Es Real

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Memory_Soldier

NARRA CHARLOTTE 

Llevaba más de un par de semanas en el Nether sin encontrar nada a lo que buscaba. Llegué directo a la fortaleza, agradecí que los chicos no me regañaran por haber escapado, la única que me dio una charla fue Magna. 

Ella se portó amable, pero no encontraba sentido al porqué de sus palabras. Me dijo que no debía preocuparme, que ella sabía que el Nether, a pesar de tantos cambios, estaría a salvo. 

También había dicho algo sobre que si seguía buscando respuestas, quizá no las encontraría o no sería lo que esperaba, que porqué no pensaba en dejar las cosas como estaban. No entendía porque no quería que siguiera con mi búsqueda, pero aún cuando le declaré que no me detendría hasta saber todo lo que quería no me detuvo, sólo recomendó que tuviera cuidado. 

Todos los días salía desde temprano y regresaba hasta la hora de la cena, no me sentía agotada, pero sí algo decepcionada de no encontrar nada. Bertha me había enseñado a dibujar mapas para guíarme y no buscar siempre en el mismo sitio, a pesar de haber hecho ya como cinco mapas de distintas zonas no encontraba nada.

Todos aquellos habitantes que encontraba en mi camino no decían conocer más ghast, de hecho se sorprendían al verme, no sabían nada de lo que inició aquellos cambios en el Nether, tampoco decían haber visto a una wither skeleton como la que había descrito. En algún punto comencé a sospechar de que Magna ocultara algo, así que también preguntaba por aquel hechicero del que ella hablaba cuando se le preguntaba de dónde había aprendido tanto, pero todos reían pensando que había perdido la cabeza al creer que tal ser podría encontrarse aquí. 

Una de aquellas noches llegué sintiéndome desanimada, Kellet estaba en la entrada, al parecer practicaba con su espada. 

—Ah, ahí estás. Pensé que algo te había sucedido. 

Dijo guardando su espada esperando a que me acercara. No respondí nada, él pareció darse cuenta de mi estado de ánimo. 

—Escucha, no quiero que empieces a llorar, no quiero hacerte sentir mal. Encontré por accidente los mapas que has hecho, me he dado cuenta que has llegado más lejos de lo que cualquiera de nosotros en esta fortaleza lo ha hecho antes. 

Comenzó, lo miré con desconfianza. 

—¿Accidente? Estaban en mi habitación. 

Lo interrumpí, ¿acaso habían estado revisando mis cosas? Él asintió sin cambiar su expresión. 

—Bien, no fue accidente, Bertha me habló de ellos y quería ver qué tan lejos habías llegado. Sólo debo advertirte que las zonas que estás explorando y las que van más allá están fuera de nuestro alcance, si te pasa algo no podríamos ir a buscarte, no a tiempo para ayudarte. 

Dijo, lo miré cruzando los brazos. 

—¿Estás diciendo que estoy sola en mi búsqueda? 

Pregunté, él no respondió ni hizo ningún ademán de respuesta, sólo me miró con seriedad. 

—Estoy diciendo que pienses muy bien lo que estás haciendo, ¿no eres una princesa o algo así? Debieron enseñarte a pensar sabiamente antes de hacer algo, en especial si esto trae repercusiones negativas. 

Respondió para después dar media vuelta e ingresar a la fortaleza sin esperar una respuesta. Me sentía molesta por sus palabras, pero estaba en lo correcto, no podían arriesgar su seguridad por mí. 

Aún sabiendo que estaba sola y que sería peligroso decidí seguir buscando. Quizá quería saber demasiadas cosas, pero de algo estaba segura, alguien había salvado mi vida de esos humanos y debía encontrarlo. 

Esa noche sólo entré a la fortaleza para cenar y obtener algo de comida para llevar, sin descansar salí de nuevo, esta vez esperando poder llegar más lejos y obtener alguna respuesta. Quizá lo había estado haciendo mal buscando de día, siempre en el mismo horario. 

Decidí comenzar a buscar yendo en dirección a donde aquella vez me atacaron los humanos, quien quiera que me haya salvado debía estar cerca de esa zona. Avanzaba lentamente y poniendo especial sonido a cada sonido, así encontré a unos curiosos animales con cierto parecido a los cerdos de la otra dimensión. 

Aunque estos parecían más peligrosos o de aspecto agresivo me atreví a acercarme a uno descubriendo que se comportaban muy tranquilos. Observando durante algunos minutos me di cuenta que lo único que hacían era buscar comida y relajarse, no serían de mucha ayuda a mi búsqueda así que dejándolos atrás seguí avanzando. 

Llegué a la zona donde había aparecido aquel portal, todo lucía tranquilo y silencioso. Como no encontré nada cerca me dirigí a aquella zona parecida a un bosque donde vi a la wither skeleton. 

Como las copas de los árboles no me permitían revisar la zona decidí caminar, esto entorpecía mi tarea, pues además de ser más lenta yo misma hacía sonidos al caminar lo que me dificultaba saber qué sonido no era producido por mí. 

Cuando me detuve a descansar un poco escuché unos sonidos. Ocultándome tras los árboles y avanzando lo más silenciosa posible volví a ver a aquella chica. 

Se encontraba cortando flores, no podía ver su expresión pero juraría que se encontraba relajada. Pensaba en cómo llamar su atención sin asustarla cuando una sombra me sorprendió. 

Levanté la mirada sólo alcanzando a ver como algo muy rápido se perdía tras una pared uniforme de piedra roja. La chica también había visto la sombra en el suelo y sin perder el tiempo huyó. 

Probablemente ella no me daría respuestas, si es que lograba alcanzarla, así que opté por ir tras aquel ser que había proyectado esa sombra. Intenté ser lo más rápida posible para no perderlo de vista, pero al pasar tras esa pared de piedra sólo podía ver lava, más montañas de piedra roja y un par de piedras luminosas. 

Perdiendo la esperanza de encontrar algo avancé rodeando las montañas sin encontrar nada. Cuando sentía que era un caso perdido alcancé a ver a una chica que me observaba desde lo alto de una de estas montañas. 

Primero pensé que era mi imaginación, que era producto de mis recuerdos combinados con mi desesperación, pero prestando más atención me di cuenta que era real

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Primero pensé que era mi imaginación, que era producto de mis recuerdos combinados con mi desesperación, pero prestando más atención me di cuenta que era real. Su cabello lucía blanco y suave, atado en una coleta alta, sus ropas blancas y limpias, pero lo que me hizo darme cuenta que mi mente no podría crear aquel ser era una cicatriz en su delicado rostro y aquella chaqueta negra nada usual en la vestimenta de los ghats. 

Sonrió leve pero amable antes de volar y perderse tras aquella montaña. 

—¡Espera! 

Pedí comenzando a volar tras ella. Al pasar de aquella montaña vi que en lo que parecía ser una cueva había una especie de campamento, la chica estaba parada frente a este, como esperándome.

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