NARRA STEVENS
Había estado platicando con Sooka toda la mañana, pero de alguna manera salió la conversación de la historia del padre de Ender y Creppy, sinceramente me ponía mal escuchar sobre eso en especial porque de alguna manera me sentía identificado con ciertos sucesos. Sin agregar nada sobre el tema e intentando ocultar como me sentía salí de ahí, quería ir a casa a descansar para no pensar más en ello.
—Oh, Stevens, justo iba a ir a buscarte. Voy a ir a visitar a Cuppa, ¿no te gustaría venir?
Preguntó Cooper con una sonrisa animada, aunque ahora era más alto aún así no perdía su misma esencia. Negué con la cabeza fingiendo una sonrisa.
—No, gracias, tengo algunas cosas que hacer.
Mentí, él suspiró desanimado.
—¿Por qué todos tienen cosas que hacer? Bien, le daré tus saludos a Cuppa.
Dijo saliendo de la casa, Pancho lo siguió de cerca. Lo miré hasta que se perdió de vista.
Iba a entrar a la casa, pero estaba seguro que Enderson preguntaría qué era eso que tenía que hacer y el porque no había acompañado al menor, así que decidí ir a otro lado.
Caminé sin un rumbo fijo, pasé cerca del corral de los conejos, también por la casa de Cinthya pero no parecía estar en ese momento. Sin un sitio más al donde ir fui al lado del río donde solíamos jugar antes del ataque del Wither.
Me senté a la orilla del agua recordando cuando jugábamos todos juntos, sin preocupaciones más allá de enfermarnos por pasar tanto tiempo en el agua fría. Las bromas de Skeleton, los juegos competitivos de Marcus, las risas despreocupadas de Cuppa y Cooper, las peleas de Cindy y Mindy, incluso Skellen parecía divertirse.
Las cosas habían cambiado tanto ahora, me había quedado aquí por sentirme parte de algo pero ya no lo sentía así. Todos estaban encontrando su felicidad y me fui quedando de lado, quizá debía volver a mi casa, volver a mi solitaria vida de antes.
Aún con los viejos momentos en mi cabeza desvíe mi mirada del agua hacia la casa de Cuppa. Quizá había sido mi culpa dejarme sentir esto por ella sin siquiera preguntarme si ya estaba alguien más a su lado.
Aquella primera vez que los vi entrando a mi casa, tomados de la mano y sonriéndose tan dulcemente, me sentí molesto pero algo me llevó a pensar que aún tenía una oportunidad. ¿Cómo pude haber sido tan ignorante e iluso como para imaginar algo así?, ¿qué me hizo creer tal tontería?
Quizá debía aceptar desde un principio que ella no me vería jamás como algo más que un amigo. No podía ver que había de bueno en Ender, pero ella ya lo había escogido.
Ellos ya tenían una historia juntos cuando yo llegué, quizá ni siquiera era la víctima aquí, sino el culpable. Él me acusaba de querer separarlos, ¿tenía razón?, ¿de verdad quería entrometerme aún cuando ya eran una familia con un hijo a quien cuidar?
Pensando en eso sólo podía sentirme terriblemente mal, ¿qué era capaz de hacer por obtener mis propios intereses? Quizá así es como piensan aquellas personas que actúan mal, como los hermanos de Skellen.
¿Ellos pensaban así antes de volverse en lo que eran ahora? ¿No se supone que debería sentirme feliz de que ella finalmente haya encontrado su felicidad?, ¿por qué tenía que ser así de egoísta?
Incluso el pequeño Cooper, quien es tan risueño y soñador, me dijo que debía darme cuenta que su hermana ya era feliz con alguien más, que debía olvidarla.
Sintiéndome molesto y a la vez confundido por sentirme de esta manera y no saber qué hacer para solucionarlo comencé a lanzar piedras al agua como si aquello fuera a ayudarme. Quizá si regresaba a mi casa podría olvidarme de ella, incluso seguro que las cosas mejorarían por aquí sin tenerme cerca.
Ender tenía razón, ¿quién me echaría de menos?
Hundido en mis pensamientos continúe lanzando piedras al río, el sonido del agua chapoteando por las piedras que se abrían paso en esta misma llamaron la atención de Elizabeth quien salió de su casa y al verme comenzó a cruzar el puente sin quitarme la mirada de encima.
Pensaba en irme, no quería hablar con ella ni con nadie, pero tampoco era como si tuviera algún otro lugar al cual ir. Se sentó a mi lado y sonrió nerviosa.
—¿Qué es lo que sucede contigo? ¿Quién te ha puesto de mal humor?
Preguntó sonriendo pero yo sólo pude dirigirle una mirada molesta.
—No te interesa.
Respondí, mas en mi cabeza respondí “A nadie le interesa”, y era la verdad o al menos así lo creía. A nadie le interesaba de verdad como me sentía o qué me sucedía.
—¿Qué te hace pensar eso? Si no me interesara no hubiera preguntado, ¿cierto?
Preguntó riendo divertida, negué con la cabeza sintiéndome molesto aún con sus bromas. ¿Cómo podía ser tan despreocupada y reír por todo?
—Por varias razones no te interesa; no nos conocemos demasiado, no puedes ayudarme y de nada te va a servir escucharme.
Respondí, ella suspiró negando con la cabeza.
—No puedes saber que no puedo ayudarte si ni siquiera sé cuál es el problema.
Respondió muy confiada, seguí mirándola de mala manera.
—Pero eso no significa que vaya a contarte, ni siquiera sé nada sobre ti. ¿Por qué confiaría en ti de la nada?
Volví a responder, ella suspiró negando con la cabeza. Justo ahora lo que menos quería era conocer a alguien más.
—Entonces si te cuento sobre mí estaría bien, ¿no? Entonces me dirías que es lo que te sucede, ¿cierto?
Quiso saber, me encogí de hombros sin mirarla ni prestarle demasiada atención.
—Supongo que sería así.
Respondí sin ánimos, ella asintió con la cabeza sonriendo emocionada.
—Bien, entonces aquí va el pasado de esta payasa de circo.
Respondió divertida y con confianza dispuesta a compartir su historia conmigo sin temer nada. Me sorprendió que su confianza no sólo era aparente, en verdad parecía ser muy abierta para con los demás.
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Vida En Un Mundo Loco
FanfictionTercer parte de; "Una Vida Pixeleada", "Sobreviviendo en un loco mundo" y "Pixeles Sobrevivientes". Todo vuelve a la calma después de una larga lucha contra monstruos y poderosos enemigos, ahora nuestros amigos se disponen a reconstruir su hogar y r...