Confiando

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NARRA DAICHI 

Ma había despertado hace poco, hoy tenía un poco de mejor dolor y es por eso que había decidido asearme lavando con cuidado las zonas de las heridas. Mis brazos tenían aún ligeros aruñones, pero no muy profundos, poco a poco iban cicatrizando.

La herida que más me ponía nervioso era la del estómago, sí, había atacado y lastimado mucho a aquella lobo, pero ella casi me parte en dos. No podía culparla, nuestra especie se caracteriza por la lealtad aún por sobre nuestra propia vida y no iba a dejar que ella ni su dueña hicieran daño a Dark o a mis demás amigos aún sin importar quien había empezado el confrontamiento.

Cambié las vendas que tenían que rodear toda mi cintura sólo para proteger la zona herida, era muy incómodo pero al menos así no sentía que con cada movimiento la herida se volvería a abrir. Estaba terminando de vestirme cuando escuché que alguien entraba a la casa, sabía que era Mindy, desde que sucedió aquella pelea es la única que viene a verme. 

En ocasiones trae medicina que envía Cinthya, o comida y frutas que envía Cindy, pero no deja pasar a ninguna de ellas probablemente desconfiando en que pueda lastimarlas. 

Me senté sobre la cama rodeando mi cuerpo con mi cola esperando a que ella abriera, no pasaron muchos minutos cuando ella anunció que abriría la puerta. Me sentía inquieto, no porque ella estuviera aquí sino porque en esta ocasión no venía sola. 

Gracias a mi olfato podía saber quien la acompañaba y aquello sólo me hacía enfurecer. Podía soportar que me culpara de ser agresivo, de se ser un peligro, que me tuviera aquí encerrado, que desconfiara de mí e incluso que dijera que me había vuelto en alguien desconocido para ella, pero que viniera hoy acompañada por él sólo podía hacerme pensar que en este tiempo se habían vuelto aún más cercanos. 

Apenas la puerta se abrió comencé a gruñir molesto sin poder controlarlo, mi cola dejó de rodear mi cuerpo para ir de un lado a otro mostrando lo inquieto que me sentía. Mindy, quien venía con una gran sonrisa, me miró asustada y un tanto preocupada. 

—Dai, ¿sucede algo? Hoy no pareces sentirte muy bien. 

Comentó nerviosa dudando si entrar a la habitación o no. Él chico junto a ella negó con la cabeza mirándola de una manera un tanto burlesca. 

—Te dije que no le iba a agradar que llegaras con alguien sin avisarle primero. 

Le comentó, ella lo regañó con la mirada para que guardara silencio. Volvió a mirarme sonriendo nerviosa. 

—He visto que tus heridas han sanado más y puedes moverte mejor entonces estaba pensando en qué te gustaría visitar a algunos de tus amigos. 

Dijo aún con esa sonrisa nerviosa, en especial porque su “amigo” al lado de ella la miraba burlándose y haciéndole gestos extraños que no comprendí.

No respondí nada porque no podía imaginar cuál era el motivo por el que había traído a este chico con ella. ¿Acaso creía que así estaría segura? Como si él pudiera hacer algo si quisiera atacar a alguien. 

El chico de aspecto descuidado y personalidad relajada notó que no dejaba de mirarlo de reojo, entonces sonrió intentando mostrarse amigable. 

—Te diré porque estoy aquí, pero no te enojes con Mindy. 

Dijo abrazando a la mencionada por los hombros. Ella no lo alejó ni hizo nada para evitar su toque, eso me hizo enojar aún más, pero ninguno parecía darse cuenta de los gruñidos que salían de mí garganta. 

—De todas las chicas lindas en las que pudiste haberte fijado elegiste a la más posesiva. 

Comenzó burlándose de ella quien se volteó bruscamente rompiendo el abrazo, para después darle un golpe en el brazo. A él no pareció importarle y continuó. 

—Quiere salir a caminar contigo, pero me pidió que viniera para colocarles esto ya que no quiere que te alejes de su lado. ¿Lo ves?, quiere controlarte. 

Explicó mostrando una especie de cadena metálica con unas pulceras o algo así en cada extremo. Mindy le dio otro golpe en el brazo. 

—Ya te dije que es para que los demás se sientan seguros. 

Lo corrigió, pero él siguió riendo a la vez que negaba con la cabeza. 

—¿En serio? En ese caso podría ir de paseo con cualquier otra persona, no sólo contigo. 

Comentó, ella lo miró de manera molesta pero sus mejillas estaban rojas. Los miré sintiéndome confundido, yo me sentía furioso de verlos juntos pero él parecía divertido sabiendo que ella quería estar cuidándome o algo así. 

Discutieron un poco dándose pequeños golpes hasta que él entró a la habitación. Sin poder evitarlo volví a gruñir, pero él no pareció asustarse. 

—Si estás de acuerdo en salir a pasear con esta chica posesiva tienes que usar esto. 

Dijo mostrándome de nuevo la cadena, se acercó para colocarlo en mi muñeca pero no pude evitar gruñirle de nuevo mostrando mis colmillos. Me sorprendía que Mindy parecía más asustada cada que hacía eso, ya que él apenas y me miraba. 

—No te recomendaría morderme, probablemente enfermes de algo y Cinthya tenga que darte algunas pócimas. 

Comentó riendo leve. Colocó la pulcera metálica en mi muñeca, aseguró los diferentes tipos de seguros y luego de asegurarse que no se podría quitar miró a Mindy para que se acercara y pudiera colocar la que ella llevaría en su muñeca. 

Mientras él aseguraba el de la muñeca de ella miré la cadena, a pesar de no ser pesada ni muy gruesa se notaba que era muy resistente. Parecía que tenía algo así como un metro de largo, aunque a mí no me importaría si midiera menos, aunque seguro que Mindy la había pedido de esta manera. 

—Bueno, está listo. Los veré en la tarde. 

Dijo a modo de despedida, lo miré con curiosidad, ¿cuánto se supone que dudaría el “paseo”?, apenas y estaba por amanecer. 

—Primero iremos a ver a Dark y Carlos, vamos a desayunar con ellos y Samara, después visitaremos a Cinthya para que vea tus heridas y si considera que no hay riesgo iremos con Cindy a caminar por fuera del refugio, luego iremos a casa de Marcus a comer. 

Expliqué, Marcus asintió sonriente. 

—Miki estará comiendo con nosotros así que creo que no estarás molesto, ¿cierto? Entonces nos vemos después. 

Dijo caminando hacia afuera de la habitación.

—Gracias. 

Murmuré entre dientes sin atreverme a dirigirle la mirada, Mindy sonrió leve. 

—Sabes que Marcus sólo es mi amigo, lo recuerdas, ¿verdad? 

Preguntó Mindy divertida, no respondí nada ni la miré. Aún me sentía molesto, lo sabía, pero era inevitable sentirme molesto con su presencia. 

—Vamos, Samara ha debe estar en casa de Carlos. Seguro que Dark tiene muchas ganas de verte. 

Dijo comenzando a caminar, me levanté y la seguí sin tener más remedio, después de todo estaba encadenado a ella. Aún así, dentro de mí me sentía feliz, no sólo porque podría salir y ver a mis amigos sino que además ella se estaba preocupando por mí. 

Vida En Un Mundo LocoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora