Nada Tan Bello Puede Ser Malo

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NARRA CHARLOTTE 

Estaba sentada sobre la cama con los brazos cruzados. No era normal en mi molestarme, pero es que Magna estaba exagerando. 

No me dejaba salir porque no podía caminar, aún cuando era capaz de estar de pie por varios minutos. Le dije que volando podía buscar a quien me había salvado, pero ella se negaba a dejarme salir. 

Lo que más me molestaba es que se había quedado acomodando las cosas de la habitación seguro sólo para evitar que pudiera escapar. 

—Charly, ¿cómo estás? 

Preguntó Bertha entrando con emoción. En sus manos traía un ramo de flores rojas, de esas que ahora había en el Nether por los cambios recientes. 

—Trajiste flores, gracias. 

Dije sonriendo amable, ella sonrió emocionada entregándomelas. Las había trenzado de manera que no se separaban aunque las soltara. 

Las observé, eran muy bonitas y su textura muy parecida a las del mundo normal, pero estas no desprendían ningún aroma, además que era obvio que no necesitaban agua para sobrevivir. 

—Le dije que no las trajera, no sabemos si pueden ser malas. 

Dijo Kellet de brazos cruzados, Bertha lo miró negando con la cabeza. 

—Nada tan bello puede ser malo. 

Respondió, sonreí divertida. 

—Charlotte, estuvimos explorando la zona de ese portal pero no encontramos nada. Ni humanos, ni ghast, ni ningún otro ser. 

Dijo Blake, asentí triste. Quizá el miedo me había hecho atacar de alguna manera sin siquiera notarlo. 

—¿Lo ves? No hay nada a lo que tengas que ir, ellos estarán buscando por algunos días si hay algo o alguien por la zona. Tú debes relajarte para que sanes más pronto. 

Dijo Magna, centré mi mirada en las flores aún molesta con ella. 

Durante días me tuvieron ahí, llevándome de comer y diciéndome que no había nada en aquella zona del portal, pero jamás dejándome sola. Pensé ya podía permanecer de pie mucho tiempo y dar algunos pasos, pero aún así Magna no me dejaba salir de esa habitación. 

Tuve que estar en reposo forzado hasta que, aún sin estar completamente curada, un día Magna tuvo que salir dejándome sola. La habían ido a buscar por una emergencia, al parecer alguien se había accidentado en la cocina. 

Viéndome sola y creyendo que era mi única oportunidad salí de la habitación y en la primer ventana que vi salí volando de la fortaleza. Sabía que había permanecido aquí mucho más tiempo del que tenía planeado, así que regresaría con mis amigos para estar con Cuppa. 

Sin embargo antes de ir al portal quería volver al sitio del otro portal para averiguar si era verdad lo que decían Bertha y los chicos o sólo habían querido mantenerme tranquila. Sabía que debía ser rápida, si se daban cuenta que había escapado me irían a buscar antes de que pudiera salir de la dimensión. 

Volé hasta el portal donde había sido atacada. Aún estaban los impactos en el suelo. Desde dónde yo estaba no hubiera podido disparar a esos sitios. Además, se veía claramente que venían de otra dirección. 

Me dirigí hacia dónde debería haber estado quien me salvó, pero no había nadie. Seguí avanzando en esa dirección hasta toparme otra de las zonas cambiadas.

La zona parecía una especie de bosque azul, tenía pasto y flores. Quizá de aquí había conseguido las flores que llevó Bertha. 

Avance mirando los árboles, no parecían dar ningún fruto ni nada, pero tenían un follaje bastante tupido. 

Avancé sigilosa escuchando que cerca había movimiento de lava. Me sorprendía como todo simulaba bastante bien un bosque del mundo normal. 

Creía que ya había visto suficiente y que era momento de ir hacia el portal que me llevaría a mi casa cuando escuché un ruido que llamó mi atención. Parecía como si alguien estuviera jugando en la lava. 

Lo más probable es que fueran pigmans nadando y jugando, pero también podría ser aquello que me salvó así que decidí acercarme y averiguarlo. Desde las alturas podía ver la lava corriendo a través de la especie de bosque, casi como si fuera un río. 

Descendí para no ser vista y ocultándome tras los árboles seguí el camino del río de lava. Me detuve sorprendida cuando me percaté que había ondas de movimiento, me estaba acercando a lo que jugaba en la lava.

Cuidadosa de no hacer ruido ni de ser vista seguí avanzando intentando hacer a los árboles mis aliados en el camuflaje. 

Me detuve sorprendida cuando la vi. Una chica delgada, de piel grisácea y largo cabello negro sentada a la orilla del río de lava con sus pies dentro de esta. 

De repente movía sus pies creando ondas en la lava, pero en su mayoría estaba quieta

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De repente movía sus pies creando ondas en la lava, pero en su mayoría estaba quieta. Era una wither skeleton, pero no parecía llevar una espada o algún arma para defenderse. 

Decidí dejarme ver y hablar con ella. Al estar tan tranquila y disfrutando de uno de los lugares que habían cambiado quizá sabía alguna información. 

O con suerte incluso podría decirme si habían más ghast o que pudo haberme salvado. Quizá era una de esas viajeras de las que Magna hablaba, podría saber información útil. 

Caminé lentamente, en parte para no asustarla y en parte porque me dolía la pierna. Ella no me me había notado. 

—Hola, ¿qué tal? 

Saludé intentando mostrarme amistosa cuando estuve gente a ella del otro lado del río. Ella me miró sorprendida, con una agilidad increíble se puso de pie. 

Llevaba un hermoso y esponjoso vestido que le ayudaba a ocultar la funda de su espada con la cual me amenazó. Sin embargo no dijo palabra alguna. 

—Tranquila, no te haré daño. Soy Charlotte, sólo quiero conversar. 

Dije sonriéndole. Pareció relajarse un poco, sonreí aliviada cuando la vi guardar la espada, creí que accedería a hablar conmigo pero cuando apenas iba a hacerle una pregunta ella dio media vuelta y salió corriendo. 

—Espera, no te vayas. No te haré daño. Sólo quiero saber un par de cosas. 

Dije volando tras ella. No podía volar muy alto porque la perdería de vista con los árboles, pero tampoco podía correr por mi pierna herida así que me estaba costando trabajo seguirle el paso. 

Atravesé toda la zona de bosque hasta llegar a donde el Nether volvía a ser normal, sin embargo ella no estaba. Miré a todos lados, miré de regreso al bosque pero no había nadie, ni siquiera un ruido que me hiciera saber que ahí seguía. 

Suspiré desanimada, pero a pesar de que tenía ganas de dejarme caer al suelo y llorar decidí no hacerlo. Sabía que no podía perder el tiempo, debía regresar con mis amigos. 

Volé ahora en dirección al portal que sería mi salida. Esperaba llegar antes de que los chicos de la fortaleza me encontraran o no me dejarían salir. 

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