Pelea Por Celos

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Capítulo dedicado a Daichi-kun23

NARRA MINDY 

Cindy estaba acostada sobre el sofá dejando caer su cabeza hacia el suelo mientras me miraba guardando la fruta, carne y demás alimentos. 

—¿Dónde vamos a guardar tanta comida para que no se eche a perder? 

Pregunté perdiendo la paciencia. Zarah me había dicho que Skellen ya no estaría encerrada y ya no necesitaría que le hiciera de comer. 

—Quizá puedas llevarles a Daichi y Miki. Después de todo no van a salir. 

Respondió Cindy con desinterés, la miré sin entender. 

—¿De qué hablas? ¿Cómo qué no van a salir? 

Pregunté sin entender de qué hablaba exactamente, ella sonrió inocente. 

—¿Qué? ¿Quiénes van a salir? 

Preguntó haciéndose la desentendida. Crucé los brazos mirándola molesta. 

—Cindy, ¿qué pasó con Miki y Daichi? 

Pregunté, ella se levantó sentándose de manera normal en el sofá. 

—¿Qué quieres decir? 

Preguntó aún con esa sonrisa. Me acerqué a ella mirándola molesta. 

—Deja de jugar conmigo. Dijiste que Daichi y Miki no saldrían. 

Dije, ella asintió. 

—Ah, eso te aliviaría, ¿cierto? 

Respondió riendo. ¿Cómo podían decir que había cambiado si seguía siendo la misma niña molesta de siempre? 

—Bueno, ya que no me dices nada creo que tiraré toda esta comida. De todas maneras nadie la necesita.

Dije comenzando a tomar algunas cosas y apartándolas como si hablara en serio. 

—Está bien, ya, no te enojes. Daichi, Miki y Dark están encerrados en su casa. 

Dijo, la miré sin entender. 

—¿Han averiado la puerta? 

Pregunté, ella negó. 

—Los tres están molestos y no quieren salir para no lastimar a nadie. 

Dijo, la miré sin comprender. 

—¿Molestos con quien? 

Pregunté, ella se encogió de hombros. 

—Y yo que voy a saber, sólo sé que para no herir a nadie no saldrán para nada. 

Dijo, la miré incrédula. 

—Bien, llevaré la comida que no ocuparemos con ellos. 

Dije, ella asintió comenzando a saltar sobre el sofá. 

—Lleva muchas manzanas para Miki, le encantan.

Dijo, la miré molesta. 

—¿Por qué querría complacer a Miki? 

Pregunté molesta, ¿que podía tener de especial para recibir un trato especial? 

—¿Y por qué no? 

Preguntó de regreso. Suspiré sabiendo que todo lo que diría lo usaría para molestar. 

Terminé de colocar en una canasta la comida que no necesitaríamos. 

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