Somos La Amenaza

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NARRA NILSA

Nos llevaron a una construcción donde había dos enderman en la entrada, uno de ellos de cabello y ropa blanca. 

—Cinthya dice que pueden quedarse aquí. Ya sabes, nadie debería estar en la construcción donde ella descansa. 

Explicó Stevens, el humano que nos escoltaba con ayuda de Alix. Mis hermanos me decían que ella nos iba a traicionar, en especial ahora que estaba siempre con ese humano. 

Temían que fuera a unirse a los amigos de Skellen y que nos tomarán como culpables o enemigos y pudieran hacernos daño, pero yo confiaba en ella. Algo dentro de mí me decía que ella jamás nos haría daño, aun cuando la tratamos tan mal tanto tiempo. 

—¿Aquí? ¿Con…? 

Preguntó el enderman normal señalando hacia la puerta de entrada, Stevens se encogió de hombros. 

—Dijo que también descansarán aquí Skeleton, Samara y Zarah. Supongo que todos estarán bien. 

Respondió, el enderman se encogió de hombros en respuesta. Stevens abrió la puerta y esperó a que entraramos. 

—Podrán salir cuando el sol se esconda de nuevo. 

Dijo Alix con una amable sonrisa antes de que el chico cerrara la puerta.

—Genial, ahora nos tratan como basura. De nuevo. 

Se quejó Gerd, Gunilda bajó la cabeza. 

—Seguro piensan que somos los responsables. 

Comentó. Ninguno dijo nada más, cada uno se sumió en sus pensamientos con las miradas clavadas en el suelo. 

Me gusta pensar que se arrepienten de lo sucedido y quieren cambiar para ayudar, así como yo. 

Miré alrededor, habían dado a entender que había alguien más aquí pero no veía a nadie más, sin embargo no era la única habitación, había un par de puertas. 

—¿Sucede algo? 

Preguntó Einar cuando me vio caminar hacia una de ellas. 

—Ellos dijeron que estaríamos aquí con alguien más. 

Dije, Ivar asintió. 

—Sí, Skeleton, Samara y Zarah. Pero obvio tienen más libertad que nosotros. 

Dijo casi como queja. 

—Es porque confían en ellos. En nosotros no. 

Dijo Gunilda, Ivar rodó los ojos molesto. 

—¿Quién confiaría en Skeleton? Ese chico está demente. ¿Acaso no recuerdan que estaba dispuesto a pelear con los seis cuando lo conocimos, aún siendo obvio que no tenía oportunidad?

Recordó, Gunilda rió divertida. Skeleton nos había parecido un chico gracioso y valiente en aquel entonces, demasiado arriesgado sin pensar en las consecuencias. 

Una de las puertas se abrió, de la habitación salió Marcus con el cabello un poco más revuelto de lo normal. Venía tallando sus ojos con el reverso de su mano. 

—Ah, son ustedes, creí que eran mis amigos. 

Comentó con un tono aburrido, de desinterés. 

—Marcus, así que aquí es a donde te trajeron. 

Dije sonriéndole amistosa, pero él me miró de una manera extraña. No respondió. 

—No hemos tenido la oportunidad de conocernos bien. Yo soy… 

Vida En Un Mundo LocoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora