—Espero que te vaya bien... —susurró Ben.
Estaban detenidos en la esquina de la casa de Tom, y Amelia se había dado su tiempo hasta decidir dar el primer paso con dirección hacia la morada.
—Yo también espero lo mismo... —respondió ella.
—Debo ir a la universidad ahora... cuestiones administrativas, ya sabes... —el hombre trató de explicar.
—Sí, lo sé... —dijo ella metiendo sus manos a los bolsillos.
—Ya, Amelia... no le des más vueltas... es hora... —la animó él.
—Es hora... —musitó ella.
Se acercó a Ben, y dejó un suave beso sobre sus labios.
—Adiós... —se despidió ella.
—Adiós... —repitió él.
Benedict encendió su motocicleta, y se puso su casco, para dar la vuelta, y marcharse en dirección al Imperial, dándole una última mirada a la mujer.
Él no quería perderla, no quería que volviera con el imbécil de Tom, que había sido un maldito loco con ella, y quien jamás merecería su compañía y cariño, pero también sabía que, si el actor moría por su propia negligencia, y Amelia no hacía algo por hacerlo cambiar de opinión, estaría toda una vida recordándole, llorando por las noches, y culpándose por ello.
Él no quería verle así, y aunque le doliera, preferiría que lo dejara en lugar de verle en ese estado.
—¿Señor? —habló Omar llamando a la puerta del estudio.
—Adelante... —dijo Tom.
—Señor, la señorita Amelia ha venido a visitarlo...
Levantó la mirada con sorpresa, y se puso de pie, arreglando sus ropas descuidadas.
—Dile que voy en seguida, que me de unos minutos, por favor...
El mayordomo asintió, y caminó a la sala.
Tom fue al baño con rapidez, donde se lavó la cara, y peinó con la mayor velocidad posible, también cambió su playera de hace tres días por una limpia, y decidió dejarse el pantalón de pijama que traía, por una cuestión de tiempo. Se aplicó raudamente un poco de perfume, y salió a su encuentro en el salón.
—Hola... —saludó ella cuando lo vio.
—Hola... —la imitó él.
Guardaron silencio por unos segundos.
—Siéntate... —ofreció Tom acercándose a la mujer.
—Gracias... —dijo acomodándose en un sofá, mientras Tom se sentaba frente a ella—. ¿Cómo estás?
—Bien... me he tomado un descanso de los escenarios por ahora... —comentó él—. ¿Desayunaste? Puedo decirle a las muchachas que te preparen algo de comer...
—Ya desayuné, te lo agradezco... solo pasaba por aquí para saber cómo estabas... —respondió ella.
El inglés iba a replicar algo, pero un pequeño perro corrió hacia él, y brincó a sus brazos.
Amelia sonrió cuando lo vio.
—¿Quién es este chico? —preguntó ella.
—Es Bobby... mi perro y mejor amigo... —respondió Tom mientras lo bajaba, y él comenzaba a oler a la mujer—. Déjala, Bobby...
—No, está bien... es un buen chico... —dijo Amelia con una pequeña sonrisa.
Tom la miró relajando su gesto.
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Panacea Universal
Fanfic❝El que jamás ha llorado y sufrido en soledad, nunca podrá entender cuan dulce puede llegar a ser el verdadero amor❞ ➤En lugar de una larga parrafeada contándote de qué se trata esto, prefiero dejarte algunos comentarios de mis queridas lectoras: ❝L...