Reconfortante

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NARRA COOPER 

—La persona que adoro y con la que siempre quiero estar eres tú.

—Estaremos juntos, no tienes que preocuparte por eso.

—¿Lo prometes?

—Claro que lo prometo. 

—Te amo.

—Lo sé, enano. También te amo.

✨ ☁️ ✨

Abrí los ojos sintiendo mi corazón latiendo tan rápido que pensé que dejaría de funcionar en cualquier momento. Mi rostro estaba empapado, incluso la almohada en la que estaba recostado, pero no era sudor ni agua, eran lágrimas. 

Lágrimas que no podía retener mientras aquella última frase resonaba lejana en mi cabeza, como si de un eco se tratara. De nuevo mi mente me jugaba estos sucios trucos haciéndome creer tan real una fantasía. 

¿Qué eran esas frases? ¿De dónde habían salido esos momentos? ¿Cómo es que mi mente podía crear una ilusión que se sentía tan real? ¿Cómo algo que parecía tan hermoso me podía doler tanto, hacer sentir tanta tristeza? 

Miré a Pancho durmiendo a mi lado, limpié mi rostro con las mangas de mi suéter y me levanté silencioso para no despertar a mi amigo. Respiré profundo en repetidas ocasiones para intentar calmarme pero me era imposible al tener aquella ilusión tan presente en mi cabeza, y más por el miedo a pensar que nada estaba bien en mi cabeza. 

¿Y si tenía una enfermedad? ¿Y si iba a morir pronto? Quizá alguna vez había golpeado mi cabeza y había ocasionado un daño irreparable. 

Con este último pensamiento me puse a inspeccionar mi cabeza palpando con ayuda de las yemas de mis dedos. Estaba tan concentrado que no me percaté que alguien había entrado a la habitación hasta que Pancho cacareó. 

—Shuu, Pancho. Vas a despertar a los demás. 

Advertí al mencionado, al voltear para verlo noté la delgada pero alta silueta al lado de la puerta. 

—¿Qué sucede contigo? ¿Te duele la cabeza?

Preguntó sonando somnoliento, antes de responder una segunda persona entró a la habitación. 

—¿Qué sucede? ¿Por qué no están dormidos? 

Preguntó el recién llegado mientras intentaba arreglar un poco su desordenado cabello. 

—¿Yo los desperté? Lo siento. 

Me disculpé apenado, Stevens parpadeó perezoso. Cuando estuvo más despierto me miró y luego negó con la cabeza. 

—Es normal que tengas pesadillas. Cuando tengo pesadillas pienso que estoy relajándome en un campo durante un día soleado mientras escucho el agua del río correr tranquilamente, cuando logro volver a dormir ya no hay más malos sueños. 

Explicó, asentí con la cabeza, sonaba a que funcionaba, sin embargo lo que yo tenía no eran pesadillas. 

—Creía que las pesadillas se habían ido cuando dejaste de dormir con Enderson. 

Comentó riendo leve, el más alto lo miró levantando una ceja. Él no me miraba, pero yo no pude evitar fijar mi mirada en él, ¿en verdad dormíamos juntos? 

—Quizá no tendría pesadillas si alguien no lo hubiera incitado a cenar demasiado. 

Lo regañó el más alto, el humano rió nervioso. 

Vida En Un Mundo LocoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora