Al llegar al cuarto de Tom, éste se dio a la tarea de buscar su vestuario en el armario para enseñárselo a Amelia.
Ella caminó por la gran habitación, observando las pinturas y libros. En medio de su paseo, vio una fotografía en blanco y negro sobre un mueble, junto al Oscar que ella le había regalado hace ya unos meses y otros premios, dio un par de pasos hacia la imagen y la tomó.
Una mujer, con el cabello hasta los hombros, de ojos claros, y rostro pecoso, sonrisa ancha, labios delgados y cejas rellenas.
—Amelia Kuznetsóva... te presento a mi madre, Violette Hoyle...
—Era una mujer hermosa, Tom... —habló en voz baja.
—Sí...
El londinense la miró, le quitó el marco y lo volvió a poner en su lugar. La tomó de la cintura y la apegó a él.
—¿Me darías un beso?
Ella se dejó llevar por él.
—¿En frente de tu madre?
—No creo que ella tenga problema con eso, te habría adorado si te hubiera conocido...
La mujer dejó un beso en su mejilla.
—En otra oportunidad...
—Veo que no estas de humor... ¿muy cansada por el viaje? —dijo mientras tomaba su mano.
—No es nada, solo un leve dolor de cabeza...
—¿Quieres una pastilla?
—No, estoy bien... —murmuró separándose de él—. Y ya no soy Kuznetsóva...
Él la miró sorprendido.
—¿Te cambiaste el apellido? —preguntó sonriendo.
—Sí, ahora es Wiśniewski...
—Me demoré semanas en aprender a decir Kuznetsóva fluidamente, y ahora tengo que aprender a decir ese enorme apellido polaco... —se quejó con gracia.
Ella rió.
—Lo dominaré, me tomará tiempo, pero lo haré...
—Sé que así será...
—Estoy muy feliz, sé lo que significa para ti, te felicito, Amelia Wisn...
—Te enseñaré como se pronuncia más tarde... —habló mirándolo con una sonrisa—. ¿Me muestras tu traje?
El inglés entusiasmado comenzó a mostrarle cada pieza de su indumentaria, mientras ella no podía dejar de pensar en aquella imagen sobre el mueble.
Sería que...
No, no podía ser.
Aunque...
No.
Unas horas después, luego de intentar reprimir al máximo cualquier pensamiento descabellado, Amelia se fue con Tom al teatro. El inglés tenía que irse antes por temas de vestuario y maquillaje, además de verificar que la escenografía estuviera en pie de la manera adecuada.
Amelia lo dejó tras bambalinas, y ella se fue afuera, a hacer la fila como todos los demás, Tom le dijo que podía esperar en su asiento, para no tener que formarse, pero ella prefirió salir y estar con toda la gente, ya que pensó que se sentiría muy sola adentro.
Había muchas personas, todas elegantemente vestidas, prestas para un evento de aquel calibre, siendo ella la excepción. Era un teatro grande y se había vendido hasta el último boleto, era comprensible que allí hubiera tal cantidad de gente.
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Panacea Universal
Fanfiction❝El que jamás ha llorado y sufrido en soledad, nunca podrá entender cuan dulce puede llegar a ser el verdadero amor❞ ➤En lugar de una larga parrafeada contándote de qué se trata esto, prefiero dejarte algunos comentarios de mis queridas lectoras: ❝L...