Indagando

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NARRA MINDY 

Salí de mi habitación porque escuché ruidos fuera de esta, creía que quizá alguien había entrado a la casa o que a Cindy le había pasado algo. Todo estaba oscuro debido a la hora, pensaba que había sido mi imaginación hasta que otro ruido me hizo seguir buscando. 

En silencio caminé hasta el comedor, desde ahí pude ver que se encontraba llenado una canasta con alimentos. Curiosa por saber sus planes seguí observándola en silencio. 

Cuando terminó de llenar la canasta miró hacia los lados, como queriendo asegurarse de que seguía sola, luego tomó la misma y caminó hacia afuera de la casa. Esperé un poco antes de seguirla para evitar que se diera cuenta de que estaba siendo vigilada. 

Me sorprendió cuando llegó a la casa donde se queda en padre de Ender, ¿por qué estaba aquí? ¿Y por qué traía comida para ellos? Me escondí tras unos árboles, ella llegó frente a la puerta, llamó y poco después le abrieron dejándola pasar. 

Sin entender por qué motivo estaba ahí salí de mi escondite, iba a averiguar qué se traía entre manos. Comencé a avanzar hacia la casa, pero me detuve sorprendida cuando sentí que alguien me detenía poniendo una mano sobre mi hombro. 

—¿Mindy? ¿Qué haces por aquí? 

Tomándome desprevenida me sobresalté, pero al reconocer la voz de Daichi me relajé. Di media vuelta para verlo de frente. 

—Me asustaste 

Respondí sonriendo nerviosa, él sonrió a modo de disculpa. Tomó mi rostro entre sus manos acercándose para darme un corto beso. 

—Aún no me dices qué estabas haciendo. 

Recordó al separarse, asentí nerviosa. 

—Seguía a Cindy, pero tengo una explicación. Ella salió a escondidas de la casa llevando una canasta llena de comida y justo ahora está ahí dentro con el padre de Ender y ese otro enderman. 

Expliqué sabiendo que muy probablemente desaprobaría mi actitud. Ya había hablado muchas veces sobre que no le gustaba que estuviera siempre intentando controlar la vida de mi hermana menor. 

Él suspiró, pero a diferencia de lo que pensaba, no parecía molesto. 

—Estoy aquí porque he estado sintiendo algo o a alguien diferente dentro del refugio. Quizá ese par de endermans y Cindy estén ocultando algo. 

Dijo, lo miré preocupada. 

—¿Crees que sea algo malo? ¿La estarán obligando a ayudarlos? 

Pregunté preocupada, él se encogió de hombros. Acarició mi mejilla con suavidad. 

—Vamos a averiguarlo. 

Propuso, asentí con la cabeza sonriéndole agradecida. Caminamos hasta la puerta de la casa, llamé y esperamos a que alguien abriera. 

—Buenas noches, ¿puedo ayudarlos? 

Preguntó aquel enderman blanco, no lo había conocido mucho aún, pero había sido muy amable las pocas veces que hablé con él cuando lo de aquel monstruo. Además, era alguien muy agradable en comparación con los demás endermans, en especial siendo amigo cercano del padre de Ender. 

—Buenas noches, estoy buscando a mi hermana.

Respondí, él asintió amable pero como si algo de repente pasara por su cabeza comenzó a dudar. 

—Le avisaré que la buscas. 

Respondió nervioso, Daichi lo miró sospechando de su actitud. 

—¿No podemos pasar? 

Preguntó, él sonrió nervioso, probablemente buscando una excusa.

—¿Vas a estar toda la noche parado en la puerta? 

Preguntó una voz a sus espaldas, era el padre de Ender. Abrió más la puerta para vernos. 

—¿Qué quieren? ¿No tienen una mejor hora para molestar a los demás? 

Preguntó molesto, no me dejé intimidar por él. 

—No estaríamos aquí si no tuvieran a mi hermana con ustedes. 

Dije, él rodó los ojos y miró a su amigo. 

—Te dije que esa chica sólo nos iba a traer problemas. 

Le reclamó al otro enderman para después volver a entrar a la casa, ¿acaso hablaba de mi hermana? Sooka sonrió nervioso. 

—Supongo que pueden pasar. 

Dijo encogiéndose de hombros. Entramos y él cerró la puerta, el padre de Ender ahora estaba sentado en un sofá leyendo un libro mientras que en la alfombra frente a él había dos chicas leyendo otro libro. 

Cindy estaba boca abajo sobre la alfombra recargada en sus codos pasando las páginas de aquel libro mientras que la otra chica quien también estaba boca abajo, apoyada con los codos y apoyando su cabeza en las palmas de sus manos. Cuando nos vieron ahí Cindy se levantó asustada sin apartar su mirada de mí, y la otra extraña chica se levantó a la vez que su esponjosa cola se encrispaba. 

—¿Quién y qué es ella? 

Pregunté a la vez que me acercaba a dónde estaba Cindy tomándola del brazo para alejarla de aquel ser, sólo entonces vi que sobre otro de los sofás había un lobo color naranja observando la escena. Miré a Daichi, pero este parecía demasiado concentrado con la presencia de aquella niña. 

—¿Por eso trajiste comida hasta acá? ¿Quién es ella, de dónde salió? 

Pregunté molesta exigiendo respuestas a Cindy quién intentaba de alguna manera aflojar el agarre sobre su brazo. 

—Es una amiga nueva, se llama Zoorry, la encontré cerca de la entrada, venía junto con Tzuqui. 

Dijo mirando hacia el lobo sobre el sofá. Miré a Daichi, parecía ignorar la presencia de aquel animal pero no perdía de vista ningún movimiento de la chica. 

Sus orejas y cola eran diferentes a las de Daichi y Miki, no era como ellos. 

—¿Sabes por lo menos qué es? Podría hacernos daño. 

Dije, ella negó con la cabeza. 

—Cinthya dice que no nos hará daño. Es una chica zorro, pero… 

Explicó siendo interrumpida por mi mano apretando cada vez más. 

—¿Una chica zorro? ¿Cuándo pensabas decirle a alguien en el refugio? ¿Por qué la tienen oculta aquí? 

Pregunté, sus ojos comenzaron a ponerse llorosos mientras con su mano libre intentaba hacer que aflojara mi agarre. 

—¿Cómo puedo siquiera intentar hablar contigo si vas a reaccionar de esta manera? Es más fácil razonar con Sooka y el padre de Ender que contigo. 

Gritó molesta, al escuchar aquello el padre de Ender no pudo retener la risa. 

—Parece que ya no soy el malo del cuento, no esta vez. 

Dijo burlándose, Sooka negó con la cabeza. 

—Si lo que quieren es que me vaya no deben discutir entre ustedes, mis intenciones no son malas, llegué aquí viajando, no porque quiera atacarlos. 

Respondió la chica, aunque en ningún momento quitó la mirada de encima de Daichi quien parecía que en cualquier momento saltaría hacia ella para atacarla. 

—¡Claro que te irás! 

Respondí, sin perder el tiempo ella comenzó a caminar hacia la puerta sin perder de vista a Daichi y sin acercarse demasiado a él. El lobo naranja la siguió. 

Apenas estuvo afuera salí llevando a Cindy conmigo, quería asegurarme que dejaría el refugio, los demás me siguieron. Pero apenas salimos nos encontramos con un nuevo problema, de la misma manera que se había comportado con Daichi ahora estaba a la defensiva con Carlos y su lobo, quienes parecían estar mucho más seguros de atacar que Dai minutos antes. 

Vida En Un Mundo LocoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora