Está Recordando

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NARRA SKELETON 

Estaba recostado sobre mi cama mirando las manchas de humedad en el techo, sentía el frío hasta en los huesos pero intentaba mantener mi mente distraída. Todos los demás ya tienen casas cálidas y con todo lo necesario, pero los arqueros seguimos en esta construcción vacía y húmeda. 

Era una señal de que no nos querían aquí, de que no somos bienvenidos pero me molestaba que nadie más lo notaba, Samara sólo ve lo bueno en los demás y los hermanos sólo quieren demostrar que no son malos. Ojalá que Skellen estuviera en un lugar menos frío y húmedo. 

Me levanté con intención de ir a averiguar cómo se encontraba Skellen, sabía que Zarah podía tener contacto con ella. Salí de la construcción y caminé hacia donde estaba Skellen encerrada pero Zarah no estaba ahí. Caminé por el refugio buscando, pero parecía no estar en ningún lado. 

Me sentía molesto por no encontrarla pero decidí ir a ver a Cooper para distraerme un poco. Tenía días que no lo había visto, no sabía cómo seguía de su memoria. 

Entré a la casa de Cuppa, sobre un sofá descansaba Pancho, iba a molestarlo un poco cuando la puerta de la habitación se abrió arrebatadamente y Cooper salió asustado. En cuanto me vio se aferró a mí con tanta fuerza que creí que me partiría la cintura. 

—Skeleton, ayúdame. Quieren matarme. 

Lloraba mientras suplicaba ayuda, de la habitación salió Cinthya y Carlos, noté como este último al verme apretó la mandíbula con furia. 

—Tranquilo Coops, ¿qué sucede? 

Pregunté acariciando su cabeza, él me miró con sus ojos llenos de lágrimas, luego señaló a los que lo seguían. 

—Intentan envenenarme. Me han estado dando extrañas bebidas todo el día. 

Se quejó para después volver a esconder su rostro en mi pecho. 

—Sabes que sólo queremos ayudarlo.

Dijo Cinthya, asentí con la cabeza. 

—Hey, Coops, ya sé. Vamos a decirle a Enderson lo que están haciendo contigo, él los detendrá. 

Dije esperando que recordara a nuestro amigo y que todo esté tormento para ambos parara. Él negó con la cabeza mientras sorbía con la nariz. 

—Él no va a ayudarme, él les dijo que hicieran esto.

Respondió, un sentimiento de felicidad se asomó en mí. Lo recordaba. 

—¿En serio? ¿Enderson les pidió que hicieran esto contigo?, ¿por qué? 

Comencé a interrogar, lágrimas volvieron a escurrir por sus mejillas. 

—Porque me engaño, él me dijo tantas cosas lindas y en realidad me odia. Él dijo que me am… 

Reí nervioso hacia los presentes abrazando a Cooper para ahogar sus palabras. 

—No sé qué están haciendo pero parece funcionar. ¿Por qué no descansan un poco mientras hablo con él para calmarlo y ver qué tanto ha avanzado?

Dije nervioso pues Cooper seguía quejándose. Cinthya asintió con una sonrisa leve. 

—Regresaremos en un par de horas. 

Dijo, asentí con la cabeza. Carlos me miró serio. 

—Tú y yo tenemos que hablar después. Cobarde. 

Dijo para después salir de la casa. Cuando estuve seguro que la puerta estaba cerrada y que ellos no volverían a entrar solté a Cooper. 

—…y aquella vez que dijo que siempre me cuidaría también mintió… 

Seguía quejándose, aunque sus lágrimas habían parado. 

—Coops, ya entendí, ya puedes parar. 

Dije, él negó con la cabeza. 

—No, no entiendes… ¿qué te pasó? 

Preguntó mirando mis manos. Los vendajes estaban llenos de sangre, al parecer al abrazarlo para ocultar sus palabras habían provocado que las heridas volvieran a abrise. 

—Dark me atacó, pero estoy bien. 

Dije, él me miró sin creerme. 

—Pero si Dark es el animalito más lindo que he conocido. Después de Pancho. 

Dijo sonriendo para ir hacia Pancho y abrazarlo. 

—Entonces no has conocido muchos. 

Me quejé. Me senté a su lado, él parecía estar más tranquilo. 

—Oye, olvidé cómo dijiste que habías conocido a Enderson. 

Dije, él negó con la cabeza.

—¿Lo olvidaste? Pero si hacías un montón de preguntas cuando te conté. 

Dijo, pero comenzó a relatar todo tal cual lo había hecho en aquella ocasión. Cuando terminó fui intentando que me contara parte de lo que habíamos vivido, de cuando llegamos al refugio y después comencé a preguntarle sobre antes de que conociera a Enderson, aunque esa parte no la conocía muy bien. 

No sabía si recordaba bien su pasado o no, pues desde antes no parecía recordar mucho, pero describía a sus padres, a Cuppa de más joven, incluso hablaba de una anciana, de un ataque de endermans y del accidente en el barranco. Lo que me sorprendió fue la calma con la que relataba todo, como si estuviera contando un cuento. 

Lo que sea que Cinthya y ese enderman estaban haciendo parecía funcionar, pero creo que alteraba su personalidad. 

—Por cierto, ¿qué es todo eso que mencionabas de Enderson antes de que Cinthya y Carlos se fueran? 

Pregunté cómo burla, pero me sorprendió que respondió con la misma tranquilidad con la que me había contado todo. 

—No es nada importante, porque ahora él me odia. Los endermans son malos, debí creerle a mamá Kama cuando me lo dijo, pero creí que alguien tan amable y con unos ojos tan bonitos no podía ser tan malo. 

Respondió algo cabizbajo, antes de que pudiera decir algo me miró. 

—Ya lo sabías, ¿no? 

Preguntó, sonreí nervioso encogiéndome de hombros. 

—Algo así. 

Respondí, aunque ya lo sabía siempre creí que era mejor fingir que no. En especial si ellos no me decían nada. 

—Eres un buen amigo, aunque Cindy dice que te quieres ir. Nos vas a abandonar. 

Mencionó con los ojos llorosos. Sonreí nervioso. 

—No quiero abandonarlos, vendré a visitarlos. 

Dije, él negó con la cabeza. 

—Nunca has estado secuestrado, lo sabes. Por eso creí que nos considerabas tus amigos. 

Dijo con ojos llorosos, suspiré pensando que nada de lo que le dijera lo haría pensar diferente. 

—Son mis amigos, los mejores que he tenido. Pero sabes que no pertenezco aquí, pero vendré y te contaré nuevas aventuras. 

Dije, él sonrió emocionado. 

—¿Puedes volver a contarme aquella donde con sólo una flecha rota pudiste defenderte de esos tres humanos? 

Pidió sentándose más cerca para recargar su cabeza en mi hombro. Pancho comenzó a picotear mis vendajes de las manos y brazos. 

—Lo haré si prometes que tu caldo va a estar tranquilo. 

Dije alejando mi mano, él rió. 

Pasaron varias horas donde le conté muchas de mis historias que él ya conocía y un par de las que aún no le había contado. Conversamos hasta que ambos nos quedamos dormidos. 

Vida En Un Mundo LocoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora