Del Mismo Lado

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JessGuevara8

NARRA SKELETON 

Nos quedamos en silencio en lo más profundo de la cueva esperando que aquellos que nos seguían no encontraran nuestro escondite. Lena no soltó mi brazo para nada, apenas y lo sentía, sólo esperaba que eso no fuera a ser un problema si es que teníamos que defendernos del chico que estaba sentado frente a nosotros. 

Estaba hasta el otro extremo de la cueva apoyando su espalda contra la pared aparentando estar relajado mientras limpiaba su hacha pasando de vez en cuando las yemas de sus dedos por el filo de esta, como si quisiera comprobar que tan filosa estaba. Podía parecer concentrado en su arma, pero algo me decía que así como yo no lo perdía de vista él también estaba pendiente de nosotros. 

Pasaron cerca de dos horas, no sabía cuánto tiempo soportaría esto más pero antes de que se me ocurriera hacer algo se escucharon afuera pasos de una multitud, habían regresado. Sin embargo, aunque sonaron muy cerca de la entrada no se detuvieron, era como si fueran de paso. 

El chico no parecía preocupado cuando se escucharon cerca. Pasados cerca de quince minutos suspiró a la vez que se paraba derecho abandonando su actitud de seguridad, jugando con su hacha nos miró. 

—¿Entonces van a explicar quienes son y que hacían en la mansión o tendré que cortar sus cabezas quedándome con la duda? 

Preguntó en un tono tranquilo pero a la vez dando a entender que era una amenaza. Preparé mi arco y apunté hacia él. 

—Si te atreves a dar un paso hacia nosotros o intentas hacer algo mi flecha atravesará tu cabeza antes de darte el gusto de ver a uno de nosotros muertos. 

Respondí, él sonrió confiado tomando con fuerza el mango de su hacha. Antes de que alguno de los dos hiciera el primer ataque Lena rompió el silencio. 

—Mi nombre es Lena y vengo del desierto, él es Skeleton y es un aventurero. Pensábamos que en la mansión podríamos hacer amigos, pero nos tomaron prisioneros. 

Respondió sonriendo nerviosa, rodé los ojos. Quería regañarla por responderle al idiota que amenazaba nuestras vidas, pero no lo haría frente a él dándole una oportunidad para atacar. 

—¿Eran prisioneros de la mansión? Nadie escapa de los calabozos. Seguro están con ellos. 

Respondió, Lena negó con la cabeza. 

—¿Por qué eso te preocuparía? Eres uno de ellos. 

Respondí, él me miró ofendido. 

—No soy uno de ellos. 

Respondió molesto apuntando el filo de su hacha hacia mí. 

—Ya te hemos dicho quienes somos nosotros, ¿qué hay de ti? ¿Vas a esperar que una flecha atraviese tu cabeza? 

Preguntó Lena, sonreí, esa actitud me gustaba más. Él rodó los ojos bajando su arma. 

—Mi nombre es William, vivía en la mansión pero escapé y ahora me buscan. Si son quienes dicen ser estamos en la misma situación. 

Respondió, Lena me soltó sintiéndose más confiada con el nuevo chico, quien no me dejó de mirar hasta que dejé de amenazarlo con mi arco. 

—Bien, estamos del mismo lado. Pero te advierto que no bajaré la guardia. 

Respondí, él asintió. 

—Lo mismo digo. 

Respondió. El ambiente seguía siendo tenso, no había más que silencio hasta que Lena habló de nuevo. 

—Entonces, deberíamos ayudarnos para salir de aquí. 

Comentó Lena, William asintió estando de acuerdo. 

—Quizá siendo más tengamos una oportunidad. Hay torres de vigilancia en ciertos puntos, es casi imposible salir, hasta ahora no he encontrado la solución. 

Explicó mientras sacaba de su saco un papel enrollado pero bastante maltratado, lo lanzó hacia nosotros. 

Lo atrapé en el aire y lo revisé mientras él explicaba que había marcado la mansión y los puntos donde estaban las torres de vigilancia. También sabía los horarios de cuando salían a recorrer el área buscando intrusos. 

—¿Acaso hay algo tan importante en esa mansión como para protegerla tanto? 

Preguntó Lena cuando él hubo terminado, no hubo respuesta por parte de él. Quizá en su momento también había querido averiguar lo mismo y por eso ahora era buscado como traidor. 

Lena comenzó a dar algunas ideas, pero tenía que admitir que lo suyo no eran las estrategias. Él explicó las que había intentado y que había fracasado. 

De repente una idea vino a mí; había un punto ciego, por eso nadie nos había visto entrar en el área que según les pertenece. Para nuestra mala suerte cuando salimos de la mansión nos habíamos alejado de ese punto, pero creando una estrategia de acuerdo a los horarios que William decía conocer podríamos tener una oportunidad de escapar. 

Cuando les dije mi idea Lena se emocionó. Nos llevó cerca de una hora marcar el camino que seguiríamos, tendríamos que salir unos minutos después de la puesta de sol y tendríamos apenas cerca de cinco minutos para salir de la zona. 

Era poco tiempo y un plan muy riesgoso, sin embargo según lo relatado por William él ya había intentado casi todo y había fallado, esta era nuestra única oportunidad. 

—Entonces tendremos que ser rápidos, silenciosos y estar atentos a todo. ¿La chica sabe defenderse? 

Preguntó sin mirar a ninguno en específico. Lena se mostró molesta. 

—No soy “la chica”. Mi nombre es Lena. 

Le respondió molesto, no pareció importarle el que ella se molestara. 

—Pregunté si sabe defenderse. 

Preguntó mirando hacia mí, observándola a ella de reojo, casi era como si quisiera molestarla a propósito. Lena se levantó furiosa y antes de que él pudiera tomar su hacha que descansaba en el suelo ya tenía la punta de la espada en su garganta. 

—¿Quieres probarme? Aunque probablemente sea aburrido porque parece que hablas más de lo que sabes hacer… “chico”. 

Se burló mientras notaba como la piel que tenía contacto con la espada comenzaba a ponerse roja. Reí divertido observando aquella escena, parece que Lena tiene muchas sorpresas. 

—Está bien princesa, lo necesitamos para escapar, después puedes atravesarlo con tu espada si quieres. 

Dije a modo de broma, ella sonrió asintiendo guardando su arma mientras William la miraba entre sorprendido y molesto a la vez. Lena regresó a sentarse a mi lado.

Sacó un par de manzanas que traía consigo y me dio una, ella se comió la otra, era casi como si quisiera molestar a William. No pude evitar divertirme con su actitud infantil, él sólo permaneció sentado mientras limpiaba de nuevo su hacha. 

Finalmente ella se durmió apoyada en mí, en otro momento la hubiera regañado pero ahora tenía que cuidar de ella, no podíamos confiarnos del sujeto frente a nosotros, por eso permanecería despierto. Él continuaba con su tarea hasta que comenzó a invadirlo el sueño, no entiendo si es que estaba demasiado cansado o algo le decía que no debía temer de nosotros, porque poco a poco se fue quedando dormido. 

Aunque ellos dos durmieran decidí mantenerme despierto, esperaría la puesta de sol y con suerte lograríamos salir de aquí. 

Vida En Un Mundo LocoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora