Amistad Verdadera

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NARRA CUPPA

Cooper y yo salimos a caminar por el refugio, parecía que finalmente habían terminado de construirlo y ahora era mucho mejor que antes. Las casas eran más grandes y parecían más seguras y con mayores comodidades, además que las decoraciones de estas y de los caminos eran mejores, todo parecía más alegre. 

Ya no había un pozo en el centro, ahora era una fuente, seguro que ningún enderman se acercaría por aquí ahora. 

Cooper estaba igual o más emocionado que yo, comentábamos todo lo que pensábamos sobre el nuevo refugio pero algo nos llamó la atención y nos dejó callados. Nos acercamos a lo que parecía ser un corral, Pancho corrió y saltó para posar sobre la barda comenzando a cacarear haciendo que unos pequeños bultos peludos en el suelo comenzaran a moverse. 

—¿Estos son los conejos de Cindy? 

Pregunté, Cooper asintió. 

—Parece que sí. Ella mencionó que Marcus le ayudó a construir un lugar para ellos, debe ser este. 

Respondió pasando un brazo sobre la barda para intentar tocar uno de los conejos que se habían acercado, pero por su pequeña estatura ni siquiera se acercó. 

—Imagina cuando mi sobino crezca y vengamos juntos a jugar aquí. Seguro que a Cindy no le molestará. 

Comentó emocionado, sonreí nerviosa colocando una mano sobre mi vientre. Había algo que me hacía sentir nerviosa e insegura cuando hablaban del nacimiento. 

—¿Estás preocupada por Ender? ¿Piensas que no va a regresar? 

Preguntó mirándome con curiosidad, sonreí nerviosa negando con la cabeza. 

—No, ¿qué te hace pensar eso? 

Respondí evadiendo dar una respuesta más concreta, él hizo una mueca extraña para luego encogerse de hombros. 

—Últimamente pareces muy nerviosa cuando se menciona algo del bebé, así que pensé que quizá puedas tener miedo de quedarte sola con él. Aunque yo nunca te dejaré sola. 

Explicó, sonreí asintiendo por su promesa. 

—Lo sé, gracias. Estoy bien, pero es algo nuevo para mí. 

Confesé, él asintió sonriendo. 

—Te entiendo, da mucho miedo enfrentarte a nuevas experiencias, en especial si no sabes si el resultado será bueno o malo.

Comentó, sonreí asintiendo. 

Su apariencia seguía siendo la misma de antes, adorable e inocente, pero después de recuperar su memoria había cambiado un poco su manera de hablar y de actuar, ahora parecía más maduro y con mayor confianza. 

—Hey, ¿quién les dio permiso de salir solos? 

Preguntó Cindy a modo de saludo, venía cargando entre sus brazos un montón de zanahorias. Ambos sonreímos a modo de saludo. 

—No necesitamos que nadie nos cuide, ya somos grandes. 

Dijo Cooper con orgullo, ella sonrió asintiendo. 

—Yo también. 

Secundó levantando la cabeza con superioridad.

—No es cierto, siempre debe haber alguien vigilando. Te robaste las últimas zanahorias de la casa incluso cuando te había advertido que eran para la comida. 

La regañó Mindy acercándose, la pequeña lanzó las zanahorias dentro del corral para evitar que su hermana mayor se las arrebatara. 

—Ups, se me cayeron. Lástima, de todas maneras, no me gusta comer crema de zanahoria. 

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