman y crees que tu vida estará resuelta siendo “un alma libre” sólo porque le temes a las responsabilidades de convivir con alguien, de sentir de verdad. ¿Olvidé algo? Ah, sí, que siempre hablas de más. 

Comenté dejándolo sin palabras, Samara sólo negó con la cabeza apenada. 

—¿Te crees muy inteligente? ¿Crees saberlo todo? Demuéstralo.

Respondió después de unos minutos, parecía estarme retando. 

—Bueno, ¿qué es lo que quieres? 

Pregunté sonriendo de lado sólo para molestarlo más. 

—Despierta a Skellen. 

Dijo serio, lo miré sin comprender. 

Vida En Un Mundo LocoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora