Promesa

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NARRA DAICHI

Caminé hacia la entrada del refugio después de haber logrado escapar de Miki y Dark. Cindy ya estaba esperando sobre el muro, parecía aburrida pero en cuanto me vio sonrió y bajó de un salto.

—“Orejitas”, ya llegaste.

Saludó animada, la miré serio. 

—No me llames así. 

Pedí, ella se encogió de hombros sonriendo inocentemente. 

—Pero suena lindo, ¿o prefieres que te llame “Cachorrito”? 

Preguntó sin borrar aquella sonrisa de su rostro, crucé los brazos. 

—Mi nombre es Daichi, no “orejitas”, “cachorrito” ni nada parecido. 

Dije, rió divertida.

—Son apodos de cariño. ¿Dónde está Mindy?, creí que vendrían juntos. 

Preguntó, me encogí de hombros. 

—No pude salir de casa hasta prometer a Miki que todas las manzanas de la recolección serían para ella, pero no vi a Mindy en el camino. 

Dije, ella asintió. 

—Es raro que Miki coma manzanas, ya sabes, ustedes son como Dark. ¿Por qué no vas a buscarla?, los esperaré aquí. 

Dijo a la vez que volvía a escalar el muro, negué con la cabeza sabiendo que no había de otra. 

Comencé a caminar intentando pensar dónde podía encontrarla. No tardé mucho en verla a lo lejos, parecía discutir con aquel zombie. 

Presté atención para saber si necesitaba ayuda, pero él dijo algo sobre que era la debilidad de ella y comenzaron a reír para después abrazarse, no pude evitar mirarlo de manera molesta y lo notó. Mindy se despidió de él para después acercarse a dónde yo estaba. 

—Hola, lo siento, había olvidado que iba a acompañarlos. 

Se disculpó apenada con una sonrisa nerviosa. Estaba de mejor humor ahora que ya no tenía que encargarse de alimentar a todos en el refugio, o quizá era porque ahora podía pasar más tiempo con ese chico. 

—Si tienes algo mejor que hacer podemos ir solos. 

Dije comenzando a caminar, ella me siguió. 

—No entiendo a qué te refieres. 

Respondió, pero no dije nada. ¿Qué podía decir? 

Llegamos a la entrada del refugio, Cindy ya nos esperaba con un rostro impaciente. 

—¿Qué les tomó tanto tiempo? 

Preguntó, le sonreí caminando hacia afuera del refugio. 

—Tú hermana estaba algo ocupada. 

Dije, ella la regañó con la mirada. Tomé la delantera utilizando mi olfato para encontrar frutas más rápido y también para alejarlas de posibles peligros, mientras ellas me seguían conversando en voz baja aunque podía escuchar todo lo que decían. 

No tardamos mucho en recolectar tantas frutas que ya no podíamos llevar más por lo que decidimos regresar al refugio. 

—Quizá si hubiéramos traído a más llevaríamos más cosas. 

Dijo Mindy haciendo todo su esfuerzo por llevar aquella bolsa llena de fresas. 

—Sí, hubieras invitado a tu amigo. 

Dije casi sin querer, Mindy me miró molesta y Cindy rompió en carcajadas. 

—Me agradas cada vez más, voy a buscarte un nuevo apodo. 

Vida En Un Mundo LocoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora