Tensiones

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NARRA CUPPA 

Me encontraba en mi habitación con Cooper, él aún no recordaba pero al menos ya no se creía un pequeño niño que había sido arrebatado de los cuidados de sus padres. Estaba sentada sobre la cama buscando la manera de descansar mi espalda mientras lo observaba revisando los libros, pasando páginas tan rápido que creí que las arrancaría. 

—Que aburrido, no hay ni un solo dibujo. 

Se quejó, sonreí divertida. 

—Pequeño, los libros no tienen dibujos, sólo letras. 

Respondí, él negó con la cabeza. 

—No es cierto, hay algunos que sí tienen. Como el de… 

Respondió mirando al techo como si eso le ayudara a recordar. 

—¿Cuál libro tiene dibujos? 

Pregunté, él me miró aún dudando un poco. 

—El aventurero. 

Dijo, pensé un poco a quien podía referirse. 

—¿Skeleton? 

Pregunté recordando que él mismo me había contado sus fantásticas y exageradas historias de aventuras y viajes. 

—No, el otro… El que lo sabe todo. 

Dijo, lo miré sin comprender, ¿saber todo sobre qué? 

—¿Marcus? 

Pregunté recordando que él dibuja, es muy fantasioso por lo que podía escribir un libro. Además sabe de armas, construcción, decoración y animales. 

—No, él no. El que lleva muchas cosas consigo. 

Dijo, esta vez me fui más a la segura. 

—¡Carlos! Él siempre lleva de todo en sus bolsillos. 

Dije, él negó con la cabeza. 

—No, él no. Probablemente es muy perezoso para dibujar. Hablo del otro chico, el chico, el miedoso. 

Dijo, reí divertida. El chico más miedoso que había conocido hasta ahora era él mismo. 

—¿Cómo puede tener un nombre tan difícil? Seguro ni siquiera es bonito. 

Se quejó, reí aún más. 

—¿Un nombre bonito? ¿El tuyo es bonito? 

Pregunté, él asintió muy seguro. 

—Por supuesto, bonito e inolvidable como yo. 

Dijo orgulloso, asentí. 

—Lastima que tu cabeza no funcione igual. 

Comenté un poco cabizbaja, me miró curioso. 

—¿A qué te refieres? 

Preguntó, negué con la cabeza. 

—Nada, olvídalo. 

Dije, él se encogió de hombros. 

—Por cierto, siempre hay alguien por aquí cerca vigilando que no vayas a explotar, ¿dónde están ahora? 

Preguntó, reí divertida. 

—No cuidan que vaya a explotar. 

Dije, él asintió. 

—Por supuesto que sí. Es lo que hacemos, explotamos y destruimos, y con ese tamaño hasta yo temería. 

Dijo señalando su propia barriga para dar a entender a qué se refería. Reí divertida. 

Vida En Un Mundo LocoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora