Samara

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Despierto emocionada porque es el cumpleaños de Skeleton. Sus padres están teniendo algunos problemas y está algo deprimido, así que con ayuda de Zarah le hice un arco por mí misma.

Con ella y su padre fuimos a cortar de la mejor madera para el instrumento, me ayudaron a cortar, pulir y me instruyeron en como irlo armando. A consecuencia de tal actividad había lastimado mis dedos y las palmas de mis manos, pero sabía que valdría la pena si iba a ver una sonrisa dibujarse en el bello rostro de mi amigo.

Desde hace días que no quería salir a caminar conmigo, no quería ir a escuchar las historias de Zarah ni tampoco salía con su padre cuando este iba a cazar.

—Samara, ya… ¿Ya estás levantada? Es un milagro.

Saludó mi mamá entrando a mi habitación, sonreí emocionada buscando mi mejor vestido.

—Sí, hoy es el cumpleaños de Skeleton.

Dije, ella sonrió asintiendo.

—Parece que le tienes mucho cariño, ¿no?

Preguntó, le sonreí sintiendo el calor en mis mejillas.

—Él y Zarah son mis mejores amigos, siempre están para mí y yo quiero estar para ellos.

Dije, ella asintió tomando mis manos entre las suyas.

—Pero parece que aún así él se lleva la mayor parte del cariño. No recuerdo que hayas sufrido tanto por el regalo de Zarah en su último cumpleaños.

Dijo, sonreí nerviosa alejando mis manos de las suyas avergonzada de que las viera lastimadas y que las sintiera rasposas.

—Eso es porque es mucho más fácil hacer un libro que un arco.

Dije, y era la verdad. Ella asintió.

—Bueno, baja a desayunar o no podrás salir para verlo.

Amenazó divertida, asentí sonriendo. Terminé de vestirme y peinarme, tomé el regalo para Skeleton y bajé corriendo para desayunar con mi familia.

Saludé a mis abuelos, a mi tía, a mis tres primos y a mi hermano menor con un beso en la mejilla, finalmente abracé y besé a mi padre quien parecía ya estar terminando su desayuno.

—Luces demasiado arreglada está noche.

Dijo mi abuela, sonreí sonrojada.

—La luna se pondrá celosa si te ve, mejor que no salgas a ningún lado.

Dijo mi abuelo, reí negando con la cabeza.

—Es el cumpleaños de Skeleton, debo ir a verlo.

Dije, mi padre levantó una ceja.

—Skeleton, eh. Creo que voy a tener que vigilarlo más de cerca.

Mencionó, mi mamá colocó un plato con pay de manzana y un vaso de leche tibia frente a mí.

—Come cariño, y ya dejen de molestarla.

Pidió riendo, agradecí aunque sabía que su intención no era molestar.

—Papá, ¿después de darle su regalo a Skeleton podemos ir a probarlo? Quizá tengamos suerte y podríamos cazar algo.

Pedí, mi padre negó con la cabeza sonriendo.

—Pero debes prometer estar aquí un par de horas antes de que salga el sol.

Dijo, asentí emocionada devorando mi desayuno para ir más rápido a verlo. Cuando terminé di un beso a todos, tomé el regalo para Skeleton y mi arco y salí de la casa.

Vida En Un Mundo LocoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora